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El Astillero
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Martes, 19 de diciembre 2017, 13:09
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Un matrimonio de 56 años, su hijo de 26 y un amigo suyo de 31 están implicados en un rocambolesco caso de simulación de delito, al inventarse un accidente con lesiones en los cuatro participantes que no existieron, pero por las que llegaron a recibir hasta treinta sesiones de fisioterapia. A pesar de sus esfuerzos, la Guardia Civil destapó el presunto engaño y ahora están investigados por delitos de simulación, estafa y contra la seguridad vial.
Porque el accidente, existir, existió. Pero no como lo habían contado. Fue en febrero de 2017 cuando el padre (P.V.G.) acudió al cuartel de El Astillero para denunciar que había sido víctima de un accidente de tráfico. Según él, su mujer (M.I.F.) conducía el coche en el que viajaban con su hijo (A.G.F.) y el amigo (O.R.C.) por la carretera CA-142, en el término municipal de Astillero. En un momento dado -contó- un vehículo «nos colisinó» y provocó que, a su vez, chocaran contra otro coche que estaba aparcado. Según su versión, el impacto fue tan violento que él, su mujer, su hijo y el amigo acabaron heridos y su coche, «con importantes daños materiales». Más aún, P.V.G. dijo a los guardias que ese supuesto autor del accidente «se dio a la fuga» pero que pudieron averiguar quién era «gracias a las redes sociales». Había, por tanto, unas víctimas y un culpable identificado, una historia que bien podría haber ocurrido en el mundo real.
Tras la presentación de la denuncia, los agentes dieron traslado del hecho al Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico G.I.A.T. de la Guardia Civil. Tomaron declaración a los implicados, se examinaron minuciosamente los coches accidentados, se localizaron testigos y se obtuvieron otros datos «de fuentes exclusivas de la investigación», cuenta la Guardia Civil. Con todo ello se reconstruyó el accidente, «un gran trabajo del G.I.A.T.», destaca el instituto armado.
Gracias al trabajo desarrollado por los investigadores se pudo determinar que el titular del coche (el denunciante) y su mujer «no viajaban en él» en el momento de producirse el accidente. Fue tomando forma la supuesta trama que habían montado, en la que, para dar veracidad a su historia, llegaron a desplazarse dos días después del accidente al servicio de urgencias de un hospital. Aquí solicitaron un reconocimiento médico y, después, fueron a un fisioterapeuta y recibieron treinta sesiones de rehabilitación.
Además, los agentes determinaron que el vehículo que presuntamente había chocado contra el suyo «no tenía relación con el siniestro» y que el coche propiedad del denunciante ese día no lo conducía su esposa, como declaró, «sino el amigo de su hijo». He aquí el motivo del invento: este chico de 31 años carecía de permiso de conducir por haber sido privado de él por sentencia judicial.
Por todo ello, estas cuatro personas están siendo investigadas ahora por los delitos de simulación de delito, estafa y contra la seguridad vial.
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