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Una pala retira la valla colocada justo delante del nuevo espigón de La Magdalena. :: sane SANE
Costas inicia la retirada de la valla y abre al público la playa de La Magdalena

Costas inicia la retirada de la valla y abre al público la playa de La Magdalena

A medida que avancen los trabajos de acondicionamiento tras los rellenos se irá permitiendo el acceso a lo largo de Los Peligros

Álvaro Machín

Santander

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Jueves, 24 de mayo 2018, 19:51

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En la portada de El Diario Montañés del día 25 de enero aparecían dos operarios clavando sobre la arena una larga fila de postes. Fue la imagen para ilustrar el inicio de las obras de los espigones y el primer paso para instalar una valla que ha tenido cerrada al público buena parte de Los Peligros, La Magdalena y Bikini. Casi cuatro meses de playas prohibidas -incluyendo las vacaciones de Semana Santa- que terminaron ayer con la retirada de los primeros tramos de empalizada. Empezaron a primera hora en las inmediaciones del Balneario y continuarán quitando (valla) y abriendo (playa) a medida que se terminen las tareas de acondicionamiento de la arena. Será una apertura progresiva, para evitar que los que quieran acercarse coincidan en el mismo espacio con las máquinas que siguen trabajando. Y todo volverá a estar abierto salvo el esquinazo de Los Peligros que rodea la parte del Promontorio en la que sigue la obra de los espigones (en este caso, el subterráneo).

A las doce de la mañana, una pareja estaba ya dándose un baño frente al Balneario. Una pala y varios operarios habían quitado todas las vallas de la rampa de La Magdalena y las restricciones de la playa de Bikini. A esa hora, la terraza del edificio hostelero marcaba una frontera. La porción abierta si uno miraba a la izquierda y la que aún estaba cerrada, a la derecha. Como ya adelantó este periódico en su edición de ayer, la idea era, una vez terminado el traslado de arena para rellenar otra vez la playa, igualar el terreno y abrir. «Para el fin de semana o incluso antes». Y en eso estaban en Los Peligros tras 'liberar' la primera zona. En el tramo en el que han traído la arena de vuelta se había formado un escalón junto a la orilla.

«Es que para bajar al agua tendrías que saltar como un precipicio», comentaban los que seguían con la vista el ir y venir de la pala. Una alisaba, otra retiraba las tablas de la pasarela que quedan en su sitio para trabajar desde la parte más alta. Y, entre tanto, un par de obreros iban echando abajo la valla a la altura de La Horadada. Adelantando trabajo para cuando sus compañeros dejaran ese trozo con un aspecto uniforme y seguro.

El problema de trabajar por trozos es que a más de uno le hicieron dar una vuelta curiosa. El acceso desde Reina Victoria estaba cerrado por las escaleras en las que colocaron la placa dedicada a Cioli. No querían que los paseantes utilizaran ese acceso y se toparan justo con el punto en que estaban las máquinas. Así, los que venían por las escaleras anteriores (las que desembocan en La Horadada) o -aún más lejos- caminando desde el promontorio, se encontraban con la playa cortada a media altura y la obligación de volver sobre sus pasos para ir, por Reina Victoria, hasta la zona abierta del Balneario. Un rodeo curioso. «Con lo que me gusta a mí pasear por toda la orilla, hoy toca hacer ejercicio subiendo escaleras. Menos mal que ya están abriendo y esto se acaba por fin», comentaba una mujer.

Si nada se tuerce es posible que hoy mismo quede todo ya prácticamente terminado. Es decir, la playa abierta como siempre salvo en los aledaños del promontorio. «Justo cuando va a hacer malo», se escuchaba a alguno quejarse ayer.

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