Primer estudio arqueológico sobre el descubrimiento y contexto de las estelas
Lino Mantecón y Javier Marcos intentarán identificar el lugar en el que aparecieron, con la esperanza de encontrar más
Prácticamente un siglo después de que en Los Corrales de Buelna se hablara de 'los prados de la Lomba de la Rueda' dos arqueólogos, ... Lino Mantecón y Javier Marcos, van a desarrollar un estudio arqueológico que pretende, entre otras cosas, identificar ese lugar, donde, según la tradición, se encontró la Estela de Barros, símbolo impreso en el escudo de la región. Una búsqueda que no descarta hallar además otras estelas, porque, según aseguró Mantecón, «tiene que haber alguna más».
Coinciden los arqueólogos en que «sobre las estelas se ha hablado y escrito mucho, pero el problema es que nunca se ha intentado ahondar sobre su contexto», algo que también apunta Juan Miguel Villamuera, estudioso de la historia de Los Corrales y miembro destacado siempre de la Asociación Cultural Olna, poseedora actualmente de un pedazo de estela cedida por una familia corraliega. «Creemos que es la primera vez que se intenta buscar el contexto arqueológico de estas piezas singulares de la arqueología regional», apunta Javier Marcos. Lino Mantecón afirmaba que todo apunta a que son un monumento funerario situado entre el siglo I antes de Cristo y el primer siglo posterior, «pero no sabemos dónde estaban enterradas, si están relacionadas con un enterramiento, si era un símbolo conmemorativo, cuestiones en las que nunca se ha profundizado».
De momento, el objetivo principal es encontrar el lugar donde aparecieron las estelas de Barros y ratificar el sitio en el que se hallaron las de Lombera. En esta fase los arqueólogos palparán también la memoria de los mayores, recogiendo declaraciones, recuerdos que puedan llevar a centrar las investigaciones en lugares concretos del municipio. Si todo va bien, «después vendrá una documentación topográfica y fotogramétrica, y por último, una prospección con geo-radar», decía Marcos.
Mantecón detallaba el trabajo en tres fases. La primera partirá de documentar las propias estelas, un estudio de fotometría para tener un modelo en 3D que servirá para contar con un mapa preciso de las estelas. Después vendrá el estudio de contexto, comparar la situación de las estelas cántabras con otros asentamientos arqueológicos paralelos como los de Lara de los Infantes, en Burgos (estelas más pequeñas pero similares», Vizcaya o Asturias.
La tercera fase será analizar aquellos posibles lugares donde pudieron aparecer las estelas y ahondar por si pudiera haber más. La pieza en posesión de la Asociación Olna ya indica que al menos hay otra estela. Pero también la rueda fragmentada que se expone en el Parque de las Estelas de Barros deja claro que hay, al menos, otra, porque las piezas unidas en esa rueda pertenecen al menos a dos distintas.
Villamuera también está convencido de la existencia de más estelas en Los Corrales, otra en Lombera y otra en Barros al menos. Recuerda haber leído, con motivo de la restauración de la calzada romana del monte Fresneda, que a su paso por San Mateo «se nombraba el prado de la Lomba o de los Lombos, lo que me hace pensar que posiblemente las estelas de Barros proceden de ese lugar que no se sabe dónde está con claridad». También apunta que «se habla siempre de la primera estela de Barros pero no de la segunda, que aparece troceada en un dintel de la ermita de la Rueda», con lo que se pregunta «¿dónde apareció antes de trocearla y llevarla al templo?». En cuanto a la pieza en manos de Olna señala que «donde apareció tuvo o tiene que haber más, estoy convencido de que en alguna pared de Lombera hay algún pedazo más».
En general, dice Lino Mantecón, «hay muy pocos datos, con lo que una de las primeras cosas que vamos a hacer es saber si los libros de la ermita de Barros abren alguna puerta». Otro apoyo será el de uno de los mayores expertos actuales sobre las estelas, ya que contarán con la colaboración de Eduardo Peralta en ese proyecto.
Lo cierto es que para acometer esa iniciativa «el proceso ha sido largo», partiendo del «esfuerzo» del Ayuntamiento, que financia el estudio, y la implicación de la Dirección General de Patrimonio e incluso la consecución del permiso «rápido y entusiasta» del propietario del parque de las Estelas, el obispado de Santander, explicó Marcos.
Desde hace tiempo han sido muchas las elucubraciones sobre las estelas, lugares, cronología y significado. Muchas sospechas y conjeturas que esperan ser resueltas en ese estudio arqueológico.
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