El hotel del Club de Regatas baja la persiana tras la notificación policial
Un cartel en la puerta indica el cierre, obligado tras una inspección en la que se confirmó el inicio de la actividad sin contar con licencia de apertura
El mismo cartel cuelga en ambas puertas de entrada y en él puede leerse un mensaje claro en letras negras: «Hotel cerrado». La frase aparece ... también acompañada de un número de teléfono habilitado por la empresa para dar respuesta a las consultas que surjan entre los clientes. Esa es la decoración exterior que puede verse en el nuevo hotel que Soho Boutique Hotels abrió el pasado 1 de julio en Santander, en el histórico edificio del Real Club de Regatas de la plaza Pombo. Y es que, por ahora, el alojamiento ha bajado la persiana después de que la Policía Local les requiriera que cesaran la actividad. La empresa recibió primero la visita de Inspección, en la que se certificó que, efectivamente, había abierto sus puertas, pero sin contar todavía con los permisos para ello. En concreto faltaban la licencia de primera ocupación y la de apertura. «Ambas necesarias para poder comenzar a operar», señaló César Díaz, concejal de Fomento, Vivienda y Movilidad Sostenible del Consistorio. Fue el edil quien confirmó a El Diario Montañés el pasado jueves que el hotel había empezado la actividad sin dichos permisos. Así, una vez conocidos los resultados, se comunicó a la empresa la obligación de cerrar de manera voluntaria en un plazo máximo de diez días. En caso de no hacerlo, se procedería a la «clausura inmediata» y el Consistorio se encargaría de precintar el edificio. No obstante, parece que no ha hecho falta y el viernes el hotel bajó la persiana.
Lo cierto es que el alojamiento no solo no contaba con las licencias, es que ni siquiera había llegado a solicitarlas. A partir de ahora, una vez se presente la documentación necesaria, el Ayuntamiento «acelerará al máximo las inspecciones de los servicios técnicos para comprobar que lo ejecutado coincide con lo autorizado» y, con los informes favorables, emitir las licencias, apuntaba este lunes Díaz.
Cumplimiento de la legalidad
El Ayuntamiento es el «primer interesado» en la puesta en marcha de un hotel que «supone actividad económica y trabajo para la ciudad, pero eso no exime del cumplimiento de la ley», añade el concejal.
En este sentido, el Club de Regatas sí ha querido aclarar su situación y desvincularse de lo ocurrido en los últimos días. Desde que las obras arrancaran en abril del 2020, la sociedad «se ha mantenido completamente al margen de las mismas», señala su presidente, Alejandro Miyares Gómez, en una nota firmada. El Club ha mantenido su actividad y ha ido reubicándose en el interior del inmueble conforme avanzaban las actuaciones. Pero nunca ha participado en ellas: «No toma decisiones de carácter técnico y está completamente al margen», añade.
La relación que une a ambas partes se remonta a hace ya siete años. Entre 2015 y 2016 suscribieron una serie de contratos por los cuales el Club de Regatas cedía a la entidad mercantil Mazabi Gestión SL una serie de espacios en el edificio con el fin de dedicarlos a fines hoteleros tras la correspondiente reparación que necesitaba el inmueble, por aquel entonces en estado ruinoso. El edificio necesitaba actuaciones de inmediato.
Ahora, tras lo ocurrido, Miyares aclara que la sociedad «no se siente responsable por la situación» y que «mantiene permanentemente una postura dialogante y de escrupuloso respeto de la legalidad vigente, en la línea con su actuación durante los últimos 150 años». El presidente exige «a todos los responsables que el edificio abra, con hotel y club, cuando se de estricto cumplimiento a la legalidad urbanística».
En cuanto a la compañía al frente del negocio, Mazabi Gestión SL, por el momento no quieren realizar declaraciones al respecto, tal y como han indicado a El Diario Montañés tras intentar ponerse en contacto con algún responsable en varias ocasiones.
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