Ver fotos
«Ser ganadero es un estilo de vida»
Numerosas familias visitan la Feria de la Leche que Ruiloba ha recuperado en Trasierra tras la suspensión del año pasado
Unos 16 niños esperan ansiosos para mezclar los ingredientes con los que elaborar una quesada, sus padres les custodian por detrás. Juan Carlos, el chef, ... dá las instrucciones con un micrófono que hace que su voz se extienda por todo el recinto. Es la Feria de la Leche de Trasierra, en Ruiloba, y son las doce de la mañana de ayer domingo.
El evento, que se ha recuperado tras un año sin celebrarse, atrajo la atención de familias, que acudieron para mostrarle a los niños «que la leche no sale del supermercado», explicaba Luisma Fernández, de Santander. Y para eso no hace falta tanto. Solo una carpa blanca, varios productores, cuatro vacas, unos diez terneros y los lecheros de la Ganadería Cudaña, con la voluntad suficiente como para elaborar un queso fresco de 115 kilos (con 400 litros de leche) in situ, sin grandes máquinas, pero con un gran despliegue de medios.
«Primero se calienta la leche en cazcuelas a 35 grados de temperatura –hay que revolverla para que no se pegue– y mientras se le añade la sal y el cloruro de calcio, después se echa a las cubas –recipientes con capacidad para 200 litros de leche– y se le añade el cuajo de origen animal, tras lo cual se corta con una lira para que desuere, hay que dejarlo reposar una hora y listo», explica Teresa Martín, una de las cocineras de Cudaña. Dice que «hoy en día cuesta más producir un litro de leche que lo que ganas por venderlo, porque la gente busca la comodidad y no sabe lo que come».
«Hoy en día cuesta más producir un litro de leche que lo que ganas por venderlo, pero nos gusta este trabajo»
Una opinión similiar sostiene Andrés Ángel Pérez, de quesería el Pendo, la única de oveja que queda en Cantabria. «Ser ganadero es un estilo de vida al que no queremos renunciar, aunque económicamente no compense», afirma. «Formamos parte del libro rojo de especies amenazadas», añade. Mientras, otros niños acarician a los terneros que no se muestran del todo ariscos con las personas. La gente toma algo en la barra, prueba, pasea, compra. Abel Reche, de Madrid, disfruta de un bollo preñao. «Es importante visibilizar que la leche no nace en los cartones».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión