El presidente y el gobierno de los viejos
No sería censurable que Revilla opte a la reelección con 80 años si no fuera por las hemerotecas
Hace unos años, un poco antes de las últimas elecciones autonómicas, y por invitación expresa de su director, Juan Carlos de la Fuente, participé en ... un coloquio semanal que tenía lugar muy de mañana en Radio Nacional de España. Dada la relativa cercanía de la llamada a las urnas, uno de los asuntos tratados fue el análisis de los posibles cabezas de cartel de las principales formaciones políticas. Lo único que nos parecía claro era la presencia de Miguel Ángel Revilla, entonces con 75 años, al frente del PRC, al igual que había ocurrido en todas las consultas anteriores desde 1983. Por ello, fue una relativa sorpresa que el portavoz regionalista en el Parlamento, tertuliano en aquella ocasión, asegurase que el partido tenía un problema: convencer a Revilla. Cuando me llegó el turno, comenté lo obvio. «Perdone. A Revilla, en todo caso, habría que convencerle de que no se presente».
Los antiguos confiaban en el gobierno de los viejos. La tribu, reunida en torno a la hoguera, escuchaba con atención y respeto la palabra de aquellos que, por su edad y experiencia, acumulaban un mayor conocimiento y podían guiar a los jóvenes en su andadura por caminos inexplorados. Algunas sociedades estaban dirigidas de hecho por un Consejo de Ancianos, y de ahí proviene el nombre de Senado, aunque su acepción actual nada tenga que ver con el significado original de 'senatus', la voz latina. Hoy, el Senado es una cámara de segundo orden, con escaso protagonismo y bastante desconocida para el ciudadano. Existen numerosos ejemplos de dirigentes de edad avanzada, el último de los cuales, Joe Biden, fue designado presidente electo de los Estados Unidos a los 76 años. En España, Manuel Fraga dejó la presidencia de la Xunta de Galicia con 82.
Miguel Ángel Revilla ha adelantado estos días la posibilidad de optar a la reelección en 2023, con 80 años. Nada hay de censurable en la intención de aprovechar su tirón electoral, quizá por última vez, si no fuera porque la hemeroteca suele jugarle malas pasadas. Revilla ya anunció en 2015, en La Sexta Noche, su intención de retirarse, dada su edad, porque «no quiero andar como andaba Fraga». En la pasada cita electoral, el entorno de Juan Hormaechea, supongo que con el solo ánimo de enredar, difundió el rumor de un posible regreso del expresidente a primera línea, lo que provocó un pequeño revuelo en las redes sociales y la crítica de la clase política, incluida la regionalista. Hormaechea hubiera sido investido con 80 años, que son lo que tendrá Revilla dentro de dos. La dilatada estancia en el cargo suele ir acompañada de importantes logros acumulados, pero no es el caso.
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