Las vallas del paseo de Mataleñas llevan casi seis meses sin reparar
La Demarcación de Costas fecha en febrero las obras de la senda, casi medio año después de que los vecinos pidieran su arreglo por primera vez
A menudo, los vecinos de un municipio exigen la puesta en marcha de obras que, con mayor o menor urgencia, condicionan el día a día ... de quienes caminan por una zona o conducen por una vía. Echan en falta una rotonda, una acera más ancha o un carril bici. Pero hay otras veces, sin embargo, que el inicio de esos trabajos no sólo acaba con la paciencia de los vecinos, sino que pone en peligro la vida de las personas que se topan frente a frente con el problema.
Es el caso de los vecinos que recorren el paseo de Mataleñas al inicio de la senda costera de Santander para pasear o para hacer ejercicio, como constatan desde la Asociación Sociocultural San Pablo de Cueto. Y es que todos aquellos vecinos que paseen por este camino, pasada la playa de Los Molinucos y siguiendo el muro que circunda el campo de golf, se encuentran con la misma imagen desde hace casi seis meses. Medio año desde que lo denunciaron, a principios de agosto, en el que el tramo viene combinando las vistas de la bahía con un riesgo evidente de caer por el barranco. La única medida que impide una desgracia son varios metros de cinta anudada en algunos de los soportes de madera, a lo largo de los diez metros que ilustran el deterioro más importante. La inseguridad se prorrogará al menos durante un mes más, tal y como anunció la Demarcación de Costas. El órgano, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, en Madrid, fechó el inicio de las reparaciones en febrero «con la apertura del nuevo ejercicio contable», esto es, cuando entren en vigor los nuevos Presupuestos.
Hasta entonces, habrá que caminar con un ojo fijo en el pésimo estado de las vallas. Y el problema se presenta, para más inri, justo en la esquina del camino en cuestión, junto a una cuesta de gravilla. De hecho, todos aquellos visitantes que realicen la senda en dirección hacia la playa de El Sardinero corren un serio riesgo de resbalar y precipitarse sin freno hacia ese vértice provisto únicamente de cinta roja y blanca. Los ciclistas o las personas que vayan corriendo son las más vulnerables a esta situación que, afortunadamente, no se ha producido aún.
Los trabajos esperan la puesta en marcha de los nuevos presupuestos, según la Demarcación
Lo que tampoco se ha producido en los últimos seis meses es una noticia ni una sola novedad por parte de las instituciones. El Ayuntamiento de la capital aclaró en su momento que el mantenimiento de la senda no es competencia municipal. De hecho, fue el Consistorio quien disipó todas las dudas, y apuntó a la Demarcación de Costas como único órgano responsable del buen estado de perímetro de seguridad.
Tanto es así que el propio concejal de Medio Ambiente, José Ignacio Quirós, insistió en que el gobierno municipal ha hecho «lo que tenía que hacer, que no es otra cosa que solicitar formalmente que la zona se repare para el uso y disfrute de santanderinos y visitantes». De este modo, el equipo municipal hizo saber de sus obligaciones a Madrid, tal y como constataron en su día los miembros de la Asociación de San Pablo de Cueto. La propia alcaldesa de Santander, Gema Igual, fue la encargada de llamar personalmente a la Demarcación.
Desde diciembre
La respuesta que recibió la regidora entonces, en el mes de octubre, es la misma que Costas facilita hoy: que el proyecto para realizar las obras fue aprobado definitivamente el pasado 12 de diciembre, pero necesita esperar a la apertura del nuevo ejercicio contable para ponerse en marcha. El director de la Demarcación en Cantabria, José Antonio Osorio, estima el inicio de los trabajos en febrero, de modo que hasta entonces seguirá sin haber nada que impida el peligro para los visitantes.
Los daños están en una esquina, tras una cuesta de grava, lo que aumenta el peligro para los ciclistas
Nueve meses y 529.000 euros. Eso fue el montante total de dinero invertido en la senda de Mataleñas. Un proyecto de 2.400 metros de longitud que, desde su inauguración en el año 2000, fue el blanco de multitud de protestas tanto por los partidos de la oposición como por los grupos vecinales y asociaciones ecologistas. A punto de cumplir veinte años desde aquel inicio, la gestión de uno de los lugares más preciados de Santander vuelve a acaparar las protestas de los ciudadanos.
de diciembre fue el día en que se aprobó el proyecto de las obras en la senda costera por parte de la Demarcación de Costas.
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