El gran tesoro de Cantabria
No es cuestión de mirarnos el ombligo, pero Cantabria tiene motivos para enorgullecerse. No todo van a ser quejas a la hora de compararnos con ... el prójimo.
La semana pasada, la Sociedad Menéndez Pelayo organizó en el Ateneo de Santander una mesa redonda donde nos quedamos con la boca abierta, como si descubriéramos que el tesoro más valioso lo tenemos en el bolsillo de nuestra ropa olvidada.
La mesa redonda trató del Instituto de Hidráulica Ambiental (IHCantabria), un centro de investigación con 240 trabajadores que nació para dar cabida al talento de los estudiantes de la Universidad de Cantabria y que a lo largo de sus treinta años de experiencia se ha ganado un prestigio y reputación mundial para resolver todo tipo de problemas relacionados con el agua. Ahí están esos 1.500 proyectos en 75 países.
Asesoran a la Armada para la eficacia de sus desembarcos, analizan las consecuencias de los terremotos en los almacenamientos nucleares, abren ventanas por los océanos para evitar los grandes oleajes en el transporte de moles ingentes de acero y hormigón o asesoran a las Administraciones Públicas para desarrollar normativas de protección costera que luego son de obligado cumplimiento. No es casualidad que ganaran la licitación del plan de ordenación de la costa de Qatar superando a 33 compañías de todo el mundo.
Su secreto es ofrecer soluciones globales, teniendo en cuenta aspectos de ingeniería, biológicos, sociales, económicos, normativos, medioambientales… Cuando la Unión Europea quiso celebrar los 30 años de la creación de los fondos Feder y buscó un proyecto emblemático por cada país, el IHCantabria fue el que representó a España.
El cambio climático, la subida del nivel de las aguas, las lluvias torrenciales o las inundaciones son caldo de estudio del IHCantabria. «Mientras haya problemas con el agua, el Instituto tendrá razón de ser», dijo su director, Raúl Medina. No hay duda, el IHCantabria es un tesoro de mucho futuro.
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