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Santoña desafía al frío y a la lluvia para decir adiós al carnaval
Los vecinos han puesto al mal tiempo buena cara y se han echado este sábado a las calles ataviados de aldeanos y con sus carros para celebrar el Día del Trasmerano
Santoña ha echado este sábado el cerrojo a las celebraciones de carnaval tras cinco fines de semana festivos. Ni el gélido frío, ni la ... farragosa lluvia han conseguido dejar en casa a los santoñeses, que se han lanzado a las calles para disfrutar del popular Día del Trasmerano. Los vecinos han hecho suyo el dicho de que al 'mal tiempo buena cara' y se han enfundado el disfraz de aldeanos para gozar de una jornada en la que ha reinado el buen humor, la gastronomía y la hermandad.
El Trasmerano se ha convertido, por derecho propio, en el festejo más querido por los santoñeses. A diferencia del resto del carnaval, el evento se vive de manera totalmente espontánea, sin ningún acto programado. La tradición es que los grupos de amigos, peñas y familias enteras se concentren en las plazas del pueblo alrededor de unos carros decorados con temática campestre. Las estructuras hacen las veces de cocinas móviles en las que se elaboran a lo largo de todo el día las más variadas viandas para forrar el estómago a la par que se baila, se bebe y se ríe sin parar.
Un año más la plaza de Abastos ha sido el centro neurálgico del festejo. A pesar de la granizada en la madrugada del sábado, a las nueve de la mañana ya había grupos, principalmente de jóvenes, instalados en los aledaños del edificio de Abastos buscando la protección de su tejado.
Los santoñeses plantan cara al temporal disfrazados de aldeanosVer 19 fotos
A medida que ha avanzado la mañana, y sobre todo a partir del mediodía cuando ha aplacado la lluvia y el sol se ha dejado entrever, se han sumado cientos de vecinos al buen ambiente disfrazados ellos, con camisas de cuadros, gorros de paja y pantalones de pana y con toquillas de lana, delantal y pañuelo en la cabeza, ellas. Es la tradición; aunque tampoco hay una 'etiqueta de vestimenta', teniendo cabida los disfraces de oveja, gallina o vaca. Todo vale y cuanto más estrafalario y pueblerino sea, mejor te lo vas a pasar. Y es que, se trata de meterte por unas horas en el papel de las gentes del entorno rural trasmerano.
La adversa meteorología ha obligado a los asistentes, en algunos momentos a cobijarse en los bares y las sedes de peñas donde se han vivido ratos de jolgorio y alegría. Aunque la cita no ha sido tan multitudinaria como en ediciones anteriores, este año, el Ayuntamiento con el fin de garantizar la seguridad lo máximo posible ha obligado a todos los carros que portan material inflamable, como bombonas de butano, a presentar para su registro un certificado de la instalación homologada por un profesional técnico.
Ahora sí que sí , la villa despide, de verdad, su afamado carnaval tras más de un mes de murgas, desfiles y el juicio al besugo.
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