Los lobos del ministerio
Incluir el lobo entre las especies de especial protección supone ir en contra del medio rural, de la ganadería extensiva y de Cantabria y a favor de la despoblación
Sin ninguna duda, la Cantabria rural vaciada ha sufrido un atropello sin precedentes desde un despacho a cientos de kilómetros del territorio. Concretamente, desde ... el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico se ha dado la puntilla de muerte al sector ganadero de esta tierra. La semana pasada, la Comisión Estatal de Patrimonio Natural y la Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico aprobaba, tras una reñida votación, la inclusión del lobo en el listado de especies silvestres de especial protección.
Esto significa que la especie dejará de ser cinegética, por lo que no podrá ser cazada ni controlada en todo el territorio frente a lo que sucedía hasta ahora, donde al norte del Duero el lobo podía ser objeto de caza y de gestión. Es lo que recoge el Plan de Gestión del Lobo de Cantabria, que salió adelante con el consenso de todos los agentes implicados y de todos los grupos políticos, a excepción de Podemos.
Analizando el resultado de la votación que tuvo lugar la semana pasada, podemos observar perfectamente como los nueve que han votado a favor de la medida -Cataluña, Aragón, La Rioja, Extremadura, Castilla-La Mancha, Canarias, Baleares y Melilla (junto con el Ministerio)- son, casualmente, territorios en los que no tiene presencia el lobo. Por el contrario, los ocho votos que votaron desfavorablemente -Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Madrid, País Vasco, Andalucía y Murcia- vienen de comunidades autónomas que cuentan con el 98% de los lobos que hay en España. Son, asimismo, las zonas que más sufren sus daños.
El presidente de Aragón, el señor Lambán, ha desautorizado a su director general de Medio Natural por votar a favor de prohibir la caza del lobo, un claro ejemplo de estómagos agradecidos y panes prestados, mientras que a la ministra Ribera le han podido más sus intereses partidistas e ideológicos que el interés general, perdiendo la vergüenza cuando alteró con su voto una decisión que debería haber sido adoptada entre las comunidades autónomas. Esto demuestra una burda manipulación de la votación para maquillar una decisión que ya estaba tomada de antemano, y que consiste en hacer intocable al lobo.
Las cuatro comunidades autónomas que albergan el 98% de la población del lobo en este país no están de acuerdo. Ni se las ha escuchado ni tenido en cuenta, y así lo han manifestado públicamente. Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla-León han enviado una carta conjunta a la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico en la que solicitaban una reunión para abordar este asunto. Teresa Ribera no ha no ha tenido a bien recibir a los representantes de los territorios más afectados, y eso en mi tierra tiene un nombre y es apatía, desconsideración y desprecio al más alto nivel.
La ministra y el Partido Socialista, con esta decisión, se han posicionado en contra del medio rural, en contra de la ganadería extensiva, a favor de la despoblación y en contra de los intereses de Cantabria, ya que en el Parlamento regional se aprobó no modificar el estatus legal del lobo con el voto en contra del diputado socialista Javier García Oliva. También el ministro socialista Planas ha abandonado tanto a la ganadería ecológica, como a las razas autóctonas en peligro de extinción y el pastoreo tradicional, y lo ha hecho por un único esquema basado en la convivencia con grandes carnívoros. Esto es, cuanto menos, un atropello y un despropósito que vulnera los más elementales principios de la Europa verde.
De poco sirven las compensaciones económicas por daños, que no pagan ni el valor genético ni el lucro cesante de los animales que se encuentren, porque los que no se encuentran quedan a las costillas de nuestros ganaderos. No se puede proteger una especie a costa de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo y del pan de nuestros hijos.
Con esta decisión, sin ninguna duda, se ha dado la puntilla al sector de la ganadería extensiva de Cantabria y de este país, lo que conducirá al ganadero a estar incluido en el catálogo de especies en extinción. Y es que en este momento, con estas decisiones tan sumamente desafortunadas y lesivas para el sector primario de este país, la España vaciada, la España rural, se convierte en la España vacilada y ya no tiene nada que perder, y cuando no se tiene nada que perder, todos estamos perdidos.
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