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Obras de construcción de la carretera nueva en torno al año 1955. Colección Javier Rosendo
La Carretera Nueva

La Carretera Nueva

Juan ramón de la Vega

Martes, 30 de abril 2019, 11:37

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Una panorámica de una obra muy importante para el futuro de Comillas, llevada a cabo en los años 1954 al 56. La Carretera Nueva. Aún hoy casi setenta años después se sigue hablando de esta vía con ese nombre, si bien dado el avance urbanístico que ha tenido Comillas, hoy se denomina oficialmente Paseo de Manuel Noriega.

En los inicios del desarrollo turístico que se empieza a notar en la década de los 50 del siglo pasado, comienza a ser un problema el paso de vehículos por la primitiva carretera comarcal de Barreda a La Revilla, que discurría por medio del casco urbano primitivo de la villa en dos direcciones.

El creciente número de vehículos que circulaban por esta carretera en la época estival, así como el aumento del tamaño de los mismos y sobre todo los numerosos autocares de transporte discrecional de viajeros que se desplazan por esta vía hizo que personas que tenían una gran visión de futuro comenzaran a trabajar sobre este proyecto para sacar el tráfico de vehículos de la zona céntrica del pueblo. Ni que decir tiene que esta idea tuvo también sus detractores, básicamente entre los comercios establecidos en el centro, pues argumentaban que esa decisión iba a hacer descender el número de visitantes ya que al circular por fuera del casco urbano muchos no pararían en el pueblo.

La persona que más se significó en el impulso de esta idea y su realización fue Pedro Conde Lemus, alcalde de Comillas por aquellos años y que con una gran visión de futuro fue el promotor no solo de esta importantísima obra sino de otras muchas como fue la promoción de la playa como atractivo turístico de primer orden, basada en la urbanización del borde de los arenales, con el muro de contención, el paseo y la característica balustrada que aún hoy se mantiene como entonces.

Fue una importantísima obra para realizar en aquellos tiempos con los precarios medios y maquinaria que se disponían. A base de dinamita, trasporte de materiales con rudimentarias vagonetas sobre raíles, como las utilizadas en las minas, camiones y otros artilugios, sin olvidar las carretillas de mano y los picos y palas, se consiguió comunicar las praderías de Santa Lucía con el Prado Caviedes y el Puente Portillo, por un lado, y llegar hasta la zona del túnel de acceso al puerto y a la playa, sorteando los chalets que ya se habían construido años atrás en la falda norte de la loma de la estatua erigida al primer marqués de Comillas.

En el primer tramo, en su parte oriental, hubo que demoler una zona de roca de gran altura que era el borde norte del Prado Caviedes, derribando el muro almenado que cerraba la finca del que aún se conservan dos paños en sus extremos, en lo que hoy es el camping y en la urbanización de Santa Lucía, en lo que fueron las casas de Carranceja. En los meses de verano era habitual que estando los bañistas en la playa sonara un cornetín que avisaba de las voladuras que se iban a hacer. Todo el público playero se retiraba hacia la zona del puerto pues de vez en cuando caían grandes pedruscos sobre el arenal. Acabada la voladura, otro toque de corneta devolvía a los veraneantes a su lugar habitual.

Con los materiales de ahí extraídos se rellenó con escolleras la base de la caja de la nueva carretera buscando la cota de la salida del puente de Portillo y las praderías debajo de Santa Lucía por la parte occidental. Estos rellenos son básicamente los que vemos en la fotografía que estamos comentando.

Paralelamente hubo que levantar muros de contención de mampostería en la zona entre los chalets de la Estatua para afianzar los terrenos y taludes verticales que resultaron del aprovechamiento del terreno para encajar el paso de la carretera. También se incorporaron soluciones más modernas, por la gran altura y gran pendiente a la quedaron las casas de Carranceja. Se construyeron unos contrafuertes de hormigón armado, anclados al terreno con unos arcos en su parte superior, muy característicos de esta obra y que aún hoy forman parte de toda esta gran estructura.

En los terrenos resultantes de estas obras, una vez nivelados, y sobre los pequeños acantilados de la playa de Santa Lucía, años después, otro gran innovador y promotor de la actividad hostelera de Comillas, José Villanueva, levantó el Hotel Joseín, con una estructura muy esbelta y moderna para la época, inaugurado en 1968.

José Villanueva es continuador de la saga familiar, pionera en la restauración, que durante muchísimos años regentaron y atendieron el más famoso restaurante de la villa, la Fonda Colasa, con fama a nivel nacional e internacional y menciones en las guías Michelin de la época, tan valorados hoy en este mundo de la cocina. El Hotel Joseín, es hoy el referente más importante de la hostelería de Comillas por su ubicación encima de la playa, su atención y servicio de hostelería y sobre todo por la tradición culinaria que sigue manteniendo, lo que hace que sea uno de los establecimientos más solicitados y con una clientela más fiel a sus servicios e instalaciones.

La primera fase de la Carretera Nueva se terminó el año 56 y llego hasta la parte superior del túnel. No fue hasta el año 1968 cuando se inició el segundo tramo, siguiendo el trazado de un pequeño camino carretero existente que se modificó haciendo pasar la nueva carretera por detrás del cementerio. Pasando también por encima de Velecío y por debajo de la portalada de la Universidad Pontificia, terminaría en las casas de La Fragua donde con posterioridad se urbanizo con una rotonda de enlace que es donde hoy se distribuye el tráfico rodado que accede por el Oeste al casco urbano de Comillas.

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