La capital del Besaya disfruta de la naturaleza junto al río
Torrelavega ha alcanzado su objetivo de que los ciudadanos dejen de vivir de espaldas al cauce fluvial después de décadas de contaminación y olvido
En este verano atípico azotado por la pandemia del covid-19, en el corazón de Cantabria también hay vías de escape. Torrelavega ofrece al visitante ... una evidente recuperación medioambiental en la que destaca el corredor verde que se ha habilitado en la confluencia del Saja y el Besaya, dos de los ríos más importantes de la región. Un cómodo paseo de varios kilómetros que muchos aprovechan para hacer deporte y otros, simplemente, para disfrutar de la naturaleza.
El Ayuntamiento ha alcanzado su objetivo de que los ciudadanos dejen de vivir de espaldas al cauce fluvial después de décadas de contaminación y olvido, pero queda mucho por hacer. Se echa en falta, especialmente, un plan que de continuidad a las inversiones, hasta ahora inconexas, y que dote de mantenimiento a un espacio abierto y cada vez más demandado.
Eso es lo que opina el naturalista Jesús García, que vive en el Barrio San Gil, a pocos metros del corredor verde, y que nos acompaña a dar un paseo por el tramo en el que se unen los dos ríos, en la zona de La Lechera. García invita al visitante a adentrarse en un «entorno diferente» de una ciudad con un «potente» pasado industrial. «Hay un cinturón verde -explica-, un arco que abraza buena parte del casco urbano y es el contrapunto de esa idea que se tiene de un entorno industrial. Es un espacio natural definido por los ríos y que nos permite disfrutar del entorno».
«Hay un cinturón verde que es el contrapunto a la idea que se tiene de un entorno industrial», señala Jesús García
Atrás han quedado las décadas en las que la capital del Besaya fue un espacio hostil, sobre todo para los amantes del medio ambiente: «El corredor verde es un remanso de paz y de contacto con la naturaleza, que muchas veces está pegado a las ciudades, como ocurre en este caso». Según García, Torrelavega tiene mucha suerte de contar con este recorrido por ambas márgenes del cauce fluvial, en el que destacan tanto la flora como la fauna.
El naturalista pone como ejemplo las represas, lugar de pesca y alimentación para diversas aves, como cormoranes, garzas, patos... «La calidad de las aguas ha mejorado mucho y, si bien es cierto que al lecho del río todavía le falta recuperar vida, ya se puede disfrutar de las evoluciones de esas aves y también de la presencia de la nutria, la especie reina de esa ansiada recuperación ambiental», afirma. «La nutria -añade- es un indicador excepcional de la calidad de las aguas. De hecho, se la puede ver en la zona en la que se unen el Saja y el Besaya, debajo de la autovía, aunque es un animal que se mueve mucho. Ocupa tramos de río de hasta 20 kilómetros».
El naturalista no puede evitar acercarse a la orilla para ver si detecta las huellas que dejan las nutrias en los arenales, aunque en este caso están muy desdibujadas por las de los muchos perros que disfrutan del entorno con sus dueños. «Es una señal muy buena que la nutria haya regresado -señala-. Hay que tener en cuenta que es un animal que está en la escala superior de la vida, de la alimentación. Su presencia significa que el agua está limpia y hay comida».
Entre los peces que han regresado al corazón de Cantabria está el emblemático salmón, que de vez en cuando se deja ver al saltar alguna represa. «Suele remontar más el Besaya que el Saja porque el agua es más cálida. No soporta temperaturas tan bajas como la trucha», precisa García, que también destaca la «comodidad» del corredor verde, casi llano y con fácil acceso y aparcamientos próximos y gratuitos.
Pasado el puente de Torres nos espera el parque de La Viesca, declarado en 2016 como primer Área Natural de Especial Interés (ANEI) de Cantabria. García dice que ese auténtico pulmón verde de la comarca es «envidiable» y permite a la gente hacer un alto en el camino para comer en alguno de sus merenderos o conectar con el carril bici que une Los Corrales de Buelna y Suances.
En La Viesca se puede cruzar el Besaya por dos pasarelas peatonales, lo que facilita los desplazamientos. El Ayuntamiento está construyendo otra en el otro extremo del corredor verde, a la altura de la fábrica de Aspla, lo que permitirá unir mejor el casco urbano con el complejo deportivo y la zona de El Patatal. «Este espacio es el otro marco de Torrelavega, digno de conocerse, un arco verde que completa por el sur la sierra del Dobra, un entorno natural y cultural del primer orden», concluye el naturalista.
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