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Casetas y cestas de baños en la playa de Berria. Rehisán
El inicio de los baños en la playa de Berria

El inicio de los baños en la playa de Berria

En el verano de 1913 abría sus puertas el balneario que estuvo en funcionamiento hasta el inicio de la Guerra Civil

josé luis bizcarregui

Viernes, 30 de agosto 2019, 08:24

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La santoñesa playa de Berria, hasta la llegada de la moda de los baños de ola, a mediados del siglo XIX, que eran considerados buenos para la salud, sobre todo entre la alta sociedad española, podemos decir que era un arenal desierto, donde apenas se bañaban gentes.

A principios del siglo XX, se seguía con la costumbre de un servicio deficiente de casetas y de coches para trasladarse desde Santoña a Berria, aunque el Ayuntamiento contribuía con una subvención. Para potenciar dicha playa y dar mejores servicios, el Ayuntamiento deseaba instalar un balneario en Berria, pero no hubo interés en ello, hasta que en 1912, al suspenderse la subvención, Agustín Cenacorta, propietario de la fonda La Bilbaína, solicitó al Ayuntamiento permiso de obra para construir en la playa, por su cuenta un edificio-galería de hormigón armado de 80 metros de largo por 4 de fondo, que sirviera de refugio del calor y el agua a los bañistas y les permita disfrutar desde su terraza de inmejorables vistas. Cenacorta, se encargaba también de montar un servicio de baños de mar, con amplias casetas bien atendidas, bañeros que eviten la intranquilidad de un posible accidente y que al mismo tiempo puedan ser utilizados por los bañistas, un completo servicio de coches, etc. Es decir todo lo que podía encontrarse en las modernas playas de entonces. En diez años tendría él la exclusiva de dichos servicios. Estimaba el precio del baño, caseta y coche de ida y vuelta en una cantidad que no excediera de cincuenta céntimos. Por otra parte, transcurridos diez años pasaría la instalación a propiedad del Ayuntamiento.

A cambio solicitaba que la subvención de 500 pesetas que se venía concediendo en años anteriores al encargado del servicio de baños, se le aumentasen a 1.500 pesetas. Así mismo que se le concediera para la edificación, por diez años, una superficie de 40 por 60 metros de terreno, comprendido desde el muro de contención de la playa a la carretera. Pedía igualmente, que una vez que la instalación pasara a ser propiedad del Ayuntamiento, y éste lo sacara a concurso, que se le reconociera preferencia entre los concursantes, en caso de que convenirle. Aparte procuraría atender, dentro de los límites del negocio, cuantas necesidades fueran necesarias, estableciendo una cantina, así como, si fuera necesario, agregar a la construcción un pabellón destinado a lechería. Trataría también del embellecimiento de la playa con la formación de un parque delante del edificio. No olvidaba fijar durante la época de baños, las horas y días en que los pobres de solemnidad podían disfrutar gratuitamente de los servicios de baños.

La Comisión de Fomento consideró que el proyecto, obra del ingeniero José Cebada, era de alta para la vida veraniega de la villa, pero que debía ampliarse añadiendo a la galería un cuerpo con dos o tres cuartos de baño con pila para poder dar baños calientes; un departamento para duchas y cuarto tocador. Así se hizo y contando con los permisos de la Ayudantía de Marina de Santoña, fue inaugurado en el verano de 1913. Como nota curiosa diremos que el Ayuntamiento satisfizo con 28 pesetas a los músicos del Regimiento de Andalucía, que amenizaron el acto.

Cenacorta había cedido sus derechos, en julio de 1913, a la Sociedad Anónima Baños de Berria, después el balneario pasaría por varios concesionarios hasta que en 1936, no se abrió por causa de la Guerra Civil. Pasada ésta, seria derribado para construir en su lugar el desaparecido Barco de Berria.

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