Santoña retumba por el fin de la ocupación francesa
La villa ha comemorado este sábado con un cañonazo el 208 aniversario del abandono de las tropas napoleónicas y la recuperación del control de las fortificaciones
Con una potente explosión de pólvora, que ha hecho vibrar hasta el suelo del paseo marítimo, Santoña ha revivido este sábado un capítulo trascendental en el devenir de su historia. El cañonazo, disparado a la vera del Fuerte de San Martín, ha evocado que tal día como hoy, un 28 de mayo, pero de 1814 las tropas napoleónicas abandonaron el municipio – conocido en aquel entonces como el Gibraltar del Norte – y entregaron el control de las fortificaciones a las autoridades españolas, cumpliendo así con el acuerdo de capitulación firmado por España, Francia e Inglaterra.
La rendición del ejercito francés puso fin a seis años de dominio y asedio. Vecinos y visitantes han retornado a este crucial episodio al ritmo de tambores, gaitas y disparos al aire. Una mezcla de ingredientes que han dado forma a un acto que ha arracando a las 11.30 horas en el Palacio de Manzanedo con el desfile, a paso firme y con las banderas ondeando al viento, de las tropas que representaban a los ejércitos franceses, españoles y británicos.
En la plaza de San Antonio han realizado una parada en la que han cargado sus escopetas para lanzar varios disparos de honor al cielo ante la mirada de decenas de curiosos, que se han agolpado para inmortalizar la escena con sus móviles. Y, de ahí, hasta el Pasaje donde, al mediodía, ya pegaba un sol de justicia. A la altura del monumento al Bicentenario aguardaban las autoridades locales y numeroso público, que ha sido testigo del izado de las banderas de los tres países combatientes al son de sus himnos.
Seguidamente, un representante de cada ejército, ha firmado el tratado consensuado de la Capitulación Francesa por el que se acuerda que «la ciudad y los fuertes de Santoña serán evacuados por las tropas francesas y entregados a las españolas. La guarnición francesa se llevará todo aquello que le pertenezca junto con sus armas, la artillería y otros efectos militares cuya propiedad original no era del Gobierno español». Los tres documentos rubricados han sido confiados a las autoridades.
La histórica ceremonia ha culminado con el disparo de una ensordecedora salva lanzada desde un cañón de 48 libras traído desde el Museo de la Real Fábrica de Artillería de La Cavada.