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La calle Santa Lucía tras la retirada de los árboles

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La calle Santa Lucía tras la retirada de los árboles Javier Cotera

El Ayuntamiento jubila a los viejos árboles de Santa Lucía

Santander ·

Dos cayeron por el temporal hace un mes y «para evitar riesgos» se decidió trasplantar los que quedaban y poner en su lugar otros «que no alcancen tanto porte»

Álvaro Machín

Santander

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Miércoles, 24 de enero 2018, 07:12

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Bruno –que así le pusieron al temporal que puso Cantabria patas arriba durante el fin de año– se llevó por delante dos de los seis árboles que había frente a la iglesia de Santa Lucía. Había, en pasado, porque ya no están. «Para evitar riesgos»este martes les sustituyeron. Los vecinos de la calle Daoiz y Velarde vieron en el mismo día la acera con los ‘Eugenia uniflora’ que llevaban décadas (así se llaman los que estaban antes), sin nada durante unas horas y, finalmente, con los fresnos «autóctonos» de un tamaño más reducido que han colocado ahora. Los ejemplares retirados fueron trasplantados «en el sector cuatro», según informó el Ayuntamiento. En la zona del Primero de Mayo.

La imagen (la primera de la serie que acompaña esta página) se publicó en el periódico del 28 de diciembre junto al resto de destrozos que provocó la tormenta. Dos de los árboles tumbados sobre las escaleras del templo. «Eran árboles de gran porte que no estaban enfermos y su caída se atribuye a las consecuencias del viento. Por la incidencia del viento en esa calle, la cercanía de los edificios y el propio porte que tienen los árboles, los servicios técnicos de parques y jardines han determinado que lo más aconsejable, para evitar riesgos, es trasplantarlos y colocar en su lugar nuevos árboles que no alcancen tanto porte como los anteriores», explicaron a este periódico desde el Consistorio, que añadió que la decisión fue comunicada «tanto al obispado como al párroco de Santa Lucía». Está la iglesia, una acera con numeroso tránsito, la carretera con el paso frecuente de vehículos –y siempre con coches aparcados en uno de los lados– y los edificios de la otra mano. Esos son los riesgos que han pesado en la decisión del cambio.

Dicho y hecho, aproximadamente un mes después del suceso. Fue un proceso que duró pocas horas. Quitaron los que aún estaban a primera hora de la mañana (en torno a las diez ya los habían retirado –los dejaron inicialmente en el lado de la iglesia que da a la plaza–) y a eso de las cuatro de la tarde los que pasaron por la calle ya se encontraron con los nuevos ejemplares colocados en su lugar. En la secuencia de imágenes se puede ver la diferente envergadura de unos y otros. Con los nuevos, de tronco menos grueso y, en principio, menos frondosos, cambia un tanto la fisonomía de la calle, que está muy próxima a las plazas de Cañadío y de Pombo.

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