Medio siglo sin Franco
Los españoles de menos de sesenta años apenas tienen recuerdos de lo que fue una dictadura
EEl próximo veinte de noviembre se cumplirán cincuenta años de la muerte de Franco. Medio siglo sin la presencia del dictador en la vida de ... los españoles es tiempo suficiente para un análisis sosegado de su gobierno y también para que su figura se pierda en la noche del tiempo y la historia. Ese medio siglo transcurrido tras su muerte significa que los españoles de menos de sesenta años apenas tienen recuerdos de lo que fue una dictadura, en su más exacta definición, y que quienes vivimos los últimos años del régimen recordemos aquellos tiempos llenos de silencios.
Un periodista heterodoxo, Miguel Ángel Aguilar, publica estos días un libro sobre los últimos días del caudillo. Ciento cincuenta páginas que reflejan, con precisión y un punto de ironía, la forma en la que la sociedad española siguió la larga agonía de quien durante casi cuarenta años condujo, con mano de hierro, el Gobierno de España. El propio título del libro, 'No había costumbre'*, es una declaración de intenciones. Se trata de una frase pronunciada por Julio Cerón en una conferencia dictada en 1984. La frase completa dice: «Cuando murió Franco, el desconcierto fue grande (pausa): no había costumbre».
Aguilar enfoca, con acierto, la cantidad de acontecimientos que se produjeron ese año de 1975 y en sus aledaños: el comienzo del final del régimen con la flebitis de Franco; la asunción de poderes por el príncipe de España, Juan Carlos; la Revolución de los claveles en Portugal, que mostraba el camino hacia la democracia; la larga agonía del jefe del Estado; la larga agonía con la letanía de partes sobre la evolución del enfermo, firmada siempre por «el equipo médico habitual»; el movimiento del rey de Marruecos para anexionarse el Sáhara, con la 'Marcha verde'; las maniobras de la familia de Franco para intentar que se variara el rumbo y que 'el sucesor a título de rey2 fuera el marido de Carmen Martínez Bordiú, Alfonso de Borbón, y finalmente el óbito del generalísimo.
De los sucesos de ese año 1975, el que más repercusión tuvo, en el ámbito internacional –al margen del óbito de Franco–, fue la condena a muerte y el fusilamiento de cinco terroristas del FRAP y de ETA. El 27 de septiembre, dos meses antes de la muerte de Franco, el dictador firmó el enterado a la sentencia, es decir, el último paso para el fusilamiento de los terroristas. Previamente se desató una campaña internacional para impedir las ejecuciones, campaña que no produjo la cesión de la dictadura.
Precisamente esas cinco ejecuciones, cuando crecía la certidumbre de que al régimen le quedaba poco tiempo, supusieron un aviso sobre las dificultades para traer la democracia a la muerte de Franco. Un grupo reducido en número, pero con importantes resortes de poder, estaba decidido a mantener el franquismo con aquella frase como consigna: «Después de Franco, las instituciones».
Cincuenta años más tarde es posible que asistamos a una ola de publicaciones sobre la dictadura y siempre es bueno conocer el pasado para no repetir errores. Al mismo tiempo se debe tener en cuenta que si la dictadura pervivió cuarenta años, la democracia ha logrado cumplir la cincuentena y que, por tanto, ha habido tiempo para dejar atrás los viejos mecanismos y hacer un balance de los logros de esta nueva etapa en libertad.
El libro de Miguel Ángel Aguilar termina con lo que se denominó, en un deseo de que la palabra muerte y Franco no apareciesen unidas, el «hecho biológico» y se queda a la puerta del proceso apasionante de salir del totalitarismo para entrar en la democracia, en libertad. Aun así, en el quicio de la puerta que dio paso del franquismo a la democracia, Aguilar resalta la importancia del rey Juan Carlos I para evitar los peligrosos obstáculos que el 'búnker' colocaba, con el objetivo de prolongar el poder de los grupos que se resistían a perder sus privilegios.
La Transición bien merece estudios que fijen en la memoria la tarea de quienes, desde una oposición casi heroica, se enfrentaron a la dictadura y los que apoyaron, desde ideologías completamente opuestas, el proceso que trajo a los españoles la libertad y que devolvió al pueblo, a los ciudadanos, el gobierno de sus propias vidas.
Lo sucedido en 1975 es una página de la historia de España que debe quedar fijada en la gran historia de España. La lección de aquellos acontecimientos debe ser la madurez de los españoles que supieron aceptar el final de un régimen totalitario para recuperar la libertad y hacerlo desde la generosidad. La amnistía universal decretada por el Gobierno de Suárez hizo borrón y cuenta nueva en la historia de España.
* 'No había costumbre. Crónica de la muerte de Franco'. Autor: Miguel Ángel Aguilar. Editorial Ladera Norte.
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