El Carnaval da sus últimos coletazos

En Santoña, no se despegaron del pañuelo para secarse las lágrimas por la muerte del pobre besugo. La villa cambió los disfraces y la alegría por el riguroso luto y la pena para asistir al Juicio en el Fondo de Mar, Fiesta de Interés Turístico, que identifica y da renombre por su originalidad al Carnaval Marinero. El reo fue apresado por la mañana en el embarcadero y tras pasearle por las calles le permitieron en la plaza del Peralvillo escuchar las coplas en su honor, que ganó la murga Los Galipoteros.

Al caer la noche, vecinos y visitantes se congregaron en la plaza de San Antonio para ser testigos de un emocionante juicio en el que se dirimió el rapto de una traviesa sirena por parte del besugo desatando la furia de un contrariado Neptuno, dios de los Mares. Al estrado, convertido en un fondo marino, subieron toda clase de peces para dar su particular versión de los hechos. Bajo las 'escamas', un año mas, estuvieron los integrantes de la peña Los Rayitos que pusieron alma y voz a esta singular escenificación. El bocarte, el chicharro, la palometa o la julia explicaron lo que sabían de esta peculiar pareja siendo incapaces todos de arrojar luz sobre este lío amoroso. Ante tantas contradicciones, Neptuno se apiadó del besugo, declarándole inocente. Fue entonces cuando aprovechó para volver a los brazos de su amor, pero la sirena, sin compasión alguna, le rechazó y murió de pena. Una comitiva de enlutados y plañideras sin consuelo lo arropó en su último paseo hasta el Pasaje donde fue lanzado al mar y reducido a cenizas.

Mientras en Santoña se lloraba al besugo, el carnaval castreño cerró su telón con el tradicional Entierro de la Sardina. El entorno portuario y las calles del casco antiguo fueron testigos de esta celebración encabezada por un Obispo y varios sacerdotes, seguidos de dos sardinas enjauladas y custodiadas por agentes de la benemérita. El juicio celebrado en la carpa del Ayuntamiento declaró culpables a las dos sardinas. Al luto de los presentes se sumó un brillante espectáculo de pirotecnia.

Los vecinos de Laredo también cumplieron con la tradición de celebrar el Entierro de la Sardina para poner el punto final a su carnaval. La Plaza de la Constitución fue el punto de encuentro para los viudos y viudas que asistieron, junto a cientos de vecinos y visitantes a la representación 'Cuaresmatis Carnavalorum', que corrió a cargo de la compañía laredana 'Aldaba Teatro'. Tras esto dio comienzo el 'Entierro de la Sardina', que, acompañada de varias charangas fue conducida por las principales calles del casco viejo de la villa para, a continuación, dirigirse hasta la playa Salvé. Allí un grupo de vecinos enmascarados recitó la 'Letanía a la difunta sardina', ante la atenta mirada del público asistente, mientras se procedió a su quema.

Y mientras la mayoría de los municipios de la comarca iban cerrando su programación de carnaval, Ramales de la Victoria celebraba el suyo por todo lo alto. En la tarde la 'Perla Negra' atracó en la Plaza de los Duques de la Victoria y sus tripulantes invadieron el escenario, aunque la mascarada continuó sin impedimento. Alrededor de cinco metros de largo y unos tres de alto medía el gigantesco barco que dejó boquiabiertos a todos los asistentes en el desfile de disfraces. Los ramaliegos desfilaron por la Plaza de los Duques de la Victoria con diseños de lo más variopinto y creativo. Un total de 31 grupos participaron en la fiesta bajo una temperatura casi primaveral. Una mascarada, la de Ramales de la Victoria que no deja de sorprender y subir el nivel año a año.

También en el municipio de Cabezón de la Sal se vivía un multitudinario desfile. Al caer la noche, las calles temblaron bajo los pies de los cientos de participantes que ocuparon tres, cuatro, cinco barrios (los asistentes se contaron de nuevo por miles). Había indios, las piezas del lego, mexicanas con faldas enormes. De fondo sonaba 'volaré, oh oh, cantaré'. Guitarras, tambores, silbatos, luces y canciones. Los participantes se dejaron las suelas y la garganta en cada paso de baile. Iluminaron Cabezón. Había un circo, con carpa incluida, y luego sonaba 'Ay mi morena de mi corazón'. Y así toda la noche. Tras el desfile, se entregaron los premios y Cabezón siguió la fiesta hasta altas horas de la madrugada.

Información realizada por: Ana cobo, Abel Verano, Irene Bajo, Samira Hidalgo y Lucía Alcolea.