La rehabilitación de la Biblioteca de Menéndez Pelayo sigue parada desde hace más de dos años
El germen del proyecto, que ha sufrido varias modificaciones, se sitúa en 2018, y los procesos administrativos para reanudar los trabajos están enquistados
En la capital que aspira a convertirse en 'ciudad de la cultura', mientras afrontan sus últimas fases las obras de diversos equipamientos destinados al arte, ... la historia y la cultura, una de las joyas de la corona del patrimonio, la Biblioteca de Menéndez Pelayo, continúa sumida en el olvido. Las obras de reforma integral de este espacio histórico de Santander permanecen paradas desde hace más de dos años. No obstante, las demoras, pasos atrás y paralizaciones temporales han enquistado el proyecto en un bucle. Del tal modo que las obras de la biblioteca personal del intelectual y erudito están almacenadas y el edificio de la ciudad que las albergó se halla vacío tras una larga espera. Prácticamente desde 2018, punto de partida, no solo no se ha logrado que el proyecto tuviera un mínimo de continuidad, sino que tampoco se han cumplido determinados plazos planteados inicialmente. Hay que tener en cuenta que la rehabilitación se remonta a la pasada década, cuando se presentaba en el Ayuntamiento santanderino el borrador con el diseño, las fases y trabajos previstos que se iban a acometer en el centro bibliotecario ubicado entre las calle Rubio y Gravina.
Patrimonio paró la obra de rehabilitación de la Biblioteca de Menéndez Pelayo por la destrucción de un pavimento. El edificio está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y los técnicos del Gobierno de Cantabria no dieron validez a la actuación. El edificio posee una catalogación de BIC, que comprende no solo el inmueble sino su interior.
En este tiempo suspendido, concluyeron los proyectos de reforma de los edificios colindantes: el Museo de Arte y la 'nueva' Biblioteca Municipal.
En 2023, la empresa adjudicataria renunció al proyecto debido a la paralización de las obras desde ocho meses antes
La biblioteca personal de Marcelino Menéndez Pelayo configura una colección integrada por más de 40.000 volúmenes que el historiador y polígrafo donó a la ciudad de Santander a su fallecimiento en el año 1912 «con la condición de que quedase sellada, de que no saliese ni entrase un libro en ella». Un reflejo de sus inquietudes investigadoras especializadas en humanidades, bibliografía y pensamiento histórico y literario. El proyecto de reforma integral de la biblioteca, pese a responder a una necesidad y contar con el beneplácito unánime de los sectores políticos y de la gestión cultural, también sufrió numerosos retrasos. Una fecha clave es la de 2019. En ese momento el Ayuntamiento hacía oficial la modernizacion del centro con la colaboración del Gobierno. La alcaldesa de Santander, Gema Igual, y el entonces consejero de Cultura, Pablo Zuloaga, suscribieron un convenio que garantizaba «el traslado seguro y custodia provisional» de los fondos de la biblioteca al Archivo Provincial de Cantabria. Además, se hacía referencia a otra cuestión pendiente nunca resuelta. El Consistorio se comprometía a dotar a la Biblioteca de una plaza de director, que se incluía en la oferta pública de empleo, «solucionando así las carencias de este puesto, que hasta ahora estaba cubierto por un técnico ayudante de la biblioteca, perteneciente a la plantilla municipal, y que figuraba en la relación de puestos de trabajo del Gobierno de Cantabria». Este objetivo tampoco se ha logrado.
Tras el traslado a las instalaciones de Los Arenales (en la Biblioteca Central) se reveló el mal estado de numerosos ejemplares debido a la acción de la humedad, insectos, moho y hongos. Otra larga y enquistada polémica, con informes cruzados que señalaban conclusiones opuestas, surgió ante la posibilidad de que el agua de las mangueras destinadas a extinguir el incendio del MAS, antiguo Museo de Bellas Artes de Santander en 2017, anexo a la Biblioteca, pudiera haber afectado a algunos de los ejemplares más valiosos que se hallaban en el despacho del director.
En uno de los últimos estudios sobre el presente y futuro de la ciudad y su nueva fisonomía estructural con la cultura y el turismo como pilares, también mantras, '¿Museos para quién? ¿Museos cómo? Espacios culturales para la renovación urbana de Santander (1985-2025)', el responsable de la edición de este volumen colectivo, el historiador del arte y profesor de la UNED Luis Sazatornil, comentaba que «Santander se enfrenta a un momento crucial para su futuro cultural» y esperaba que «el debate abierto ayude a definir la mejor ruta». En su análisis llamaba la atención sobre las carencias del presente y futuro y, en este sentido, apelaba a la necesidad de atender a la Biblioteca de Menéndez Pelayo, «con sus obras de rehabilitación paradas, sin director y escaso personal».
El Servicio de Patrimonio del Gobierno de Cantabria paralizó la obra porque se había retirado el pavimento del suelo de la planta baja, que acabó en un vertedero por su avanzado estado de deterioro. La empresa adjudicataria renunció en la primavera de 2023 a continuar con las obras, que ya llevaban detenidas desde ocho meses antes. Los parones han conllevado diversas modificaciones del proyecto, tras la concienciación de que la colección no podía retornar a «un espacio sin las condiciones idóneas de conservación». El último trámite de ese bucle administrativo de trabajos temporales, plazos incumplidos y retrasos, se reflejó en la citada marcha de la empresa Trycsa, adjudicataria, que decidió no continuar ligada al proyecto.
Tras esa renuncia, el Ayuntamiento de Santander ya redactó el «proyecto de ejecución refundido», con lo que está a la espera de recibir el dictamen de Patrimonio. Ese trámite fue adjudicado a Aparejo Oficina Técnica SL y entregado en 2024. A continuación, la institución municipal lo remitió a la Dirección General de Cultura y Patrimonio Histórico del Gobierno de Cantabria. Una vez logrado el visto bueno, el Consistorio deberá ponerse en contacto con el Ministerio de Vivienda, encargado de licitar las obras, incluidas en el protocolo firmado en 2020 entre el Ejecutivo central y el Ayuntamiento, que estaba destinado a impulsar varios proyectos culturales en la ciudad.
Fachadas y vidrieras
El proyecto integral, al margen de las modificaciones, contempla la rehabilitación del interior del edificio, la restauración de las fachadas, así como el cerramiento exterior, vidrieras y jardín. Antes de la pandemia se fijó un presupuesto de 1.250.691 euros financiado por el Ministerio de Fomento, con un plazo de obras de diez meses.
En el interior del edificio, la actuación incluía la renovación completa en pequeñas zonas, y conservación en la práctica mayoría del edificio. Y la sustitución de las estanterías/librerías metálicas por unas de acero inoxidable lacadas, previa retirada y numeración de los frentes decorativos de madera, así como un tratamiento mediante barnizado de todos los elementos de madera del interior de la Biblioteca. También se incluía la incorporación de sistemas de protección solar durante la intervención y la mejora del sistema de calefacción eléctrico.
El proyecto sumaba mejoras en el acondicionamiento acústico de la Biblioteca mediante la sustitución de los vidrios y las carpinterías, la mecanización de las puertas principales de acceso al edificio, la instalación de un sistema de vídeo vigilancia interior y el saneamiento de los muros interiores afectados por la humedad.
En cuanto a las vidrieras, se actuará en la cenital sobre la sala de lectura, que tiene una superficie 66 metros cuadrados y está compuesta de una trama regular de 96 piezas de vidrio, así como las vidrieras de las fachadas este y oeste.
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