Un lago como excusa para conocer Polanco
El Pozo Tremeo, declarado ANEI en 2016, es el único lago natural de la franja costera de Cantabria
Podría ser de terror, pero también de amor. El caso es que el entorno del Pozo Tremeo parece el marco idóneo para una película ... . Enclavado en el municipio de Polanco, a este lago se puede llegar en el trayecto de varias rutas predefinidas y una vez allí, la sensación es de total desconexión, de alejamiento de la vida acelerada de la sociedad actual.
Su principal valor radica en ser el único lago natural de la franja costera de Cantabria, lo que le otorga un carácter singular a nivel regional. Es un lago permanente que conforma un hábitat de interés a nivel europeo y presenta comunidades vegetales muy diversas. Destaca la naturalidad del ámbito, donde se alternan praderías y masas forestales con pequeños núcleos de tipología rural o edificaciones aisladas.
La propia zona cuenta con paneles explicativos que reflejan la importancia del lugar. Así, el Área Natural de Especial Protección (ANEI), como se le ha declarado hace cuatro años, forma parte de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria. Ésta agrupa aquellos espacios existentes en la región que albergan elementos y sistemas naturales de especial interés o valores naturales sobresalientes y se encuentran amparados por alguna figura de protección, como parque natural, monumento natural o zonas de la Red Natura 2000.
Debido al color oscuro y a la salinidad de las aguas, se creía que el pozo era un 'ojo de mar'
Ayuntamiento y Gobierno regional trabajan en crear un centro de interpretación
La declaración de ANEI ha servido en cierto modo de publicidad para la zona y cada vez se está conociendo más, y con ella, el municipio de Polanco. Entre quienes visitan estos días la zona está Jesús Gutiérrez, que recorre el lago junto a su esposa y una pareja de amigos. Viven en Santander. «Acostumbro a leer reseñas de rutas y un día hablaban de este pozo, y lo apunté», dice para explicar cómo supo de su existencia. Los cuatro coinciden en que les ha gustado la pequeña ruta realizada por los alrededores. «Es muy bonita, tiene árboles muy antiguos, es un paseo muy natural cerca de la ciudad», comentan. Pero como «todo se puede mejorar», apuntan que «hay un tramo con escalones que necesitaría algo de mantenimiento porque en ciertos apoyos puedes irte hacia adelante». Mientras comentan esta «pequeña crítica», se oye, a pocos metros, la maquinaria de la empresa encargada de las podas en plena actividad. Además, desde la Concejalía de Medio Ambiente confirman que «se están mandando cuadrillas constantemente para que los senderos de acceso al pozo así como del bosque superior puedan ser visitados».
El ANEI Pozo Tremeo fue declarado como tal a finales de 2016, definiendo un ámbito de protección de 12,34 hectáreas. Desde el Ayuntamiento han indicado que las normas de uso del ANEI salieron a información pública hace varias semanas y están a la espera del visto bueno por parte de la Consejería de Medio Ambiente, tras lo cual el Consistorio podrá aprobarlas y continuar el trámite tendente a determinar «qué se puede hacer y qué no en las diferentes áreas del pozo», con la idea de la conservación futura de las características actuales, en lo que se refiere a las especies vegetales y también a las animales.
A su vez, el Ayuntamiento y el Gobierno regional trabajan en la redacción e implementación de un proyecto que consiste en la creación de un centro de interpretación del Pozo Tremeo, que no tendrá un emplazamiento definitivo, sino que será un proyecto al aire libre que incluiría una pequeña zona recreativa y una pequeña área de aparcamiento sobre todo para facilitar el acceso de forma respetuosa y evitando problemas que ahora mismo se producen. Se pretende que esté fuera del entorno de máxima protección para que no afecten las visitas, evitando que los visitantes entren con vehículos y regulando también el tránsito de los vecinos.
Los antiguos creían, debido al color oscuro y a la salinidad de sus aguas, que el Pozo Tremeo era un 'ojo de mar', es decir, un agujero por el que emergían las aguas del mar. Desde antaño se ha percibido como un lugar peligroso, apoyando este sentimiento en varias leyendas como la desaparición en sus aguas de unos novios que cayeron mientras descansaban en la rama de un roble.
Leyendas populares aparte, lo que está claro es que el lugar goza de una belleza inigualable que además se muestra muy cambiante en función de la estación del año. Todavía estamos a tiempo de descubrirlo a fondo este verano.
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