Las estelas de Buelna guardan a buen recaudo sus ancestrales secretos
Los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos han constatado que será muy difícil localizar el lugar original en el que se levantaron
Las estelas gigantes de Cantabria seguirán siendo una gran incógnita. Los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos han constatado ya que será muy difícil localizar ... algún día el lugar original en el que se levantaron y la necrópolis a la que, en principio, debieron asociarse. Así se desprende del estudio arqueológico que iniciaron a comienzos de año a instancias del Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna y que se centra en estos días en dos campos concretos, un recorrido con georradar por todo el entorno e interior de la ermita de barros y un estudio fotogramétrico de las estelas, con la intención, por una parte, de sondear un terreno que podría albergar datos sobre el origen de las estelas y, por otra, dar relieve a esas grandes piedras, conocerlas más de cerca, con detalle.
Uno de los objetivos de ese estudio era y es determinar con exactitud el lugar en el que hace prácticamente un siglo se desenterraron estelas de casi dos metros de diámetro. Los escritos hablaban de los Lombos de la Rueda, pero tras encontrar ese lugar se comprobó que era más leyenda que realidad. De hecho, la prospección con georradar se había pensado hacer en ese lugar, en San Mateo, pero visto lo visto se realizará en un terreno más propicio para posibles descubrimientos de enjundia.
La gran pregunta que permanece sin resolver es dónde están las necrópolis que sustentarían esas estelas, porque los estudios hechos en otras comunidades apuntan a que siempre se han encontrado asociadas a necrópolis, a sepulturas. El problema principal es que ha pasado mucho tiempo sin que se hayan realizado estudios en profundidad y, seguramente, ya es tarde para dar con una respuesta precisa. Según los arqueólogos las estelas se trasladaron de su lugar original, 'cristianizándose'. Unas se encontraron en el templo de la Virgen de la Rueda, en Barros y otras, las de Lombera, en la ermita de San Cipriano. En el caso de Barros, algunas estelas se trocearon y se colocaron como piedras angulares del edificio, en la base de las dos esquinas de la fachada, en el altar y en el dintel del acceso a la sacristía.
Se trabaja en una prospección con georradar y un estudio fotogramétrico de las estelas gigantes
Más sugerente puede ser el caso de las estelas de Lombera, aparecidas junto a un fenómeno natural que pudo ser aprovechado para colocar esas ruedas, una surgencia, una fuente intermitente de agua, muy apreciadas en los tiempos de cántabros y romanos (fuentes tamáricas). Así se llega de nuevo a los Lombos de la Rueda, en San Mateo, donde también hay otra fuente, la de Santa Leocadia. Quizá incluso hubo una ermita medieval, pero ya no queda nada, ni siquiera indicios de que en algún momento pudo haber una necrópolis o pudieron estar ahí las estelas.
Lejos de elucubraciones, Lino Mantecón y Javier Marcos centran sus esfuerzos en los resultados de la prospección de georradar y la fotogrametría de las estelas. Sobre la prospección, fían sus esperanzas en un golpe de suerte. La empresa Gim Geomatics, Servicios Geomáticos Especializados, ha comenzado el estudio en el entorno de la ermita de Barros y en su interior, un lugar más que propicio para nuevos hallazgos. Sobre la toma de referencias topográficas de las estelas que alberga el museo de arqueología y el parque de Barros, fotogrametría que realiza Pablo Pérez Vidiella, el objetivo es contar con un modelo muy preciso de las ruedas en tres dimensiones que permita su estudio con detalle. Además, el resultado se trasladará al Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna para su difusión.
¿Qué quedaría? Lino Mantecón adelanta que podría hacerse un estudio de las piedras y las canteras de la zona, saber si la materia prima salió de ellas e ir cercando, poco a poco, su origen.
Coinciden los arqueólogos en que «sobre las estelas se ha hablado y escrito mucho, pero el problema es que nunca se ha intentado ahondar sobre su contexto». «Creemos que es la primera vez que se intenta buscar el contexto arqueológico de estas piezas singulares de la arqueología regional», decía Javier Marcos. Lino Mantecón remataba que todo apunta a que son un monumento funerario situado entre el siglo I antes de Cristo y el primer siglo posterior, «pero no sabemos mucho más sobre ellas».
El Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna ha confiado en ellos para dar pasos significativos a la hora de saber algo más sobre las estelas y «poner en su sitio la importancia de símbolos ancestrales de nuestra cultura», apuntó el alcalde, Luis Ignacio Argumosa, al explicar la decisión del gobierno municipal de hacer un esfuerzo par «dignificar» las grandes ruedas de Buelna. Algo que coincide con su preocupación por la situación del parque de Barros.
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