Regina Carral: «Las amas de cría fueron unas auténticas valientes»

-Vitalia, el libro que ha traído al club de Lectura, aborda las anécdotas que vivió su bisabuela, y, por tanto, el reflejo de lo que vivieron cientos de mujeres por aquella época.

-Sí. El libro viene porque en mi familia, todas las mujeres, bisabuelas y tatarabuelas habían sido amas de cría de jóvenes. Hoy es un oficio desaparecido pero en aquella época se sabía de qué iba el tema. Siempre pensé que estaría bien escribir algo para poner en valor el trabajo que hicieron y para qué lo hicieron. Escogí a Vitalia porque, dentro de las amas de cría que había en mi familia, ella era especial. Fue madre soltera. En el libro hilo cuestiones relevantes de aquella época, como la primera huelga de mujeres de España o la familia Mercader, en concreto Caridad, que fue una mujer muy mediática del siglo pasado.

-Las amas de cría siguen siendo hoy en día grandes desconocidas para muchos, y eso que es una parte de nuestra historia reciente...

-Ciertamente. Ellas revolucionaron la economía de la zona del Pisueña, que pasó a convertirse a la economía de mercado. Gracias a ellas hubo una auténtica revolución. Eso sí, no hay que perder de vista la parte negativa, que era el gran sacrificio que hacían, dejando a su familia atrás durante algún tiempo. Era el precio que tenían que pagar por dar empuje a su familia y a su zona.

-Escogió a Vitalia por ser madre soltera... Aquello también supondría en esos tiempos toda una revolución...

-La verdad que las mujeres en general no lo tenían nada fácil y ella, menos. En el libro cito también a la madre de Vitalia, una ama de cría típica, y el proceso con el que se contactaba con las amas de cría, los tipos de licencia que tenían que tener, los certificados médicos y de moralidad... Una serie de cuestiones, como no tener manchas por el cuerpo, que suponían un examen muy exhaustivo para todas ellas. Las amas de cría cántabras tuvieron muchísimo reclamo porque en aquella época se suponía que las mujeres del norte tenían pureza de sangre, ya que no habían estado mezcladas con los árabes. Y entre ellas, las pasiegas eran las más cotizadas, que cobraban diez duros al mes, frente a los seis o siete que cobraban las de otra provincia. Las amas de cría normalmente se anunciaban en los periódicos, pero ese no era el caso de las pasiegas del Pisueña, que ya salían de aquí con una casa de acogida.

-Y todo esto es fruto de una investigación por su parte...

-Sí. Todo lo que sale reflejado es o porque he leído mucho sobre el tema o porque era lo oí en mi casa. Es curioso que sobre este asunto haya una literatura muy negativa, sobre todo por parte de intelectuales de la época, que no supieron separar y entender y lo vieron como un acto de egoísmo por parte de las mujeres.

-¿Quiénes?

-La misma Emilia Pardo Bazán o Benito Pérez Galdós. No estoy de acuerdo con las descripciones.

-Para usted ¿qué fueron?

-Unas valientes porque vieron la oportunidad de salir de la pobreza, pagando un precio muy alto.

-¿Cómo lo vería hoy en día si la moda hubiera continuado?

-Si un bebé necesita mamar porque es mucho mejor y una madre no puede hacerlo por cuestiones fisiológicas y otra puede, lo vería fenomenal. Lo que no entendería es que hoy en día, por dinero, tuviéramos que desplazarnos como lo hacían antes. Vamos, que se hiciera por necesidad. La polémica actual está en el tema de los vientres de alquiler. En su momento, fue la ama de cría. Tenía su sentido, hoy no lo tendría tanto.

-¿Le consta que quede alguna ama de cría viva todavía en Cantabria?

-Aquí, no.