Pulso entre Cantabria y Madrid
Entre conflictos de diverso calado como el impago del IVA o la crisis de Sniace, la coalición PRC/PSOE avanza trabajosamente hacia el trance decisivo de los Presupuestos del Estado
Cuarenta días después de que PRC y PSOE suscribieran un nuevo pacto de gobierno, las tensiones entre los socios no han desaparecido, ni mucho menos, ... pero las siempre difíciles relaciones domésticas influyen menos que el pulso político entre Cantabria y Madrid, entre La Moncloa y Puertochico, entre Revilla y Sánchez, a medida que se suceden las malas noticias procedentes del Gobierno central: el impago del IVA, el retraso de las ayudas por las inundaciones, la política energética que amenaza con ser el golpe de gracia para la moribunda Sniace… Y en el horizonte, la prueba de fuego de los Presupuestos del Estado que si son cicateros con Cantabria dinamitarán la estabilidad del Gobierno regional.
De la amenaza de ruptura que formuló el PSOE por el voto en contra del regionalista José María Mazón contra la investidura de Pedro Sánchez a la expectativa de que sea el presidente Revilla quien ponga fin a la convivencia con los socialistas si no hay buen trato desde La Moncloa. Entre los episodios de desencuentro, la negativa del Estado a devolver a la comunidad los 42 millones del IVA que le corresponden, saldado de momento sin fractura en el Gobierno tras los vaivenes del PSOE por quedar bien en Cantabria y en Madrid sin resultar demasiado incoherente: primero la consejera Sánchez respalda el impago en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, luego su partido la desautoriza en el Parlamento al apoyar una propuesta unánime para reclamar el dinero e inmediatamente la senadora Fernández vuelve a apoyar al Gobierno central en la Cámara Alta.
Desde luego, la secuencia no deja claro a quién deben lealtad los dirigentes socialistas cuando se produce un conflicto de intereses entre el Gobierno del que forman parte en Cantabria y el que dirige Pedro Sánchez en Madrid, que en este caso puede acabar en los tribunales. Ese funambulismo que han practicado todos los partidos nacionales cuando se han encontrado en situaciones similares. Dos posicionamientos cada vez más visibles: a Pablo Zuloaga y a su gente, seguramente escarmentados por el fiasco del ultimátum al PRC inducido desde Madrid en la investidura, se les ve ahora más sensibles con las demandas de Cantabria y del Ejecutivo regional del que son socios. Para la defensa cerrada de lo que mande Sánchez ya están la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, que acaba de hacerse con el cargo que ocupaba el presidente del partido en Cantabria, Eduardo Echevarría, y el flamante portavoz económico en el Congreso, Pedro Casares.
El cierre fulminante de Sniace ha aparecido como otro foco de conflicto, dado que el hachazo del Gobierno central a las primas de cogeneración puede ser la puntilla para una factoría ya muy precaria de por sí. Por el momento, PRC y PSOE escenifican una cierta unidad de acción, sería muy poco presentable una ruptura mientras haya alguna posibilidad de salvar la empresa. La crisis de Sniace afecta más de cerca al regionalismo. Suya es la gestión de la industria en peligro en el Ejecutivo que preside Revilla. Suyo es también el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, aunque en los inicios de esta crisis la presión de la calle no es la de otros tiempos, sin ir más lejos en 2013, cuando el regidor era Ildefonso Calderón (PP).
Cree el PRC que si hay buena voluntad en Madrid y una eficaz acción en Cantabria en la búsqueda de inversores Sniace tiene salvación. Al PSOE le gustaría ver una mayor movilización social para empujar el rescate de una empresa que ha llegado a una situación crítica, no tanto por la reforma energética del Gobierno central sino por la ineficacia de la compañía. De momento, los socios contienen la crispación en el debate sobre Sniace, pero siempre hay excepciones: el alcalde de Cartes y secretario de política municipal del PSOE, Agustín Molleda, que en las primeras horas de la crisis disparó con saña contra el consejero regionalista Francisco Martín por su gestión industrial en el Besaya.
En fin, entre un conflicto y otro, con mayor o menor calado, el Gobierno regional PRC/PSOE mantiene su trabajosa andadura con destino al trance decisivo de los Presupuestos del Estado, sin fecha todavía, con el preacuerdo suscrito de que Mazón apoyará las cuentas si las contrapartidas a Cantabria así lo justifican: los 22 millones del nuevo Valdecilla y avances sustanciales en las infraestructuras comprometidas. La duda es si habrá dinero suficiente cuando la prioridad del Gobierno es satisfacer la voracidad nacionalista.
El PRC confía en que el PSOE en Cantabria y en Madrid haya captado que el voto contra la investidura de Sánchez y la firmeza frente al subsiguiente órdago de ruptura demuestran que la reivindicación al Estado va muy en serio. A Revilla no le gusta enredar con la estabilidad del Gobierno que preside y valora tener un partido aliado en La Moncloa, pero advierte que si no hay beneficio en esa relación el riesgo de ruptura en Cantabria será muy real.
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