Ángela Prellezo, graduada en Enfermería por la UC, quinta mejor nota en el EIR

Gracias a los 127,9687 puntos logrados en el examen -en esta nota que parece una coordenada es relevante hasta la diezmilésima-, esta enfermera podrá elegir Valdecilla para especializarse como matrona. En un futuro, no obstante, confía en dar el salto a un centro de salud. «Siento que el modelo de Primaria encaja conmigo. Puedes dar seguimiento a la persona, conocerla durante su embarazo, en el posparto o si luego va necesitando cosas a lo largo de su vida», sostiene Ángela Prellezo (Santander, 2001), quien, además de sus pasos académicos más inmediatos, también tiene claro el papel que juegan y han de jugar las enfermeras en el hospital, en el centro de salud, en la sociedad. «Tenemos que tener un poco de conocimiento de lo que pasa en nuestra profesión. Tenemos mucho que pelear todavía y si no estamos informadas nosotras nadie lo va a sacar adelante».

Para empezar, Prellezo señala la necesidad de ampliar el número de especialidades en Enfermería. Ahora son siete, pero áreas como urgencias, diálisis, cuidados paliativos u oncología precisan igualmente formación específica. «Si hubiera más especialidades haría el examen más gente. Son necesarias, son partes de la Enfermería muy específicas y necesitas conocimientos muy concretos para que el paciente tenga cuidados de calidad», defiende. Así, a más especialidades, más autonomía para las enfermeras, insiste Prellezo. «Tendríamos mejores condiciones de trabajo y el paciente estaría mejor atendido. Es mayor calidad para todos».

Para seguir, Prellezo pone el foco en la misma prueba para acceder a la Formación Sanitaria Especializada, este año celebrada el 20 de enero y con más de 9.000 profesionales inscritos. «Me parece injusto porque no es como un examen al uso», indica. Y con ello se refiere a que el temario no está cerrado. Es difícil orientarse, «puede caer cualquier cosa» y, de hecho, parte de las preguntas de esta última prueba ni «tenían mucho sentido» ni reflejaban los meses de estudio que Prellezo y otros candidatos llevaban a sus espaldas. Ella, concretamente, se preparó a conciencia durante nueve, y lo hizo con el apoyo de una academia, de su familia y entorno más cercano, y el de su amiga Paula, quien también optó por formarse en exclusiva para el examen. Compartir este trance con ella fue un consuelo y un chute de empatía. «Siento que no me preparé sola sino con ella».

Ahora, con la nota en su poder, puede abrir puertas con más rapidez. Una de ellas le conducirá a Valdecilla, un centro con un grado de intervención medio en el ámbito del parto. «Hay gente que prefiere hospitales muy intervencionistas o referentes en asuntos más patológicos, pero hay otros hospitales de baja intervención. Y Valdecilla es como un punto medio. Me pareció bien para aprender un poco de las dos vías», explica. Y también confía en hacer una rotación externa durante la residencia para familiarizarse aún más con el parto fisiológico.

Prellezo enfila esta etapa con optimismo. Le atrae ese papel de la Enfermería ligado al seguimiento y al cuidado «basado en la evidencia científica», con profesionales muy autónomas. Y el centro de salud quizá sea uno de los espacios con más autonomía profesional: «Tenemos nuestra propia consulta, un espacio propio».