«Me aterra que mi hijo sufra acoso en las redes, pero también que el abusón sea él»
Decenas de familias de Camargo asistieron a la charla de la Guardia Civil sobre los riesgos de internet en los menores celebrada en La Vidriera
J. GANGOITI
CAMARGO.
Lunes, 9 de diciembre 2019, 07:57
«Ya empiezo a hacerme a la idea de que el año que viene o el siguiente mi hijo ya tendrá su propio móvil. Es ... importante conocer todos los riesgos a los que se enfrentará porque las redes sociales pueden ser muy útiles, sí, pero también peligrosas». Como cualquier preadolescente nacido en pleno siglo XXI, el hijo de María Gutiérrez, de diez años, se zambullirá más pronto que tarde en ese océano llamado internet. También va metiendo los pies Eva (13 años), igualmente consciente de las amenazas que pueden ocultarse en cada rincón de la red: «Nunca sabes del todo con quién puedes estar hablando». Su madre, Lorena Marín, es quien le ha puesto sobre aviso en los últimos años, aunque asegura que «a todos nos conviene saber un poco más».
Como ella, comparten esa misma inquietud decenas de familias de Camargo que asistieron el martes a la charla 'Riesgos de la vida digital', impartida en La Vidriera, Maliaño, por el teniente de la Guardia Civil de Cantabria José Martín. ¿Cómo usan internet? ¿Qué encuentran ahí? Lo cierto es que, además de ser una fuente inagotable de información útil para sus tareas, internet es también un decorado ideal para acosadores, pedófilos, pederastas y delincuentes en general. La presión por ser popular, ganarse la aprobación del público al otro lado de la pantalla o, simplemente, el deseo de hacer amigos puede discurrir por aguas pantanosas, cuando no turbias o directamente residuales.
OCHO SÍNTOMAS RECONOCIBLES DE ACOSO ESCOLAR EN LAS VÍCTIMAS
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1 Muestra cada vez menos interés por jugar a la consola o utilizar el móvil.
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2 Está más triste y prefiere quedarse en casa en lugar de salir a la calle a jugar.
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3 Empieza a sacar malas notas en el colegio/instituto o deja las tareas sin hacer.
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4 Al llegar o al salir del cole acostumbra a ir en compañía de algún profesor.
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5 Le cuesta dormir y comer, tiene pesadillas y da síntomas de cansancio.
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6 ¿Qué hace durante el recreo? Se queda solo, se refugia en la biblioteca.
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7 Se encuentra mal los domingos, al final de los puentes y de las vacaciones.
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8 Llega a casa con moratones, pierde o rompe material escolar ¿Qué excusas da?
Una conversación aparentemente inofensiva con un perfil falso, un 'click' para entrar en la web de un grupo de odio o la complicidad ante el acoso de un compañero en un grupo de Whatsapp son antesalas peligrosas y por desgracia cada vez más comunes donde el riesgo, además, es doble. Lo decía otra de las asistentes, María José Palacio: «Claro que me aterra que mi hijo sufra acoso en las redes, pero también que el abusón sea él».
Del insulto a la agresión
Por desgracia, la red es también una plataforma perfecta para lanzar mensajes de acoso, xenófobos u homófobos desde el anonimato. El primer curso de instituto, con la creación de nuevos grupos o la llegada de otros alumnos al centro, es un periodo prolífico en estas situaciones. La víctima suele ser una persona tímida, poco participativa o que, por lo que fuera, no termina de encajar en la nueva comunidad. El acoso se manifiesta entonces en forma de rumores y mofas. Los insultos pasan a ser amenazas y, en último caso, agresiones. Resultado: la exclusión definitiva. Aquí hay una lección fundamental que los padres y estudiantes de la charla subrayaron en rojo: la mejor arma del abusón es la complicidad del grupo. El acoso es un delito contra la integridad moral y nadie debe guardar silencio ante él.
¿Y qué debo hacer si mi hijo lo sufre? Dos vías: acudir al centro o directamente a la Guardia Civil. En este sentido, Martín recomendó empezar 'de abajo a arriba'. «Lo primero al instituto. ¿No responde? Acciones superiores», priorizó.
Lo malo es que, con internet, muchos abusones sin influencia en el mundo tradicional aprovechan para hacerse «fuertes» a través del teléfono y, sobre todo, desde un perfil falso. Este es un modelo de conducta habitual para verter odio sobre la víctima, sin mencionar las situaciones en que el abuso se dirige a la propia pareja. La ciberviolencia de genero -obligar a facilitar claves del teléfono, localización constante, etc.- es una forma de acoso al alza contra las mujeres.
Detrás de un perfil falso
Evitar estas situaciones pasa en primer lugar por entender la exposición a la que los usuarios se someten. El teniente Martín comparaba la alteración que ha sufrido la idea de la privacidad en los últimos años: «Hoy, una cuenta puede estar en privado, sí, pero sigue teniendo 600 seguidores», lo que nos lleva a las prisas por alargar las listas de 'amigos' y los 'me gusta'. Porque, si medir la felicidad a golpe de 'like' ya supone un problema grave, ni decir tiene el riesgo que corren los pequeños de topar con un indeseable camuflado tras una foto falsa. Eso es el 'grooming', la forma en que un pedófilo trata de ganarse la confianza de un niño. Mejor no ponérselo fácil. Publicar constantemente fotos y ubicación es la mejor forma de allanar el paso a los que quieren dar el salto a un encuentro personal. «Nos etiquetamos, nos etiquetan, nos geolocalizamos y hasta decimos cuándo nos vamos de vacaciones», lamentaba el agente.
Para evitar todo lo anterior, lo mejor es divulgar un consumo saludable: cuando tienen de tres a cinco años deberían tener un primer contacto con las tecnologías, pero con una supervisión total; de seis a nueve pueden acceder a internet, pero con vigilancia y, ya a a partir de los diez años, esa atención puede ir bajando poco a poco para que vayan tomando decisiones propias. No hay que renunciar incluso a firmar un contrato con el menor «para acordar un horario ajustado».
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