Borrar
Dolly Sumanadasa, en primer término, Mercedes Ruiz, a la izquierda, y Manuel de la Peña, que hace el signo de la victoria, con el equipo. H. Ruiz

La otra cara del cannabis, un cultivo legal

Villaescusa alberga la primera plantación de la región de cáñamo, una variedad hermana de la marihuana usada para diferentes fines, que no contiene sustancias psicoactivas

Héctor Ruiz

Santander

Martes, 22 de septiembre 2020, 07:09

Comenta

A comienzos de este mes, un incendio en una vivienda de la calle Foramontanos de Santander terminó por descubrir una plantación de marihuana que dos traficantes ocultaban en el ático. Seguramente no les resulte extraño porque, como ese, surgen un puñado de titulares más al cabo del año en la región. Hinojedo, Castro Urdiales, Ampuero y Entrambasaguas son lugares en los que recientemente se han desmantelado casos. Pero esa es la cara oculta, la clandestina. Muy distinto a lo que encontramos en Villaescusa, concretamente en Riosapero, donde también hay un cultivo de cannabis, pero en su caso de una variedad legal conocida como cáñamo industrial. Todo ello forma parte de un proyecto de desarrollo rural en el que un grupo de personas trabaja tanto para la venta de la materia prima como para la creación de distintos productos.

El característico olor y el aspecto del cultivo de Riosapero puede llevar a equívoco para los menos entendidos. Sin embargo, hay una diferencia fundamental con la marihuana. «El cáñamo no coloca», explica Manuel de la Peña, cofundador de 'Canna Rural', nombre del proyecto de Villaescusa. Esto se debe a que son cepas con muy bajo nivel de tetrahidrocannabinol (THC), es decir, el compuesto psicoactivo de la planta está por debajo del 0,2%, límite legal establecido por la Unión Europea.

Por ello su cultivo no es con nocturnidad ni alevosía. Tan siquiera es tipo 'indoor'. El de Riosapero no tiene nada que ocultar, y está bajo el sol y a la vista de los curiosos en nada menos que casi una hectárea de terreno donde actualmente crecen 3.000 de estas plantas bajo cultivo ecológico. Es más, el proyecto está en vías de obtener una subvención del Gobierno regional.

Productos de cosmética, una cerveza, maceración de cócteles y bolsas de té, entre los proyectos que se están desarrollando

En España no es habitual encontrar este tipo de actividad agraria. La de Riosapero es la primera incursión en Cantabria, y en el resto del país hay casos, por ejemplo, en Cataluña y Andalucía. Aunque están floreciendo, todavía falta consolidarse, más tratándose de una materia prima tan versátil. A los españoles no nos tendría que extrañar, dado que las velas de las carabelas de Cristobal Colón se realizaron con cáñamo. Además de para elementos de navegación, su fibra se ha utilizado durante siglos para diversos fines, como confección de vestidos y actualmente piezas de automóviles. Además, de la planta se puede aprovechar prácticamente todo, con la celulosa para papel, aceites esenciales, productos cosméticos...

El teletrabajo al campo

Como un horizonte verde esperanza, así se presentó el cáñamo a finales del año pasado para el cántabro Manuel de la Peña y su pareja, Dolly Sumanadasa, francesa con raíces en Sri Lanka. Ambos viven en Liencres y mientras él se dedica al mundo de la comunicación ella es profesora de inglés. Juntos empezaron a plantearse la plantación de cáñamo cuando buscaban materiales alternativos al plástico, aunque el cultivo ya lo conocieron en su periplo por el mundo, sobre todo, Sumanadasa, que destaca que «cuando llegue aquí me sorprendió el gran desconocimiento que había sobre este campo en comparación con Inglaterra o Francia».

Poco después, al viaje que estaban iniciando se unió Mercedes Ruiz, ingeniera agrícola y vecina de Villaescusa. Ella fue la que localizó el terreno en el que están asentados, que reunía todo lo que necesitaban y que alquilaron. Todo eso fue poco antes de que se decretara el estado de alarma. «El confinamiento fue un empuje definitivo, nos permitió el desarrollo y la investigación sin prisas», explica Ruiz, mientras su compañero señala que, en su caso, ahora puede compaginar el campo con sus encargos como autónomo gracias al impulso del teletrabajo, porque «los clientes han entendido que no son necesarias tantas reuniones».

Imagen secundaria 1 - La otra cara del cannabis, un cultivo legal
Imagen secundaria 2 - La otra cara del cannabis, un cultivo legal

Así fue como se fraguó 'Canna Rural'. Un proyecto que, explican sus fundadores, no nace para ser económicamente rentable, no en el arranque al menos. Uno de los retos es proponer a los jóvenes otro tipo de cultivo para impulsar la actividad agrícola y el empleo industrial en el entorno rural. Es por eso que se decantaron por Villaescusa, que «tiene muchas tierras sin trabajar».

A los tres impulsores de 'Canna Rural' se han ido uniendo otras personas, entre ellos extranjeros que han acudido a colaborar en el campo. También se ha sumado una bióloga, que se está encargando de extraer los principios activos de los canabinoides para el desarrollo de aceites y cremas cosméticas. Asimismo, se está trabajando con Dougall's para crear una cerveza de cáñamo, y, por su parte, el reconocido coctelero Oscar Solana se ha interesado para probar las hojas para macerar. También hay un proyecto con la marca Eden tea SL para probar si los consumidores encuentran bienestar y ayuda al descanso con bolsas de té de este cultivo. Con todo, parece que el cannabis está empezando a mostrar su mejor cara en Cantabria.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes La otra cara del cannabis, un cultivo legal

La otra cara del cannabis, un cultivo legal