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Nuevamente, Diego Ventura

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Luis Palomeque

Nuevamente, Diego Ventura

El caballero sevillano aprovechó las virtudes del más notable lote de la tarde

alfredo casas

Domingo, 22 de julio 2018

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Al ver desde la lejanía las banderas del coso de Cuatro Caminos, recordé a nuestro compañero y amigo 'Junior' -qepd-. Qué triste lució ayer tarde el burladero de fotógrafos del callejón. Difícil emprender una nueva Feria de Santiago sin la presencia de Rafa. Con todo, estoy convencido de que 'Junior' nos acompañará durante todo el abono desde la barrera celestial. Por supuesto, con su cámara fotográfica colgada al cuello. Por su eterno descanso, y por el de la enfermera Carmen García López, se guardó un respetuoso minuto de silencio antes de romperse el paseíllo de la corrida de rejones inaugural. Vayan estas líneas por ellos.

Igualmente fría fue la salida del astado que rompió la feria, un toro corto de manos, enmorrillado, ligeramente montado y suelto de carnes. De reservona condición, 'Marqués' tendió a anticiparse y ponerse por delante de la cabalgadura de Sergio Galán. Tras dos rejones de castigo que tiñeron la pezuña de sangre, el toro continuó acometiendo con un ligero, discontinuo e incierto gazapeo. No galopó el de Los Espartales ni por equivocación. Aplomado, sin vida y rajadete, Galán hubo de limitarse a resolver la lidia con solvencia y celeridad.

Aún peor fue el toro que completó su lote, un astado de finas hechuras y generoso cuello, aunque largo de manos y despegado del ruedo. Por su falta de acometividad y bronca condición, 'Brasileño' echó la cara arriba en los embroques y se defendió sin reservas. A cada nuevo encuentro de forma más seca y áspera. Una prenda con la que Sergio Galán, además de llevarse algún doloroso topetazo en las costillas, sorteó la adversidad de manera sobria, ortodoxa y académica. Demostrando su buen oficio. Por ello y por matar de certero y fulminante rejonazo, el toro apenas duró unos segundos en pie, el público demandó con fuerza un trofeo, que la presidencia tuvo a bien atender.

La Corrida

Santander. Plaza de toros de Cuatro Caminos. Domingo 22 de julio. Corrida de rejones. Primer festejo de la Feria de Santiago. Tarde veraniega y de agradable temperatura (26º al inicio del festejo). Dos tercios de entrada, aparentes y esponjosos. Presidió el festejo Juan Bautista Calahorra de la Cruz. Toros de la ganadería de Los Espartales (458, 506, 481, 541, 615 y 570 kilogramos): encierro de procedencia Murube, de parejas hechuras y dispares volúmenes y romanas. Deslucido, sin ritmo y aplomado el primero; encastado, brioso y con motor el noble segundo; descastado, desentendido, sin fijeza ni chispa el tercero; descastado, bronco y a la defensiva el geniudo cuarto; de manejable condición aunque venido a menos el quinto y justito de raza, fondo y fuelle el ejemplar que hizo sexto.

Sergio Galán : rejón entero y desprendido (silencio) y fulminante rejonazo entero (oreja).

Diego Ventura: medio rejón ligeramente trasero y tres descabellos(silencio) y rejón entero y contrario (dos orejas). Salió a hombros por la puerta grande.

Leonardo Hernádez: pinchazo, rejón entero y algo atravesado y un descabello (palmas) y metesaca, medio rejón atravesado que no agarró, dos pinchazos y rejón trasero y contrario (silencio).

Incidencias: antes de romperse el paseíllo se guardó un emotivo minuto de silencio en memoria de la enfermera Carmen García López y del fotógrafo Rafel Muñoz 'Junior', ambos recientemente fallecidos.

El segundo en el orden de lidia, de recogido pero voluminoso esqueleto y atacado de kilos, necesitó dos rejones de castigo tras su alegre salida al ruedo. Ambos clavados en el área de una moneda de dos euros. Por el celo y combatividad de 'Cantino', Ventura tiró del flexible y poderoso 'Nazarit'. Antes siquiera de colocar un arpón, el toro quedó ahormado y templado. Las tres banderillas, cobradas de poder a poder y en los medios del platillo, encontraron eco en los tendidos. Igual que el ajustado embroque que protagonizó 'Lío'. Entonces el toro perdió ímpetu, razón por la cual Ventura atacó en la corta distancia y redujo los espacios a la mínima expresión. Por sincronizar la suerte, cuando el toro gazapeaba sin entrega, la faena del caballero hispalense cobró aún mayor peso específico. Tras dos entonadas cortas al violín y medio rejón de muerte, a Ventura se le encasquilló el estoque de cruceta.

El quinto pareció un tren de mercanciás, si lo prefieren, un armario ropero de tres cuerpos. Parado y ahormado de salida, 'Brasileño' desarrolló una manejable y noble movilidad. Con la entrega, la clase y el son preciso para recresarse en un exigente tercio de banderillas a lomos de 'Importante'. Hasta cuatro banderillas clavó Ventura al ralentí, la segunda pareció ejecutada a cámara lenta, regulando inteligentemente las distancias y jugando con las querencias del astado. Además remató las suertes con ceñidas y reiteradas piruetas. Pero, tras una fugaz aparición de 'Bronce', el toro se desfondó. Para evitar que el diapasón de la faena bajara, Diego tiró de un as llamado 'Dolar'. Un impresionante caballo tordo, con sus largas crines sueltas y sin riendas,con el que el rejoneador cuajó, tras algunas pasadas en falso debidamente maquilladas, un expuesto par a dos manos que causó un auténtico delirio en los tendidos. Aún resuena el mi cabeza, el unánime grito de clamor con el que el respetable celebró tan arriesgada suerte. Cuando Ventura se demoraba para no volver a utilizar es estoque de cruceta, tras un rejón contrario, el toro dobló las manos. Teñidos los tendidos de blanco, al presidente no le quedó más remedio que sacar los dos pañuelos. Puerta grande.

El primer ejemplar de Leonardo Hernández, badanudo, alto de cruz, lasrgo de viga y con los riñones bien cubiertos, se pegó dos serios topetazos contra los burladeros nada saltar al ruedo. Se movió 'Ventanillo' durante el primer tercio sin celo, con la cara alta y buscando los adentros. Apostó Leonardo por un solitario rejón de castigo y un laborioso tercio de banderillas en el que provocó al desentendido y soso astado. Buscó las vueltas con criterio y plena entrega elcaballero pacense a un animal que se movió hacia delante por pura inercia. Y sin ninguna gracia.

Frente al toro que cerró plaza, un toro de blancas palas, enmorrillado, cargado de carnes y algo silleto, Leonardo volvió a apostar por un solo rejón de castigo. Limitado por su escasa raza y nula transmisión, 'Marismeño' acabó desesperando a Leonardo. Es por ello que, poco a poco, el rejoneador fue atolondrándose. Y amontonándose. Todo lo bueno que hizo a lomos de 'Enamorado' y 'Sol' quedó difuminado cuando montó a 'Xarope'. Del último tercio, mejor ni hablar. Se fue de vacío.

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