La Fiscalía investiga el abandono de las antiguas escuelas de Terán
El caso fue denunciado por la Asociación Cultural La Castañera, formada por vecinos de la localidad cabuérniga
La Fiscalía de Cantabria ha abierto diligencias de investigación para depurar responsabilidades en el caso del abandono de las antiguas escuelas de Terán, en Cabuérniga. ... La institución judicial ha tenido en cuenta la denuncia realizada por la Asociación Cultural La Castañera, formada por varios vecinos hartos de ver cómo se deja morir uno de los edificios más emblemáticos del valle, que ue declarado Bien Inventariado (BI) en el año 2001. El inmueble pertenece a un particular y se encuentra en estado de ruina. Ni el propietario ni las administraciones (local y regional) han actuado in situ para evitar el decaimiento que viene sufriendo este inmueble desde hace más de una década. La situación ha sido denunciada en innumerables ocasiones por diversos colectivos, que, lejos de rendirse, en última instancia han decidido acudir a los tribunales para que se investigue a quién y cómo le corresponde realmente rehabilitar el edificio.
Las antiguas escuelas de Terán, que presentan un perturbador aspecto de desolación, pertenecen a José María Pérez Reigadas desde hace casi cuarenta años, cuando el Ayuntamiento le vendió la propiedad. Se desconoce con qué fin lo compró, pues la inversión en mejorar el edificio ha sido nula. Desde el Ayuntamiento le han instado en varias ocasiones a arreglar la propiedad, cuyo techo está prácticamente hundido. El dueño solicitó hace un año una licencia para rehabilitar la cubierta, pero de momento no ha hecho nada. Según el alcalde de Cabuérniga, Gabriel Gómez, «el propietario tan solo se limita a recoger las tejas del inmueble que caen sobre la vía pública». Nada más.
Desde la Asociación Cultural La Castañera han mantenido contacto con él pero no han logrado llegar a ningún acuerdo. «En febrero nos dijo que iba a empezar la obra en un mes y decidimos darle ese tiempo y más, pero al ver que no ha hecho nada ni tiene intención de hacerlo, hemos optado por acudir a la Fiscalía», explicaba ayer el presidente del colectivo, Nicolás Toral, quien insiste en que el dueño «siempre trata de ganar tiempo». Toral considera que es a la Administración regional «a quien le corresponde emplear sus armas y su poder para obligar al propietario a hacer algo». Los representantes de la asociación también se han reunido en varias ocasiones con los responsables de la Consejería de Cultura, «que tienen las manos atadas a la hora de actuar al tratarse de una propiedad privada». Toral y los vecinos proponen sin embargo que la Consejería rehabilite el edificio en primera instancia y que luego el propietario se lo ceda durante un tiempo determinado, pero es difícil que el Gobierno de Cantabria esté dispuesto a actuar sobre un inmueble ajeno. Otra opción viable que también se baraja es que Cultura «ejecute los trabajos para restaurar al menos el tejado y luego le pase la factura al dueño y, en caso de que no quiera hacerse cargo, expropie el inmueble». Al tratarse de un BIC, la ley dice que «el Gobierno de Cantabria puede expropiar la propiedad si no se están cumpliendo los deberes de conservación». Cosa que parece evidente. Pero sin acuerdo, la situación continúa estancada.
Por su parte, el alcalde mantiene la misma postura de siempre y asegura que la responsabilidad recae sobre el Gobierno de Cantabria. «El Ayuntamiento ya ha realizado todas las gestiones que le corresponden y el arquitecto municipal ha dado cuenta a Cultura muchas veces», explicó ayer. «Nosotros no podemos expropiar el inmueble, por lo que nos parece muy bien que se investigue de una vez por todas», aseguró el regidor. Desde la Consejería de Cultura prefirieron no hacer declaraciones sobre el asunto.
El edificio de las antiguas escuelas de Terán está situado junto al colegio Manuel Llano, en un entorno bucólico y se trata, según los entendidos, «de uno de los mejores ejemplos de arte neoclásico de la región». En el año 2016, la Asociación Hispania Nostra incorporó a las antiguas escuelas en su Lista Roja del Patrimonio «por su estado de ruina y total abandono, lo que ha provocado que haya techumbres en parte hundidas, que estén invadidas por la vegetación y que hayan sido expoliadas». «Llevamos 15 años viendo cómo nadie lleva a cabo medidas para solucionarlo», repetía ayer Nicolás, «y por eso lo denunciamos a la Fiscalía». Por la vía política tampoco se ha conseguido solucionar. «Podemos presentó una proposición no de ley para que el Gobierno de Cantabria actuase, pero no sirvió de nada» y los vecinos se han cansado de los silencios o las preguntas sin respuesta. «Es una ruina exponencial, un edificio moribundo, y puede haber un posible delito de prevaricación por parte de todos los que no están haciendo nada», reiteran.
Desde la asociación han ido más allá y se plantean cuál puede ser el futuro del edificio en caso de que se restaurase. «Podría albergar un centro de investigación y de alta cocina», anunciaban hace unos meses. «Sería una tabla de salvación para las antiguas escuelas y una gran oportunidad de desarrollo rural para la comarca». Pero nada de esto puede hacerse si continúa siendo de titularidad privada y el dueño no muestra interés en arreglarlo. Ahora será la Fiscalía la que determine cuál va a ser el futuro de este histórico inmueble.
Las escuelas han sido colegio electoral y también cine durante años
Las antiguas escuelas de Terán en un principio fueron empleadas, efectivamente, como escuelas para los niños y niñas del valle de Cabuérniga. Después, han tenido varios usos. En las primeras elecciones se instaló en el edificio el colegio electoral. Luego hubo un cine y dicen que en el interior, entre goteras, humedades, polvo y olvido, aún quedan butacas y un viejo proyector que quizá podía haberse salvado. Después pasaría a ser de propiedad municipal, hasta que el Ayuntamiento se lo vendió a un particular a finales de los años ochenta. Al cabo de los años, el edificio empezó a sufrir el paso del tiempo sobre sus carnes y en 2014, los vecinos creaban la Asociación la Castañera para luchar por su recuperación. El colectivo logró poner el foco sobre el tema y se movilizó para que las administraciones actuasen. En el año 2016, algunos partidos políticos se hicieron eco del problema en el Parlamento de Cantabria, pero todo quedó en humo. Ante la falta de respuestas, amenazaron con acudir a la Fiscalía y de nuevo se escuchó el silencio. Era el último recurso al que pensaban acudir. Las escuelas de Terán son un buen ejemplo de lo que sucede si nadie hace nada.
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