Playas que avergüenzan a Santander
A falta de dos meses para el verano, algunos arenales de la capital, como Los Peligros o La Magdalena, continúan descuidados y con los accesos rotos
Después de tanto tiempo, los vecinos que pasean cada día por allí ya casi se han habituado al paisaje. Más sorpresa se llevan quienes se dejan caer por la zona de vez en cuando o son nuevos en la ciudad. Lo cierto es que el estado de algunas playas de Santander no es para menos. «Clama al cielo», resume Yolanda, vecina de la capital cántabra, que aprovecha los rayos de sol para pasear con su perro por el arenal de La Magdalena y llegar hasta Los Peligros. Un recorrido en el que se encuentra de todo. Y basta con hacer el camino. Desde el restaurante del Balneario sale una pasarela de madera que a veces no es ni visible. En ese espacio da también tiempo de toparse con el edificio de La Horadada, que es el puro reflejo del abandono de la zona y pendiente ahora de conocer cuál será su nuevo uso. Además, al levantar la cabeza y mirar hacia el paseo de Reina Victoria pueden verse ramas acumuladas que llenan el espacio verde y que parecen estar pendientes de que alguien las retire (como muestra una de las fotos que acompaña esta información). ¿Cuánto llevan ahí? «Varios meses», dice esta mujer que pasa a diario por la zona. Lo cierto es que la imagen en este punto no invita a hablar bien de la ciudad y a muchos paseantes no les agrada.
Si la marea está alta, llegar a Los Peligros es también tarea complicada porque hace falta saltar el «puentuco», un antiguo embarcadero que estaba sepultado. Una vez en Los Peligros la estampa no mejora, más bien al contrario. Lo peor no es solo la imagen, sino que desde hace más de un año es la misma. La rampa de acceso al arenal santanderino que baja desde Reina Victoria sigue rota. La borrasca con la que arrancó 2021 se la llevó por delante dejando un panorama que no ha cambiado. El Ayuntamiento se dirigió entonces a la Demarcación de Costas para reclamar su intervención. «Hemos solicitado en reiteradas ocasiones la reconstrucción de la rampa», explicó a El Diario Montañés Margarita Rojo en diciembre del año pasado. No obstante el Ministerio señaló que el cuidado y mantenimiento de los accesos a las playas es competencia de la ciudad. Una pelea que se resume con una imagen: la de la rampa rota.
Camino sin maderas
A lo largo de estos meses los temporales y la lluvia han ido moviendo la arena y el acceso cada vez aparece más caído. «Es vergonzoso», dice otra vecina que va a la playa siempre que hace sol. Esa misma palabra utilizó la alcaldesa, Gema Igual, para definir el estado de la playa. La regidora lo dijo el domingo pasado en una entrevista a RNE. La sensación es de que los arenales están abandonados. Las reparaciones ni están, ni se esperan. Pero es que el repaso del estado del arenal no se queda ahí. Hay más puntos descuidados. En concreto las tablas del camino de madera que guía a los paseantes de una playa a otra. En algunas zonas es visible, pero hay numerosas tablas rotas y en otras simplemente desaparecen y es como caminar por la arena. Casi imposible atravesarla sin tropezar. Y para muchos una invitación a darse media vuelta. Basta con estar un rato en la playa y observar.
Quien decide llegar hasta el final de las tablas de madera se encuentra con otra sorpresa: el camino se termina de golpe porque no hay arena suficiente, así que los vecinos se las apañan como pueden para seguir. O dando un salto o sentándose primero para bajar con más suavidad. Es un punto en el que muchos cambian de sentido. «Al menos podrían poner un cartel de aviso», comenta otra mujer a la par que le da la razón un grupo de familias que decide no continuar.
Ocurre que detrás del mantenimiento de las playas hay una pelea de competencias. A la alcaldesa le parece «insostenible» la situación, pero recordó que las playas «no dependen» del Ayuntamiento sino de la Demarcación de Costas y por eso se puso en contacto con el Ministerio antes de Semana Santa, pero no hubo contestación.
De cara al verano
Lo cierto es que llega el verano y algunos arenales de la capital no parecen estar a punto para recibir a los miles de turistas que visitarán la capital. La pregunta es si lo estarán. Las de El Sardinero lucen más cuidadas aunque en la Segunda hay algún punto que podría mejorarse. En concreto, en uno de los accesos por escaleras sobresale un tramo de piedra y cemento que debería estar oculto por arena. Pero poco más, aunque los paleros critican que la limpieza del paseo no se hiciera antes de Semana Santa. Otras playas como la Virgen del Mar, sí parecen estar preparadas. Pero su estado no elimina la queja recurrente de los vecinos sobre el olor que desprenden los vertidos que terminan en la playa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión