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Fábricas de petróleo en Astillero. Primeros años siglo XX. Tarjeta postal. Colección Jesús María rivas
La aventura financiera de los Rothschild en Astillero
El Astillero y su historia

La aventura financiera de los Rothschild en Astillero

Hace 140 años fueron socios al 50% de Deutsch y Compañía, la empresa que construyó la refinería de petróleos 'La Cantábrica'

jesús maría rivas

El Astillero

Domingo, 24 de enero 2021, 13:02

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La vinculación del apellido de la familia Rothschild con la riqueza y el poder financiero ha sido indudable desde finales del siglo XVIII y, todavía en la segunda mitad del siglo XX, los dichos populares españoles los ponían como referencia de una exagerada posesión de dinero: «estos tienen más dinero que los Rochil». Esto se solían decir cuando alguien parecía sobresalir por los haberes de su cuenta corriente. Pues bien, esta poderosa familia de banqueros, junto con los hijos (Henri y Émile) del rey europeo del petróleo Deutsch de La Meurthe, invirtieron en la construcción de una refinería de petróleo en Astillero, inaugurada en 1881, e iniciaron con esta inversión la revolución industrial en nuestro municipio.

El resultado del entendimiento entre los banqueros y los petroleros fue la creación de la empresa Deutsch et Cie. en 1879, año en el que inician la construcción de una refinería de petróleos en Astillero que denominaron La Cantábrica. Deutsch ya había iniciado con anterioridad su expansión en España y contaba otras tres factorías: En Badalona, que recibía el nombre de La Catalana; en Alicante, denominada La Británica y otra más en Sevilla, que llamaron La Lucilina. La primera en construirse fue La Británica, en el año 1875, en el mismo lugar de una anterior fundición denominada con ese mismo nombre.

Ambas familias de financieros, Rothschild y Deutsch, hicieron coincidir sus intereses para promover una industria embrionaria en aquellos momentos, dedicada al almacenamiento, distribución y el refinado de petróleo; así que, no nos debería de extrañar la participación conjunta de ambas familias, a través de Deutsch y Cía, en los orígenes de la explotación de los derivados del petróleos en España y que terminaran construyendo una planta de refinado en Astillero. Podríamos decir que los primeros eran sobre todo banqueros y los segundos lideraban el negocio del petróleo, en Francia, con explotaciones en los campos petrolíferos del Caucaso, a cuyo producto había que darle salida en el nuevo mercado del alumbrado y los vehículos a motor.

De la artesanía naval al refinado del petróleo

Desde 1770, año en que se terminó la fabricación de navíos para Real Armada, hasta este momento de instalación de una factoría de derivados del petróleo, Astillero, se venía impulsando entre la esporádica fabricación de naves para particulares y la escasa economía de servicios que proporcionaba el veraneo de la burguesía santanderina o la nobleza madrileña; así que, esta nueva factoría dedicada al tratamiento y comercialización de los productos del petróleo, entonces se iniciaba como una industria puntera, llevó a nuestro municipio a inscribirse como uno de los primeros en iniciar la revolución industrial, directamente a la industria de los combustibles fósiles sin haber pasado por el uso del vapor en las máquinas. De la manufactura artesanal de naves a los destilados del petróleo que comenzaban a mover el mundo.

Si dejamos a un lado la histórica fabricación de bajeles en los viejos astilleros reales de Guarnizo, esta refinería de petróleos fue la primera empresa que se instaló en el municipio de Astillero. Diez años más tarde, justo al lado de Deutsch et Cie. se instaló Desmarais Hermanos, una nueva refinería de petróleos, también de origen francés, que venía a competir con la anterior en el mismo sector del mercado de productos petrolíferos. Esta última, construyó una chimenea de 25 metros para dar salida a los humos procedentes de sus calderas de destilación. Ambas se unieron en 1927, cuando la dictadura del general Primo de Rivera crea la Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo S.A. (CAMPSA), en España. La instalación de Astillero, que en aquellos momentos ya se dedicaba únicamente al embasado de petróleo y gasolina refinada, mantuvo la denominación de: La Cantábrica.

Un pueblo cosmopolita

Con la instalación de estas industrias se sentaron las bases de un cambio histórico en el municipio de Astillero que, en aquellos momentos, ya estaba compuesto por dos pueblos: Astillero y Guarnizo. Durante los siguientes 40 años se produjo la transición entre una zona tranquila de veraneo y un polo de desarrollo industrial de primer orden de la Bahía de Santander y de Cantabria. El cambio traería de nuevo, como sucedió con los astilleros reales, la incorporación de centenares de trabajadores del resto de Cantabria y regiones limítrofes a las industrias del petróleo, primero; la minería, poco después; la naval, para reparar los buques que venían al cargue de mineral y la metalúrgica, como consecuencia de la consolidación de las anteriores.

Cuando se inicia la construcción de la primera refinería de petróleos, el Ayuntamiento de Astillero tenía, redondeando, unos 1000 habitantes; unos 10 años después, en 1900, alcanzamos ya los 3.500 habitantes y, en 1910, con las minas de Cabarga a pleno rendimiento, nos acercamos a los 6.000 habitantes. La llegada de técnicos extranjeros y los trabajadores que fueron llegando de todos los puntos de España hicieron de Astillero un pueblo cosmopolita, animado y diverso.

En la próxima entrega de nuestros artículos dominicales escribiremos sobre las marcas de venta de ambas refinerías: “El León” y “El Gallo”.

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