Los expertos piden más alternativas de ocio para que los jóvenes no opten por el botellón
Psiquiatras, sociólogos y asociaciones coinciden en la necesidad de reunirse de los adolescentes y la poca oferta de actividades pensadas por y para ellos
«No se pueden evitar las reuniones de jóvenes». El psiquiatra Baltasar Rodero tiene claro que, en la adolescencia, «hay un torbellino de hormonas» que ... impulsa a «estar en grupo, hablar, pensar, criticar, buscar...» y que, por eso, evitar encuentros como el botellón es complicado si no hay otras opciones. De hecho, tanto este profesional como el resto de los que ha consultado este periódico coinciden en la importancia de que existan alternativas de ocio –en espacios como centros deportivos, teatro, bibliotecas...– donde los jóvenes puedan reunirse y desarrollar sus intereses. De hecho, el sociólogo Juan Carlos Zubieta no aboga por erradicar el botellón, siempre que este se celebre «en espacios establecidos y cumpliendo unas normas lógicas de limpieza, ruido, cuidado de lo común y, fundamentalmente, el respeto de los otros». Pero lo que tiene claro es que «lo sucedido en la Plaza de Pombo no se puede admitir. No debe volver a repetirse. Ni en esa plaza ni en ninguna otra». También insiste en el respeto a las normas y recalca el mensaje 'la libertad de uno termina donde empieza la del otro'. «Deben estar claros, para todos, los espacios, los horarios, y los comportamientos en los que se pueden desarrollar fiestas». Por eso también aboga a la «educación cívica» que permita «el descanso de los vecinos» y favorezca «que la ciudad esté limpia y cuidada».
Para Rodero, «prohibir» es un problema cuando se trata de adolescentes porque les resulta «frustrante», puede ser contraproducente «y lo pagan con la familia». «Socializar es fundamental y la amistad es una parte muy positiva de la vida, por lo que hay que propiciar lugares de encuentro, facilitarles la reunión y la asociación de jóvenes». En esta línea, Zubieta insiste en «la necesidad de la educación para el tiempo libre y los programas de animación. Se debe insistir en que hay alternativas de ocio diferentes».
Desde Proyecto Hombre, y más enfocado al aspecto de la salud, señalan que los jóvenes empiezan a beber, de media, a los 13,9 años. «El hecho de que menores puedan reunirse en contextos de botellón evidencia una cultura social que aún normaliza el consumo de alcohol como forma de ocio», traslada la directora de la asociación a nivel regional, Eloísa Velarde. Para acabar con esta actividad, la entidad apunta la necesidad de «prevención eficaz, no solo protocolos puntuales» y consideran que «toda la comunidad tiene un papel que asumir para reflexionar, debatir y actuar». Como soluciones, creen que debe haber más «formación y sensibilización continua en centros educativos»; se debe «dotar a los progenitores de herramientas prácticas para conversar con sus hijos sobre el alcohol»; e «impulsar alternativas reales de ocio saludable», entre otras medidas.
«No criminalizar»
La vicepresidenta del Consejo de la Juventud de Cantabria, Inma Conde, apunta que «no se puede criminalizar a la juventud por querer disfrutar de su tiempo libre». Desde la asociación defienden que el ocio forma parte del desarrollo personal y social, «y en los últimos años, el encarecimiento de la hostelería y las restricciones han limitado mucho los espacios donde las personas jóvenes pueden reunirse». Más allá de sancionar, «es necesario abrir un debate real sobre las alternativas de ocio juvenil. Las soluciones deben pasar por escuchar a la juventud y ofrecer espacios y actividades que respondan a sus intereses». Por eso, Conde insiste en que se debe «trabajar con la juventud, y no solo sobre ella. Es la mejor manera de prevenir situaciones como las que estamos viendo y de construir entornos de convivencia saludables».
Hostelería exige más control policial para evitar estas concentraciones
Para el presidente de la Asociación de Hostelería, Eduardo Lamadrid, el botellón afecta a su sector de dos maneras: «Baja las ventas y genera mala imagen, lo que ahuyenta a los clientes y no contribuye al turismo que buscamos». Para el hostelero, es fundamental que haya «más control policial para garantizar que no se generen los macro botellones». Lamenta que, mientras a los hosteleros les reducen el horario de terrazas con la nueva ordenanza, «no se vigila que la gente beba sin control en la calle». Añade que cuando regrese el buen tiempo y las terrazas tengan que retirarse antes que este verano, «se propiciará que se beba en la calle, porque cuando hace bueno la gente no se quiere meter dentro de los bares». Como continúa Lamadrid, el botellón «genera ruido, es una actividad ilegal y descontrolada. Cuando se culpe al ocio nocturno, que se sepa que es eso y no los bares insonorizados».
Medidas municipales
Desde la Concejalía de Juventud afirman que lanzarán «próximamente» una campaña de concienciación sobre el botellón, «incidiendo en la suciedad que genera y en las molestias a los vecinos, entre otros aspectos». Desde el Ayuntamiento también recuerdan que «se trabaja desde hace varios años en sensibilizar y luchar contra este problema a través de programas como La Noche es Joven –que el año pasado cumplió 25 años–, que ofrece alternativas de ocio no consumista, accesible a todos, y en las que además los jóvenes pueden conocer gente nueva y compartir experiencias».
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