La Audiencia rechaza el «autoaval» de Novo Banco, un paso «crucial» en el caso
La entidad financiera había presentado uno de su filial de banca electrónica, pero ahora tendrá que buscar el de un tercero
Puede ser un paso «crucial», aseguran fuentes de un caso que lleva casi seis años pendiente de respuestas concretas. El de la presunta ... estafa millonaria en la oficina que Novo Banco tuvo en su día en Santander. Unos hechos que se conocieron cuando Jacobo Vidal, exempleado de la entidad y uno de los investigados, puso en conocimiento de la Justicia unas presuntas irregularidades. Febrero de 2020. Desde entonces, declaraciones, documentación, auditorías, investigaciones y recursos y más recursos. Muchas vueltas que se están convirtiendo en un calvario para el casi centenar de afectados que se quedaron sin el dinero que, según relatan, les decían que tenían. Ahora, la Audiencia Provincial de Cantabria ha emitido un auto sobre uno de los asuntos centrales: la fianza que se fijó para -por simplificar- que, llegado el caso, hubiera dinero para hacer frente a posibles indemnizaciones. Algo más de 19 millones de euros. Lo primero que hizo Novo Banco en su momento fue autoavalarse, pero ese movimiento fue rechazado. Lo siguiente -y todo esto en un largo proceso- fue presentar como avalista a su filial de banca electrónica, algo que dio lugar a recursos de las defensas de las víctimas. Entendían que era igualmente un «autoaval». Pues bien, la Audiencia les ha dado ahora la razón. No vale y hay que buscar un tercero. Y eso, explican fuentes del caso, puede «allanar el camino» de esta macrocausa.
La Audiencia entiende que la utilización de la banca electrónica de la entidad, aunque tenga, entre otras cosas, un domicilio social distinto, no cumple el objetivo que se busca, ya que su capital es 100% de Novo Banco y es, nuevamente, un «autoaval» -se emplea esa expresión en el auto-. Porque, insisten, lo que se busca es contar con un tercero al que dirigirse para cobrar llegado el caso.
O sea, que la entidad tendrá que buscar a alguien que garantice esos 19 millones de euros -en realidad más porque hay otra cantidad que depositar para cubrir hipotéticas responsabilidades-. «Si tiene que poner el dinero, se obliga al banco a tomar decisiones», explican personas próximas a este proceso. A dar pasos y a dejar atrás lo que estas mismas fuentes han definido en ocasiones como una estrategia pensada para «dilatar» el asunto todo lo posible.
Se abre un abanico de posibilidades. Según los expertos consultados por El Diario Montañés, un paso habitual en este contexto sería que la entidad tratara de abrir algún tipo de negociación con los afectados de cara a alcanzar acuerdos económicos -la máxima preocupación de los antiguos clientes de la oficina es, obviamente, recuperar su dinero-. Aquí entran en juego aspectos decisivos como el número de denunciantes, la cuantía del dinero reclamado -ambos conceptos bajarían si se llega a acuerdos- o la posibilidad de atenuantes por reparación de daño.
Se produzca o no ese acercamiento, y con muy pocas declaraciones pendientes, lo normal es que este paso acelere el proceso. «Ya no deberían tardar los escritos de acusación», confirmaban fuentes del caso a este periódico a mediados de octubre. «Se allana el camino a esos acuerdos o a la celebración de un juicio», ampliaban esas mismas personas tras este paso.
Más allá del aval, lo más destacado últimamente en este asunto fue la declaración en calidad de investigado (primero no lo estaba) del exdirector de la antigua sucursal santanderina. Fue a finales de septiembre. Según pudo saber El Diario, negó tener relación con los productos derivados y aseguró que sus funciones se correspondían, básicamente, con las de un director comercial. De hecho, según el relato que hicieron a este periódico, achacaba la responsabilidad de haber verificado las operaciones a la cajera, la empleada de más bajo rango (que ya no figura en la lista de investigados). «Y llamó la atención -relataron- la tibieza de los representantes del banco durante el interrogatorio frente a la agresividad que han tenido en otras ocasiones».
Todo, mientras los afectados hablan de desesperación. «Siento -dice una- que estoy pagando doblemente el agravio que me han causado: primero, el engaño del banco al que confié mis ahorros; y ahora, la desinformación, lentitud y abandono a los que estamos siendo sometidos».
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