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Una de las clases de flamenco. Samira Hidalgo

Vuelve el taconeo a la Casa de Andalucía de Castro Urdiales

Castro Urdiales ·

La asociación cultural retoma sus clases con menos inscritos, pero con más ganas de nunca

Samira Hidalgo

Castro Urdiales

Jueves, 8 de octubre 2020, 19:21

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Después de varios meses sin actividad a causa de la crisis sanitaria del covid-19, la asociación cultural Casa de Andalucía de Castro Urdiales vuelve a bailar. El taconeo, los lunares y las mantillas regresaron a su sede el 1 de octubre en la plaza de toros castreña para difundir la cultura andaluza en una época incierta, pero cargada de ilusión por los integrantes de este colectivo que ya echaban de menos a sus compañeros de baile y coro. Este año, la Casa de Andalucía cuenta con menos inscritos que el año anterior, ya que algunos de sus miembros han decidido no acudir por temor al virus, pero, aun así, la sede abre a diario para continuar sus clases con unas estrictas medidas higiénico-sanitarias.

Durante el tiempo de parón, el grupo ha estado en contacto a través de las redes sociales, enviándose videos bailando y cantando. En esta vuelta a la rutina «hay menos gente, sobre todo en coro», afirma Ascensión Lodoiro, presidenta de la asociación, quien vive cada día en primera persona los protocolos de contención frente al virus, pues es enfermera. Recuerda la presidenta que todavía se puede apuntar «todo el que quiera» a la Casa, llegando a ampliar los turnos si fuera necesario porque se pase algún grupo de la decena de personas. «No habría ningún problema, estaríamos encantados. Recibimos a todo aquel que quiera venir», apunta, añadiendo que se tuvieron que anular las clases de flamenco medio y de sevillanas iniciación, porque no había suficientes alumnos. «En el coro también se ha notado el descenso de gente», cuenta. En la otra cara de la moneda, el baile español, donde están los mismos miembros e incluso se ha incorporado «alguno más».

«Algunos han decidido no venir, porque son grupo de riesgo. Otros temen el virus, pero nosotros seguimos funcionando en casi todos los grupos», dice, eso sí, con un máximo de diez personas por clase con cada profesor. Otra de las cosas que han cambiado este año es el suelo, que ahora presenta cuadrículas pintadas para que las bailaoras puedan guardar la distancia de seguridad y, además, a la entrada y salida de las clases es obligatoria la desinfección de manos. «También hemos puesto mascarillas para los socios para que cada vez que entren a clase se pongan una nueva de forma obligatoria», cuenta Lodoiro, pues así se garantiza que todos los alumnos llevan las mascarillas en condiciones óptimas.

El tiempo se detiene entre clase y clase. Ya no se mezclan unos grupos con otros. No hay charlas a la salida, ni aperitivos de cumpleaños. «Cada vez que sale una clase hay que dejar un margen de tiempo para la desinfección de la sala con productos específicos. Abrimos las ventanas y ventilamos bien y hasta que no esté todo limpio, los siguientes no pasan. Es un trabajo añadido», reconoce. «A pesar de las labores de desinfección había gente a la que le daba un poco de miedo empezar. Otros estaban deseosos de que comenzase el curso, porque ya se estaba haciendo largo. Hemos empezado y estamos muy contentos, aunque el futuro es incierto todavía», señala la presidenta sobre el complejo inicio de las actividades.

Actuaciones y proyectos

En estos momentos no hay ninguna actuación prevista desde la Casa de Andalucía castreña. «Está todo parado, los aforos son limitados, no nos atrevemos de momento a hacer nada. Hay que ir viendo cómo avanza la pandemia», insiste Lodoiro, afirmando que les gustaría poder celebrar las Jornadas Culturales que programan cada año a finales de noviembre con algunas actuaciones. Para ello, la sede puede hacer uso del coso de la plaza de toros ubicada en Urdiales, un espacio amplio que permite organizar eventos al aire libre a pesar de que las gradas no se pueden utilizar por el mal estado que presentan. Aún así, la asociación prefiere esperar y ver si los contagios se estabilizan o bajan en Castro.

«La gente tenía ganas de volver a ensayar, de volver a ver a sus profesores y compañeros. Nos pedían comenzar y lo hemos hecho con contención y precaución, no es para menos, pero no se puede vivir con el miedo perpetuo. La vida está llena de peligros, hay que cumplir las medidas de precaución e incluso extremarlas, porque hay que continuar con la vida», reflexiona Lodoiro …y que el taconeo no pare.

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