El Papa denuncia la conciencia «anestesiada» de Europa ante el drama de los refugiados
Francisco ha participado en el Vía Crucis nocturno del Viernes Santo en el Coliseo de Roma
colpisa / afp
Viernes, 25 de marzo 2016, 23:05
El papa Francisco ha condenado "la conciencia insensible y anestesiada" de Europa ante el drama de los refugiados, al término del Vía Crucis nocturno del Viernes Santo en el Coliseo de Roma.
"¡Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro Mediterráneo y en el mar Egeo, convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada!", ha clamado Francisco en una clara crítica al cierre de fronteras y al rechazo hacia los inmigrantes y refugiados.
Tras enumerar los grandes males que azotan a la humanidad y comparar sus sufrimientos con los padecidos por Jesús en la cruz, Francisco ha condenado también a los "tantos Pilatos que se lavan las manos". En su oración a la cruz, el Papa argentino ha vuelto a acusar a los "traficantes de la muerte", que "alimentan los hornos de la guerra".
El tradicional rito alrededor del monumento romano, se ha celebrado este año en un clima particular, marcado por las fuertes medidas de seguridad adoptadas desde los atentados de noviembre en París y mantenidas tras los recientes ataques de Bruselas que costaron la vida a 31 personas.
Toda la zona ha estado vigilada por patrullas de la Policía y el Ejército además de cuerpos especiales de inteligencia, que han controlado los documentos de cada una de las personas que ingresaba a la zona.
El Sumo Pontífice ha llegado en torno a las 21:00 al monumento romano, en el corazón de la Ciudad Eterna, donde miles de personas, turistas y religiosos, la mayoría con antorchas, lo esperaban.
Francisco, de 79 años, vestido con un abrigo blanco, ha asistido como el año pasado al rito desde la terraza del Palatino, bajo un toldo rojo instalado frente al imponente anfiteatro romano, donde soplaba una brisa fría, y no ha recorrido a pie las 14 estaciones.
Vía Crucis
Este año, el papa Francisco ha pedido al cardenal italiano Gualtiero Bassetti, entre los purpurados más amigos, que escribiera las meditaciones que tradicionalmente se leen en cada una de las 14 estaciones del calvario padecido por Cristo.
El texto ha abordado la situación de los refugiados por las guerras, de los desplazados y perseguidos. "¿Cómo no ver el rostro del Señor en aquellos de los prófugos, refugiados, desplazados, que huyen desesperados del horror de la guerra, las persecuciones, las dictaduras?", se interroga Bassetti.
En cada estación del Vía Crucis se ha abordado un tema específico que preocupa al mundo, mientras la cruz era cargada por fieles de numerosas nacionalidades, entre ellos latinoamericanos de Paraguay, Ecuador, Bolivia y México.
La cruz en las últimas estaciones ha sido llevada por los sirios Hadad Rana y Yusef Saghir y los hermanos franciscanos de Tierra Santa, en representación de regiones azotadas por los conflictos.
En la primera estación, que relata el momento en que Jesús es condenado a muerte, se ha reflexionado sobre la exclusión, la pérdida de bienes y seguridad, como ocurre a miles de desplazados que huyen de Medio Oriente y África. "¡Cuánto miedo hay en nuestra vida! Tenemos miedo del diferente, del extranjero, del emigrante", ha reconocido el cardenal.
En la tercera estación, que hace referencia a la primera caída de Jesús, el texto habla sobre los campos de exterminio, el trabajo infantil esclavo. "Te rogamos, Señor, por todos esos sufrimientos que parecen no tener sentido", pide el autor.
El Vía Crucis, que ha durado menos de dos horas, ha sido transmitido en directo por televisión a numerosos países.