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De un valle a otro pasando una montaña en una ruta que propone todas las opciones al caminate
Un viaje en el tiempo
tercera etapa

Un viaje en el tiempo

La arquitectura del recorrido, retrato de otras épocas, hará que el peregrino aprenda historia a la vez que descubre nuevos rincones

Pilar González Ruiz

Lunes, 1 de mayo 2017, 12:51

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El camino son sus historias. Las personas, fijas o en tránsito, que forman parte de cada lugar. Desconocidos que comparten un momento efímero sintiéndose cercanos. Les une la ruta. El objetivo. La experiencia.

Fermín ha recuperado sus nociones de inglés. "Blue house in this street. Second floor. Open the door". Hace siete años, alguien le dejó las llaves del albergue de peregrinos, mientras se resolvía quién se haría cargo de la gestión. Desde entonces, ese alguien es él. En su bar, Jauja, en la plaza de Colindres, los visitantes deben recoger el llavero, seguir las indicaciones y buscar el edificio donde descansarán esa noche.

Para no perderse

  • A tener en cuenta

  • Las joyas de la etapa

  • Iglesia de San Vicente en Rioseco se encuentra uno de los mejores ejemplos de iglesia columnaria.

  • Puebla Vieja un símbolo de Laredo y de su pasado integrado en el presente.

  • Marismas asomarse a la Ría de Treto y a las marismas ofrece una vista interesante.

Un piso con 18 camas en el edificio donde se encuentran casi todas las asociaciones del municipio. Al fin y al cabo, la condición de peregrino también es una especie de club sin presidente ni reglas escritas. Un local con servicio de limpieza diario. Alrededor, la vida en la villa marinera sigue su curso con normalidad. El final de la tercera etapa del Camino del Norte es Laredo, pero hemos decidido andar un poco más hasta llegar a Colindres.Nos apetece.

Qué mas ver

  • -Valle de Manás paisaje verde y amplia panorámica de la zona.

  • -Buitrera de San Julián sobre la playa del mismo nombre está una de las mayores zonas de anidamiento en Europa.

  • - Iglesia de San Julián Los restos de la iglesia románica datan de la Edad Media.

El inicio de la etapa está en Guriezo. Después de dejar atrás el albergue, un café en una terraza soleada nos servirá para conocer a Mar. En su posada, Valle de Guriezo (para qué inventar teniendo el entorno a tiro de cartel), pernoctan los peregrinos que no tienen ganas de albergue y sí de atenciones."Suelen ser católicos", cuenta. Llegan incluso congregaciones. Hasta Semana Santa han sido más bien pocos, pero a partir de ahora ya van llegando más peregrinos."Por suerte para mí", añade. Hasta japoneses empiezan a verse. El universo peregrino se extiende, y los acentos son cada vez más variados.

Nos desviaremos unos metros de la ruta establecida para ascender hasta la iglesia de San Vicente de la Maza, en Rioseco. Subida a lo alto de una loma, rodeada de árboles, hará pequeño al caminante según ascienda. Es esta una de las llamadas iglesias columnarias, un estilo común en el eje cantábrico, habitual en los municipios costeros orientales desde principios del siglo XVI. La descripción artística habla de su portada con retablo, y las columnas que ascienden hasta las nervaduras de las crucerías de las bóvedas, dejando tres naves diáfanas. El peregrino encontrará una imponente mole de piedra, el yugo y las flechas tallados en una de las caras laterales y las puertas cerradas a cal y canto. Una constante en los templos que iremos encontrando por el camino; abiertas a la fe, pero no a los peregrinos.

Liendo

Otro ejemplo de este estilo lo encontraremos en Liendo, justo antes de llegar al albergue. Pero para poder contemplarla, tendremos que ascender y descender el monte, entre sendas de barro seco cubiertas de hojas. Y silencio. Uno de los privilegios gratuitos del camino. Tresagua, Lugarejos, Iseca Nueva o Sopeña son algunos de los nombres que iremos apuntando en nuestra libreta, real o mental. No sólo al extranjero le sonarán nuevos. También nosotros descubriremos lugares que no conocemos.

"Prohibida la venta ambulante con megafonía", reza un cartel a la entrada de Liendo. Normal. Rompería el silencioso encanto del pueblo. El boom urbanístico dejó su huella, con enormes casas construidas, y esqueletos de viviendas a medio terminar. La plaza, poblada de bustos (hay al menos cuatro), hace un guiño, y la biblioteca se denomina del Peregrino Avendaño. Bajo el paseo arbolado, caminaremos para llegar hasta el siguiente punto.

Comer y dormir

  • - Albergue Casa de los Maestros 18 plazas en Colindres. 5 euros por noche. Llaves en el bar Jauja. Contacto

  • - Albergue Saturnino Candina ubicado junto a la iglesia de Liendo (Bº de Hazas, 10). 17 plazas y un precio de 8 euros por noche. Contacto

De Liendo a Laredo, a donde llegaremos en un nuevo descenso. Desde lo alto, en el mirador, veremos la Puebla Vieja, una esquinita del mapa que dibuja toda la villa. Seis calles salen desde la iglesia de Santa María de Asunción. Jugaremos entre las piedras y las cuestas arriba y abajo hasta salir de la zona antigua para llegar al Laredo de hoy.

La lengua de arena de la playa nos permitirá parar, quitarnos las botas y sentir el reconfortante (y frío) poder curativo del Cantábrico. Como se hacía antaño y como se sigue haciendo ahora. Porque en este viaje, interior y exterior, cada paso del camino es la suma de muchos otros, que estuvieron y estarán.

La frase

  • "El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos" (Miguel de Cervantes)

Tenemos fuerzas para andar un poco más. Colindres nos espera. La villa es uno de esos lugares a los que el proyecto ha partido en dos. La A-8, a su paso por la ría, ha convertido el municipio en una zona de paso. Sólo el representativo puente ya merecería una parada para ver la subida y bajada de las mareas y el cambio de paisaje que operan en las marismas.

La Casa Torre de Santaolaja, la Casa de Mori, la Casa Bolívar o la Casa de los Agüero son sólo algunos ejemplos de arquitectura que podemos ir visitando si dibujamos una ruta alternativa a la que marca el camino como tal.

La canción

  • 'Duele al caminar'

  • (Jenny and The Mexicats)

También el renacentista Palacio del Condestable o lo que queda de él. Desde el desembarco de los corsarios franceses en el siglo XVII, está en ruinas. Esto nos lleva a preguntarnos si parte de esos corsarios se quedaron en la región, saqueando monumentos, a juzgar por el estado de algunos edificios históricos de gran valor.

Si avanzamos un puñado de siglos, llegaremos a la época modernista, de la que Colindres es un buen exponente. No sólo Comillas se quedó con todas las huellas de esta corriente. El Puente de Hierro, Villa Luz, Villa Amelia, el quiosco de música y el paseo del Ayuntamiento con el propio Consistorio, azul celeste al fondo, muestran los retazos que el modernismo dejó para siempre en el municipio.

En nuestro recorrido rumbo a Santo Toribio y esta sucesión de pistas que nos llevan a otras épocas, encontraremos vestigios del pasado peregrino, el más acorde a nuestro objetivo. Hasta que en el siglo XII comenzó a utilizarse el Camino Francés, creado por los clunicienses, Colindres formaba parte de la ruta costera.

Hora de descansar. Güemes es el próximo objetivo.

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