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Miles de personas acuden al recinto ferial en El Sardinero.

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Miles de personas acuden al recinto ferial en El Sardinero. Daniel Pedriza

Entre algodón y adrenalina

Las ferias vuelven a recalar en El Sardinero, en donde estarán hasta el 4 de agosto

cAYETANO gUERRA

Santander

Martes, 23 de julio 2019, 07:16

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Hay un montón de niños caminando. Otros, incapaces de estar quietos, corren directamente. Entre las luces que no dejan de parpadear ni por un instante y una atmósfera en la que van y vienen los aromas de la carne del asador, el puesto de vinos o el algodón de azúcar. Es eso y la adrenalina de las personas que, suspendidas en su asiento, se descuelgan desafiando la gravedad desde la atracción más alta –el 'Gigant' alcanza los 42 metros, la cima de este año, teniendo en cuenta que esta vez no hay noria–. Se oyen gritos por todas partes. Estáticos de euforia y en movimiento, de puro éxtasis. Así, en pocas líneas, las ferias. De nuevo en la ciudad para las fiestas, se quedarán junto al campo de fútbol hasta el 4 de agosto.

Paseando a través de las calles del recinto, se puede encontrar un poco de todo. Con nombres pensados para llamar la atención. Que si 'Gran rodeo', que si 'Techno power', que si 'King dance'... Hasta un 'Estratosphere', de cuarenta metros de altura pensado para imponer.

Para los amantes del vértigo y la velocidad, montañas rusas, 'rápidos' para salir más mojado de lo que se estaba cuando se entró y versiones modernas del 'Tren de la bruja' con temática de nave espacial que, al principio, se mueve despacio pero que, en cuanto uno se descuida, ya está bastante despeinado y con un mareo considerable.

Si lo que le gusta es pasar un poco de miedo, está presente un año más la casa del terror. De tres plantas de altura y una versión más pequeña –y escondida en el recinto–que parece para niños, pero que ofrece sustos en realidad aumentada –con gafas 'VR' y todo–. Y si está en el punto intermedio, entre adrenalina y tranquilidad, tiene a su disposición el 'Súper Canguro', por ejemplo. No deja indiferente a nadie en cuanto comienza a saltar... Sobre todo, marcha atrás.

Planes más clásicos, casi de película, también pueden encontrarse. Como observar las vistas de todo El Sardinero mientras se dan vueltas en los columpios que giran por los aires. Son vistas y, al tiempo, refrescarse del verano santanderino cuando aprieta.

Y quedan, por supuesto, las pequeñas versiones de las grandes aventuras del parque. Las atracciones para niños. Hay prácticamente adaptaciones de todo: sus propios coches de choque, su tiovivo, montañas rusas, colchonetas gigantes, óvalos de velocidad... A su tamaño. Hasta varias de las imponentes atracciones de mayores lucen orgullosas placas que lo reconocen: «Apto para toda la familia».

Para los que no se sienten con ganas de volar por los aires, también hay simuladores de montaña rusa. De hecho, el que han instalado no es uno de esos típicos '4D' que se mueven al tiempo que los que van dentro. Este dice ser '8D' y «ofrecer la mejor experiencia del parque».

Probar suerte

Quedan, claro, las barracas de juegos. Tentar a la suerte. Pura y dura con los cartones de bingo o a base de habilidades como la puntería con los dardos, las pelotas o con las escopetas de aire comprimido. «Este año hay unas que lanzas a ráfagas, como con una ametralladora». Eso se escucha. O la decepción porque «esta vez no han venido los camellos». La carrera por el desierto a base de meter la bola por el agujero en la que alguno se ha dejado una fortuna. Sí que están, aunque cuesta encontrar la caseta. Es inevitable cruzarse con gente con peluches en los brazosy orgullo en la sonrisa. Hasta secadoras de pelo.

¿Precios? Los pases por atracción, 3,50 euros (por persona). Alguno ya tiene anotada la fecha del 4 de agosto, el 'Día del niño' para montarse por algo menos. En los puestos de comida, el típico algodón de azúcar sale por 2.50 el palo y el trozo de coco pelado, a 2,50 euros.

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