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Jesús junto a sus amigos en su plantación. M. Cabrera
«Este será el primer año que recogeremos uva»

«Este será el primer año que recogeremos uva»

Jesús Sierra | Viticultor ·

Junto a cuatro amigos, intenta recuperar la tradición vitivinícola que existía hace años en Isla

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Miércoles, 29 de mayo 2019, 07:44

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Lo que comenzó como una pequeña afición, al final se ha convertido en algo más serio por la burocracia». Así podría resumirse la aventura que ha comenzado Jesús con tres amigos para intentar mantener vivas las tradiciones de Isla. «Hay escritos, y además nos lo ha contado la gente mayor del pueblo, que dicen que en Isla había un chacolí de muy buena calidad que se plantaba en estas tierras». Por ello, querían darles un nuevo uso a las tierras familiares.

Jesús y sus amigos Roberto, Fori y Jorge llevaban años planteándose la posibilidad de producir vino con sus propios viñedos, pero nunca lo acababan haciendo. «La idea nos rondaba la cabeza desde hace más de quince años y era el tema que siempre salía en todas las reuniones que hacíamos los amigos. Siempre decíamos: Este año plantamos». Al final, los años pasaban y por uno o por otro su idea nunca se hacía realidad hasta que, hace tres años fueron a comprar las plantas para que no hubiera posibilidad de echarse atrás.

Lo único que tenían claro en todo este proceso era dónde querían plantar. «Nuestras familias tenían tierras que se habían quedado vacías una vez que ya no se utilizaban para el ganado». Además, por estar en desuso se encontraban bastante descuidadas y no todas podían ser lo suficientemente atractivas por estar en una ladera o tener piedras. «Usándolas cumplíamos con un doble objetivo: recuperar la tradición del vino en Isla y volver a dar valor a unos terrenos».

«Además de invertir en material también lo hacemos para tener un suelo nutrido»

En un principio su idea era plantar una hectárea para un consumo que se quedara dentro del ámbito familiar, pero fue cuando se encontraron con problemas a la hora de solicitar los permisos. «Cuando empezamos a tramitar la solicitud para poder plantar nos vimos obligados a ampliar el terreno». Es por ello que en la actualidad su plantación llega a las tres hectáreas, lo que ha hecho que los objetivos cambien. «Una hectárea es vino casi para la familia y cuatro fiestas, mientras que tres ya se van de las manos, ya no solo por la cantidad de vino que se produce, sino por el desembolso que supone».

En la actualidad tienen ya plantadas las tres hectáreas, aunque aún no han comenzado a producir. En un principio plantaron godello y ahora han sumado otras variedades como albariño, treixadura, riesling, pero «no vamos a plantar por ahora más». Y es que todo el trabajo que realizan lo hacen habiendo aprendido de manera autodidacta, con la única experiencia de las huertas que han tenido en casa y pidiendo consejo a otros viticultores. Para repartirse el trabajo utilizan sus ratos libres y van realizando las labores necesarias.

Dan una gran importancia a la calidad del suelo, ya que intentan utilizar el menor número de pesticidas y herbicidas posible. «Además de invertir dinero en el apartado material que requiere un viñedo, lo hacemos para tener un suelo nutrido y esperamos que nuestro esfuerzo no sea en balde». Ese mimo que le dan al suelo ya está dando sus frutos, ya que ya hay algún racimo visible de la primera plantación que se hizo hace dos años y, «previsiblemente sea el primer año que recojamos uva cuando normalmente se tarda más, pero las tenemos mimadas y van un pelín adelantadas».

Su único objetivo ahora mismo es ir viendo cómo van evolucionando las plantaciones, saber qué producción pueden llegar a conseguir y de qué calidad. Una vez ya tengan estos aspectos claros y sepan hasta dónde pueden llegar con sus viñedos «tocará ir poco a poco asentándose».

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