¿Sí se puede?
Tocaba ganar, y se perdió. Ahora que estábamos acostumbrándonos a los empates
Eso cantaban en Riazor, «Sí se puede», aunque tuvieron la prudencia de esperar a los últimos instantes, cuando ya parecía claro que ese duelo de ... famélicos iba a caer del lado del que más hambre tenía. Es la ventaja de estar abajo: que ya sólo puedes subir. A ese consuelo paupérrimos tendremos que agarrarnos a partir de ahora los aficionados, más sufringuistas que nunca. Con toda la crueldad del mundo, el gol de Cejudo nos hizo soñar y mirar para otro lado, porque en circunstancias como estas poco importa si la victoria es merecida o no. Pero este equipo de la desgracia sigue abonado al tremendismo, y después de veinticuatro horas en las que la afición insistía en que había que aprovechar las derrotas de Lugo y Tenerife, no podía sino echar más leña al fuego. Tocaba ganar, y se perdió. Ahora que estábamos acostumbrándonos a los empates...
Más allá de la impotencia manifiesta de un equipo que no es capaz de aprovechar la ventaja numérica durante casi cuarenta minutos, buena parte de la derrota habrá que apuntársela al director deportivo: los goles del Dépor los marcaron sus dos flamantes fichajes de invierno. Los refuerzos de Chuti han sido un inédito Manu Hernando y un Papu que, en el ratito que tuvo, ha tirado hasta las zapatillas, pero con el punto de mira desviado. Claro que no todo va a ser llegar y besar el santo, pero no está el Racing para pedir paciencia, precisamente. Más vale que Molina acierte en lo que queda de mercado invernal, porque si no la primavera igual ni llega a los Campos de Sport.
Fundamental será ahora no caer en el desánimo, y empezar a tomar medidas. Si ya se ha comprobado que el plan A no funciona, será momento ya de intentar cambiarlo: otro sistema, otras caras... Lo que no se puede es rendirse ahora e insistir en lo que no funciona. La obsesión de cerrar el paso a la cantera no ayuda, y mucho menos haber traspasado a Nuha; seguro que alguien saca la estadística, pero desde que él no defiende los córners somos mucho más vulnerables en esa suerte.
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