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El recrecido del anden no llega a nivel de la puerta del tren como marca la normativa. : DM
La obra de Renfe para hacer accesible la estación de Mar «no sirve para nada»

La obra de Renfe para hacer accesible la estación de Mar «no sirve para nada»

La ferroviaria dmite que esa estación tiene dificultades técnicas, pero defiende que la inversión sí que mejora la movilidad en el andén

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Martes, 23 de enero 2018, 07:19

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Katia Barrio, una joven con discapacidad, veía por fin la luz al final del túnel cuando observó que Renfe había decidido adaptar a personas con movilidad reducida la estación de Feve en Mar (Polanco) donde reside. La alegría no duró tras comprobar que las obras «no sirven para nada», y tampoco cumplen la normativa europea de accesibilidad. Desde Renfe se admitía a este periódico la existencia de «dificultades técnicas» en esta estación «concreta» para ajustar el recrecido del andén al nivel de la apertura de la puerta, que es lo que necesita cualquier persona como ella para ser autónoma.

La discapacidad que padece Katia le obliga a vivir atada a una silla de ruedas a motor, una herramienta con la que lucha a diario por ganar la poca autonomía que la quitaron a todas las personas como ella -hace unos años- cuando un conflicto laboral de Renfe y Feve les dejó «en tierra» y sin la posibilidad de viajar de forma autónoma, ya que el personal se negó a facilitarles el acceso a los trenes colocando rampas portátiles.

Hasta entonces, Katia acudía en tren a su trabajo en la sede de Amica en Santander, sin necesidad de que la acompañasen. En su caso, su familia incluso se cambió de vivienda (primero vivían en Caranceja) para estar más cerca de una estación y poder dar mayor autonomía a Katia.

Según relata su padre, Pedro Barrio, ella antes «iba y venía sola, los revisores le ayudaban hasta que la dejaron en tierra». Desde entonces no han parado de luchar y, hace tiempo, que se anunció que se adaptarían las estaciones para salvar el problema de las rampas.

Una medida, que la propia Unión Europea exigía para ayer. Es decir, las estaciones tendrían que estar adaptadas desde el 31 de diciembre de 2017, según apuntan desde la Mesa de Movilidad del Besaya. «Lo que han hecho en Mar no sirve para nada, porque sigue necesitando una rampa», explicaba también Javier Polanco uno de los miembros activos de las dos mesas de movilidad de la región (Torrelavega y Santander). Polanco añadió al testimonio del padre de Katia que las últimas noticias que tuvieron del administrador ferroviario es que se iban a comprar «28 unidades más de cercanías con rampas automáticas», que solucionarían el problema, pero muestra sus dudas sobre el cumplimiento de esta medida. «El transporte público es un derecho y estas personas tienen más derecho que nadie», recordó Polanco.

Desde Renfe se reiteraba a ete periódico que «sí» se está cumpliendo con la normativa», en Mar, pero reconocía que el caso de esta estación, con una curva «peraltada», impedía que el recrecido del anden llegue al ras de la puerta. Como alternativa remitían a Katia a Requejada, dos kilómetros más allá. Preguntados por si las obras sirven para algo, ellos dicen que «sí», que reducen el hueco entre el andén y la puerta y eso ayudará a mejorar la movilidad en la estación, aunque no la supere del todo.

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