El señorío pasiego
Guzmán de la Vega Revuelta, Inspector General del Cuerpo de Ingenieros Industriales de España, atrajo a las villas pasiegas a lo más granado de la sociedad en la primera mitad del siglo XX
José javier gómez arroyo
Vega de Pas
Miércoles, 6 de octubre 2021, 12:38
Nacido en Vega de Pas en 1875 pronto demostró ser un brillante estudiante y, con apenas 19 años, ya fue uno de los principales invitados a la mesa de doctor Madrazo el día de la inauguración del Sanatorio Quirúrgico que el reputado cirujano fundó en la propia villa. Poco después, a los 25, fue designado para dirigir una de las grandes empresas de las entonces Provincias Vascongadas, La Papelera Vizcaína de Arrigorriaga, alcanzando fugazmente gran notoriedad entre los más prestigiosos círculos de industriales vascos y en los que, por matrimonio con la hija de uno de los más destacados, don Juan Cruz Artiach Astegui, rápido echó raíces: «En breve se realizará en Bilbao el concertado enlace del señor don Guzmán de la Vega con la señorita Cándida Artiach» (El Lábaro, diario independiente, 7 de enero de 1903). Hija del cofundador de la conocida fábrica de «Galletas Artiach», doña Cándida facilitó a su joven marido el empuje social necesario para iniciar una meteórica carrera en el sector industrial, llegando al final de su vida profesional y por méritos más que sobrados a ser Inspector General del Cuerpo de Ingenieros Industriales de España y consejero de Industria. Junto a ella formaría a sus cinco hijos, todos íntimamente ligados a Vega de Pas, contrayendo nupcias con también notorias figuras de la ciudadanía y teniendo así por consuegros este distinguido pasiego a los marqueses de Casa Oria, a Eloísa Ajuria, ligada familiarmente al conocido palacio Ajuria Enea, a la nieta del conde Nikolái Ilich Tolstói y sobrina a su vez del reputado escritor ruso o al que fuera entonces director general de sucursales del Banco de España don Miguel García Ciudad.
Su posicionamiento, partícipe así mismo de los ecos de sociedad a principios del siglo XX, hizo que muchos otros ilustres integrantes de prestigio acudieran a conocer los enigmáticos Montes de Pas de la mano de este singular ingeniero que intensificó la industria y comercio nacional ya desde su puesto como secretario general del Consejo de Fomento de Guipúzcoa en 1914, respaldando aspectos tan escasamente valorados en aquellos tiempos como el saneamiento de fábricas, la canalización de aguas residuales, la activación de sistemas de ventilación en pequeños y grandes talleres o las salidas de humos y vapores en las diferentes industrias, sin olvidar que don Guzmán de la Vega hizo todos los esfuerzos posibles también por dirigir los rumbos de la inspección hacia la más urgente de las leyes tutelares, la de las mujeres y los niños, alentándoles a disfrutar de los beneficios que la ley les otorgaba, entre ellos el hecho de prohibir el trabajo industrial nocturno de las mujeres en talleres y fábricas o regular el trabajo de los menores de catorce años y las condiciones higiénicas para ambos colectivos, según se recoge en el Informe del Consejo de Fomento y así, ejerciendo al tiempo como anfitrión en las tres villas pasiegas, atrajo a distinguidas personalidades de la industria y la cultura, como fue el conde de Motrico y artífice del puerto exterior de Bilbao don Evaristo de Churruca y que compartía igualmente apego con el padre de nuestro protagonista, Aurelio de la Vega Gómez, figura clave que fue como ingeniero también en el desarrollo ferroviario vasco a finales del siglo XIX. Otro de los grandes empresarios vascos que visitó las montañas pasiegas en calidad de huésped en su casa fue Francisco Nicasio de Igartua, presidente de la Compañía del Ferrocarril Central de Vizcaya y al que le unía igualmente una fuerte amistad y relación de trabajo con el progenitor.
Su también confraternidad con doña Carmen Muñoz Roca-Tallada, condesa de Yebes por matrimonio con el hijo del conde de Romanones, haría florecer un esporádico salón literario en su propia residencia de Vega de Pas y donde esta dama de la sociedad cultural española pasó alguno de sus veraneos intercambiando impresiones con destacados tertulianos cántabros, como el acreditado convecino doctor Madrazo y que, al igual que nuestro ingeniero, atraería a las villas pasiegas a importantes personalidades de la literatura y la política. En este salón de coloquios de la casa de don Guzmán se recordaba haber visto pasar a la escritora Concha Espina, al etnólogo Adriano García Lomas, al poeta Jesús Cancio o a una entonces joven María Teresa León, amiga de las hijas de don Guzmán y significativa figura femenina de la conocida como Generación del 27, quien con los años se convertiría también en esposa del poeta Rafael Alberti. Largo se haría enumerar la lista social de personalidades que, de la mano de este bien relacionado industrial pasiego, acudieron a las tres villas y dejaron sus comentarios para nuestro recuerdo, como hizo la propia María Teresa León y quien suplicaba tras una de sus visitas a Vega de Pas…» Señor, no consientas que lejos de nuestros prados verdes, de nuestros caseríos blancos, de nuestro mar cantábrico, de nuestra Castilla, corazón de España, podamos morir sin volverla a ver.» (La montaña. Revista Cantabria de 29 de febrero de 1928).