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Bezana enarbola la lucha contra el cáncer
Unas 2.200 personas han participado este sábado en la marcha solidaria de 3,5 kilómetros que tiñó las calles del municipio de rosa con el objetivo de recaudar fondos
Camisetas y dorsales, pelucas y gafas, música a todo volumen. Una fiesta que parecía un poco de verano –hizo sol y calor–. Así ha celebrado ... este sábado Santa Cruz de Bezana su consolidada marcha solidaria contra el cáncer de mama, una causa que el municipio ha hecho suya tras 18 ediciones. Se calcula que han participado unas 2.200 personas. Algunas se atrevieron a hacerlo corriendo, pero la mayoría recorrió los tres kilómetros y medio de la lucha contra el cáncer de mama caminando sobre un suelo teñido de rosa. De rosa claro, el color del cáncer, que también tiene muchos nombres. Como el de Loli Cabello, de Maoño, que fue con sus hermanas y su marido, «porque soy enferma de cáncer de mama». Ella quería que lo de ayer sirviera para iluminar esta realidad «y sacar algún dinero para la investigación y que nos podamos curar». Había niños, perros, bebés, jubilados, jóvenes, padres, mujeres y hombres.
Estaba Celia García, con su marido, su hija Valeria, de ocho años, y la perra, de trece. Iba en carrito la perra. Estaba también José Ramón Pardo, de Soto de la Marina, cortándose el pelo «para contribuir». ¿Y el corte? «Lo que diga Reyes, la peluquera». «Me fío, me fío», decía el hombre. Y ella, Reyes, no hizo otra cosa ayer que cortar el pelo a los asistentes. El corte solidario, porque lo recaudado iba para la investigación. Ella hizo quince cortes a quince personas. En tres horas. «Vengo siempre», explicaba sin parar con la maquinilla. «Tengo casos en casa». De cáncer, se refería. Un tema un poco tabú, difícil de contar, que ayer sin embargo ocupó todos los espacios de Bezana y alrededores.
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A las cinco y treinta y dos horas de la tarde ha empezado la cuenta atrás, con una canción de Rozalén y la alcaldesa, Carmen Pérez, en la primera fila, que era una fila rosísima. Los participantes 'electrificados' de emoción. Explotó una lluvia de 'papelitos rosas' y empezó la marcha, que no por repetitiva resulta menos emocionante. «Tres, dos, uno y adelante». Es que cualquiera no se emocionaba.
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