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Alfoz de Lloredo ha cumplido un hito. Tras casi una década de trámites, obras, retrasos y más obras, el Ministerio de Transportes ha finalizado ... la supresión del controvertido paso a nivel de San Pedro de Rudagüera, en la línea Santander-Llanes, y su sustitución por un paso elevado que conductores y peatones estrenan estos días. La conclusión de este ansiado y necesario proyecto es crucial porque garantiza la seguridad de los usuarios en una zona sin visibilidad, y con semibarreras automáticas cuyo funcionamiento era deficiente. Tal era el peligro, que hasta algún vecino se salvó por los pelos del atropello. El plan para soterrar las vías, con un presupuesto cercano al millón de euros, fue ideado en el año 2017, pero los trabajos sobre el terreno no dieron comienzo hasta noviembre del 2022 y duraron poco, porque al cabo de unos días la actividad se paralizó para sorpresa del alcalde, Enrique Bretones. La dificultad mayúscula de superar los trámites administrativos lastró el proceso hasta noviembre del año siguiente, 2023, cuando se retomaron las labores. Los operarios han trabajado de noche para no interrumpir el tráfico ferroviario y los ocho meses de plazo con que contaba la actuación nunca llegaron a cumplirse.
Inconvenientes aparte, el alcalde celebró ayer la puesta en servicio del nuevo paso elevado «que salva la línea de ancho métrico a la altura de Rudagüera tras más de un lustro de trámites». La medida, dijo, «acaba con un cruce con visibilidad casi nula que preocupaba a los usuarios», manifestó Bretones, cuya perseverancia «ha dado sus frutos». Y es que es el primer paso a nivel que retira el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que contempla -y anuncia- actuaciones similares en otros puntos conflictivos de la comarca.
El viejo cruce quedará desmantelado en las próximas semanas y beneficiará tanto a los vecinos de Rudagüera como a los conductores que enlazan Alfoz con Reocín, una vía que se ha visto afectada estos meses como consecuencia de las obras. El regidor adelantó que Adif retirará en los próximos días las viejas barreras y completará la urbanización del entorno, mientras que la Consejería de Obras Públicas asfaltará el acceso municipal para integrarlo con la red local. El Ayuntamiento, por su parte, instalará nueva señalización turística y barandas de madera que armonicen el viaducto con el paisaje. Un final redondo para un proyecto que ha tenido sus luces y sus sombras, pero que puede ser un buen precedente para el resto de cruces ferroviarios peligrosos.
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