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El edificio, con fachada principal a la Plaza de Pombo, tienen andamios para defender a los peatones de caídas de piezas de la fachada.

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El edificio, con fachada principal a la Plaza de Pombo, tienen andamios para defender a los peatones de caídas de piezas de la fachada. Andrés Fernández

Cinco años de retraso en la reforma que convertirá el Club de Regatas en un hotel

El Gobierno debe aprobar la revisión puntual para que las obras empiecen y que NH Collection, la tercera cadena interesada en el negocio, lo explote

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Lunes, 13 de noviembre 2017, 12:32

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La primera vez que se habló de que dos plantas del Palacio de Pombo, sede del Club de Regatas, se convertirían en hotel fue en julio de 2012. Más de cinco años después no se ha movido una piedra, salvo las que se han caído de la fachada y por las que ha sido necesario instalar redes de protección para evitar daños a los peatones. Eso y que han cerrado tres locales comerciales, al no haber podido renovar el alquiler, cuyo destino es formar parte del nuevo hall del hotel, en la calle de Marcelino Sanz de Sautuola.

La larga tramitación para que las dos plantas superiores sean habitaciones de hotel ha retrasado todo el proceso, en un edificio que el Ayuntamiento quiere proteger al máximo. El Pleno municipal aprobó en julio pasado una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1997 para hacer posible la reforma del inmueble, que tiene que mantener las fachadas y los elementos decorativos más importantes.

Hay algo más. La cadena NH ha confirmado a El Diario que las dos plantas del palacio pasarán a formar parte de su red de hoteles de lujo, denominada NH Collection.

El edificio aún conserva «valores arquitectónicos que deben preservarse», dicen los técnicos

Pero la tramitación no ha acabado. La revisión puntual del plan para hacer el hotel ha sido aprobada por el Pleno en dos ocasiones y la documentación debe ser remitida a la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu), del Gobierno regional, para su aprobación definitiva.

Así que el inicio de las obras se señala, como pronto, en el año 2018, aunque desde la dirección de Club se mantiene un mutismo total. Su presidente, Alejandro Mijares, lo resume así: «Hay que ser cautos. Vamos con pies de plomo después de tanto tiempo hablando del asunto». Conseguir el proyecto de cómo quedará el hotel es trabajo imposible. «No daremos a conocer nada hasta que tengamos todas las aprobaciones de todas las administraciones. Entonces se presentará», concluye enigmático el presidente de la entidad.

Si se cumplen los planes hasta ahora establecidos, la obra de restauración del edificio se iniciará por las cubiertas y las torretas (lo más urgente). Después, las cuatro fachadas y todas las balconadas de hierro fundido, con barrotes de grandes dimensiones. Y el interior.

Hay que volver a noviembre de 2014 para encontrar la noticia más reciente sobre las obras de transformación de dos plantas del Club en Hotel. Entonces se supo que los socios aprobaron que la empresa madrileña Recoord, dedicada a la restauración y gestión de inmuebles, se encargase de la reforma de todo el inmueble y, como compensación, se le cediesen dos plantas, con un superficie total de 2.000 metros aprovechables, que gestionaría durante 70 años.

Los cuatro torreones deberán ser iguales, de diseño y material

Entre los elementos a restaurar en el Palacio de Pombo están los cuatro torreones en las esquinas del edificio, así como sus accesos, que se deben realizar con la misma forma y materiales; las carpinterías y cerrajerías y la parte histórica del portal Este a la Plaza de Pombo, y se debe mantener y restaurar la escalera principal desde este portal (la entrada al club), así como las dos escaleras simétricas que discurren por el interior del edificio. Se podrán instalar ascensores en los ojos de las mismas, pero respetando la balaustrada original. También serán restauradas las fachadas de los bajos comerciales. Las puertas originales de acceso a las primigenias viviendas, en caso de no mantenerse en su posición actual, se deberán reubicar.

Acabó así el proyecto de construcción de un hotel que ocuparía parte del edificio, abanderado por la empresa hotelera cántabra Arha y que se quedó en el diseño y la obtención de los primeros permisos municipales, sin llegar a ejecutar obra alguna. Recoord también está interesada en la explotación del local de 500 metros que dejó hace tres años el bingo. La idea del Club de Regatas es convertirlo en un restaurante abierto al público, con entrada independiente por la calle de Hernán Cortés, la misma que comunicaba el bingo con la calle.

En 2015, se dio a conocer que la empresa hotelera Hilton estaba interesada en la explotación del futuro Hotel Club de Regatas, Hotel Palacio de Pombo o como quiera llamarse (está sin decidir la denominación final del impresionante inmueble reconvertido en hotel), y ahora es la firma NH quien confirma que desarrollará el proyecto, interesada en gestionar un establecimiento en el centro de Santander, el último edificio histórico que se puede aprovechar para este tipo de negocios.

Restauración de salones

Al tiempo que en los despachos se desarrollaban los planes urbanísticos para poder realizar la obra, los socios del Club de Regatas han ido financiando interesantes mejoras, como la restauración del salón principal, algunos muebles y grandes cuadros de su colección, así como la reorganización de la biblioteca. La restauración de otras partes del edificio, como la actual cafetería y restaurante, están pendientes de la gran obra general, ya que esta zona podría estar dedicada a espacio para desayunos del futuro hotel. Pero esto «se conocerá en su momento, como otras tantas cosas», dice Mijares.

El Ayuntamiento de Santander autoriza al Club de Regatas a realizar obras de acondicionamiento en las plantas segunda, tercera y bajocubierta, y la demolición de lo que existe en ellas para acondicionarlas a los nuevos usos. La planta bajo cubierta es almacén y la tercera y segunda, sin interés arquitectónico alguno, están ocupadas por instalaciones del club y parte de las viviendas que, en su momento, ocuparon esas plantas en alquiler, para obtener rendimientos para la asociación. Pero se deben mantener y recuperar el patio interior, en el que se eliminarán las instalaciones añadidas con el paso de los años.

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