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Restos del botellón y jóvenes bebiendo en la plaza de Cañadío a las cuatro de la madrugada del pasado domingo.
Vecinos y hosteleros de Cañadío piden soluciones contra el botellón

Vecinos y hosteleros de Cañadío piden soluciones contra el botellón

Reclaman al Ayuntamiento que actúe de forma inmediata porque "perjudica la imagen de la ciudad". Casi 10.000 personas llenaron la plaza en la madrugada del domingo

Juan Carlos Flores-Gispert

Martes, 26 de julio 2016, 07:46

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No es nuevo. Se repite cada noche de verano. Pero lo sucedido en la madrugada del domingo superó los récords. La asistencia a la plaza de Cañadío fue más que multitudinaria. Según la Asociación de Vecinos Pombo-Cañadío-Ensanche, en la plaza y sus calles aledañas se concentraron 9.300 personas, calculando la superficie del recinto por tres personas en cada metro cuadrado, a las tres y media de la madrugada.

La atracción de la céntrica plaza es innegable. En el recinto se centra toda la vida nocturna y junto a quienes acuden a la docena de locales hosteleros de la plaza están los cientos que hacen botellón. Ricardo Alea, presidente de la asociación vecinal habla no sólo de «las molestias que causan a los vecinos, de la suciedad en la calle y del inmenso ruido, sino de peligro. No hay medidas de seguridad, no hay policía ni servicios de emergencia. La zona está colapsada y no hay presencia policial. Esto no son fiestas ni es nada.Esto es una inmenso botellón, que colapsa Cañadío y las calles adyacentes. Es terrible. No beneficia a la ciudad».

Los intereses de los vecinos y los de los hosteleros de Cañadío son antagónicos. Los primeros defienden su descanso y los segundos sus negocios. Pero hay algo que les une: que están radicalmente en contra del botellón. Los hosteleros de la zona se están organizando en asociación para luchar por sus intereses. Uno de ellos es conseguir erradicar el botellón, «que nos perjudica notablemente, porque da una imagen muy negativa, porque ensucia todo y produce malos olores y porque quienes hacen botellón molestan a nuestros clientes. El botellón nos está haciendo mucho daño». Lo dice uno de los veteranos hosteleros de la zona que no quiere que su nombre aparezca. De momento, «hasta que la asociación se dé a conocer públicamente». Las mayores críticas van hacia el Ayuntamiento. «Ni un solo Policía dice otro de los hosteleros aparece por aquí en todo el verano para impedir que se haga el botellón. En pleno verano esto da una imagen muy, muy mala para la ciudad», sentencia.

Los hosteleros tiene muchas quejas acumuladas para el alcalde, Íñigo de la Serna: «Tiene que hacer algo, es imposible seguir trabajando así». Durante el pasado fin de semana los camareros se vieron obligados a echar de la zona de terrazas a varios grupos de chavales que intentaban hacer botellón debajo del toldo cuando empezó a llover. En este sentido, Alea cuenta que el botellón se mantiene hasta las cuatro de la mañana «permitido por el Ayuntamiento».

Incidentes con taxistas

Los taxistas también sufren en el trabajo de la noche. En la madrugada del domingo se produjeron dos incidentes. Unos jóvenes fueron transportados a la discoteca en la playa de La Concha y se negaron a abonar los 5,40 euros de la carrera desde Cañadío, argumentando que era excesivo. Hubo un pequeño forcejeo con el taxista y acabaron pagando sólo cinco euros. Y en Porrúa, un cliente propinó un bofetón al taxista, en una discusión también por el pago de 6,60 euros desde Cañadío.

Hubo un tercer incidente en la noche del viernes al sábado, en la calle de Lope de Vega. Alguien lanzó un objeto contra un taxi que circulaba de madrugada y le rompió la luna trasera. «Las aglomeraciones y el alcohol del fin de semana en Cañadío nos perjudican mucho», dice Manu Andoni Ruiz, presidente de la Asociación Profesional de Taxis. «En estos días no podemos atender bien a los clientes. Hasta se producen peleas entre clientes en las colas para coger taxis. Ante la afluencia de público, trabajaron en la noche del fin de semana 200 de los 230 taxistas de la ciudad y no dieron abasto a atender la demanda».

Hay cuatro paradas en el ámbito de Cañadío. Una en el Río de la Pila (siete coches), otro en Santa Lucía 26 (3 coches), una tercera en Puertochico (10 coches) y la cuarta en el Paseo de Pereda 23, con otros diez vehículos. Pero en las horas punta, los coches se multiplican. En el Río de la Pila los taxis aparcan en el inicio de la calle de SantaLucía en una macroparada para dar servicio a la clientela nocturna.

Limpieza del botellón

Para limpiar Cañadío, la empresa encargada del servicio redobla esfuerzos. Como informó ayer el Ayuntamiento, «durante toda la Semana Grande se intensifica el servicio de limpieza en aquellas zonas de la ciudad en las que se produce mayor concentración de personas, como el área Pombo-Cañadío y El Sardinero».

En el área centro-Pombo-Cañadío se duplica el personal y se cuenta además con una barredora, una baldeadora de calles y, como refuerzo, un camión de carga de recogida trasera. Hay tres turnos de trabajo que empiezan a las 0.00, 06.00 y 14.00 horas.Debido a la mayor afluencia de personas aumentan los residuos en estas zonas. Para hacerse una idea, si en otras fechas del año se requiere una hora para dejar a punto el área de Pombo-Cañadío y alrededores, en esta semana se pueden necesitar hasta tres o cuatro horas, a pesar de doblar el personal.

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