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Volapié . El triunfador de la tarde, José Fernando Molina, descalzo tras ser arrollado por 'Lechón', entrando a matar.

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Volapié . El triunfador de la tarde, José Fernando Molina, descalzo tras ser arrollado por 'Lechón', entrando a matar. Roberto Ruiz

Exigente novillada, dispuestos novilleros

En su segundo paseíllo de la temporada, Francisco José Molina abrió la puerta grande de Cuatro Caminos

Alfredo Casas

Santander

Martes, 23 de julio 2019, 07:16

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Comienzo esta crónica alabando al Consejo de Administración de la plaza de toros. Conscientes de que los novilleros del presente serán las figuras del toreo del mañana, los gestores de Cuatro Caminos programan, año tras año, una novillada con picadores dentro del abono de Santiago. Saturados de tantas ferias recargadas de oro, huérfanas de festejos de promoción, aprovecho estas líneas para reconocer su determinado compromiso para con el futuro de la Fiesta de los toros. Enhorabuena señores. Al lío.

Para Antonio Grande fue el primer novillo de la tarde; brocho, corto de manos y lomo recto. Armónico a más no poder. Por no rebosarse el utrero por ninguno de sus pitones, el salmantino hubo de renunciar a las verónicas de rodillas para salirse con el animal hacia los medios. Tras tomar un puyazo de refilón, 'Repique' fue quitado por tafalleras y cordobinas. Brindada la faena al público, Grande citó al novillo de hinojos y desde los medios. Arrollado sin aparentes consecuencias por el pronto y encastado utrero, el novillero persistió en su voluntad hasta cuajar una empapada tanda en redondo. De irreprochable actitud, a Antonio le costó atemperar a un animal con más movilidad que clase. Más pausado y pulseado por naturales, los fallos a espadas le jugaron una mala pasada.

LA CORRIDA

  • Santander. Segundo festejo de la feria de Santiago. Novillada con picadores. Tarde soleada, veraniega y calurosa (31 grados centígrados). Media entrada -cerca de 5.000 espectadores-. Presidió Jesús Javier Plaza Olea. Novillos de la ganadería de Zacarías Moreno. Pesos 387, 414, 404, 451, 430 y 470 kilogramos. Encierro en dos lotes. Más serios y cuajados los tres últimos. Encastado, pronto, codicioso y de viva combatividad el primero; encastado, de incensante movilidad y con trasnmisión el segundo; enrazado, de correosa e incansable acometividad y la clase justa el tercero; exigente, complejo y áspero el cuarto; justito de fondo y de motor diesel el manejable quinto y noble, desfondado y colaborador el sexto.

  • Antonio Grande (blanco y oro) ovación con saludos desde el tercio y ovación con saludos desde el tercio tras un aviso.

  • Fernando Plaza (malva y oro) silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

  • José Fernando Molina (espuma de mar y oro) oreja y oreja. Salió a hombros por la puerta grande del coso de Cuatro Caminos.

  • Cuadrillas destacaron con el capote y las banderillas Sergio Aguilar y Miguel Martín Lorenzo.

  • Incidencias al presidente y sus asesores debemos de agradecer la sensibilidad que mostraron al 'perdonar' el tercer aviso a Fernando Plaza tras su labor al quinto toro de la tarde. Levantado el novillo por el puntillero, el usía consideró el atenuante. Ole por él.

Completó el lote del novillero charro un ejemplar estrecho de sienes y más cuajado, de descolgadas y ralentizadas embestidas de salida. ¡Qué forma de colocar la cara! Quitado por amontonadas, pero emotivas chicuelinas, 'Fermentado' comenzó a puntear y descomponerse durante el segundo tercio. Por abajo fue el exigente y genuflexo inicio de faena. Al desfondado novillo le costó soltarse de las telas; sin embargo soltó la cara con violencia al final de sus agarradas embestidas. Difícil ecuación para un novillero que fue despejando incógnitas para terminar defendiendo su terreno y atacando en la corta distancia en las dos últimas tandas. Unas garbosas luquesinas antecedieron a las dudas y las prisas con los aceros.

El segundo en el orden de lidia cerró la cara y exhibió generoso cuello, cortas manos y apretados kilos. Reservón de salida, el de Zacarías se empleó en una vara en la que empujó desde los riñones. Algo desentendido durante la brega, 'Mocito' se dolió en banderillas y se escupió de más de las suertes. Por impasibles estatuarios comenzó su labor Fernando Plaza. Sacado el astado al tercio, el madrileño se impuso al novillo por naturales de sometido y administrado trazo. Durante el cuerpo central de su faena, Fernando alternó ambas manos. Por el pitón derecho hizo girar alrededor de su inmóvil eje al fijo astado, siempre cosido a los vuelos de la pañosa. Por el izquierdo, de tanto ceñir los embroques, consintió que el novillo le pasara a milímetros de las espinillas. Ni se inmutó. Tras unas apretadas manoletinas de rodillas, recetó una estocada casi entera y delantera, que necesitó de varios golpes con el estoque de cruceta.

El quinto, cornidelantero, enmorrillado y musculado, salió atrancado del cuarto trasero, lo que provocó que se empleara con los pechos. Con la cara a su altura natural empujó en varas. Suelto y gazapón en banderillas, de molesta informalidad, 'Visitante' apretó de veras a Fernando en su comprometido inicio de rodillas. Fue la suya una faena densa e irregular, en la que intercaló extraordinarios detalles con cantados desajustes. Con todo, me quedo con la suavidad con la que manejó las telas y... el concepto del toreo que se vislumbra. Respecto a los aceros, mejor correr un tupido velo.

En tercer lugar saltó al ruedo un novillo ancho de sienes, ligeramente hecho cuesta arriba y con las carnes sueltas. Descolgó y abrió sus largas embestidas por ambos pitones. Tras ser templadamente lanceado por José Fernando Molina, 'Lechón' protestó en el peto del caballo. Igualmente correoso en banderillas, el novillo ya no quiso descolgar la gaita tras el capote de Curro Vivas. En los medios y flexionados fueron los muletazos de tanteo. Sensacional el acompasado y profundo cambio de mano. Por el pitón izquierdo, el novillo picó por dentro y quiso ganar la acción al lidiador. También repitió sin cesar las pegajosas acometidas, con un punto de mansedumbre. Intermitente fue el dominio; absoluto cuando le dio sitio por delante y lo enganchó. Emotivo toma y daca en el que Molina demostró querer ser torero. Otro colosal cambio de mano antecedió a una voltereta y los más hondos naturales. Volteado al dejar la espada en lo alto, el novillero manchego paseó una justa oreja y pasó a la enfermería.

Remató la tarde un utrero brocho, corpulento y apretado, que se venció de inicio y a punto estuvo de propinar una fea cornada a Miguel Marín. Bravucón en varas, el poderoso 'Gaditano' tuvo comportamiento de cuatreño. Le costó a Molina no dejarse topar las telas y tirar de las embestidas cuando el novillo se frenó en mitad de las suertes. Más cómodo en la corta distancia, el manchego caló en los tendidos gracias a su firmeza, el largo y pulcro trazo de los circulares invertidos y un atinado uso de la tizona. Nueva oreja y puerta grande. No está nada mal para su segundo paseíllo del año.

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