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Varias de las patrulleras de la Guardia Civil que han participado en la búsqueda, en el muelle de Santa Cruz de Tenerife. EFE

Barajan la sobredosis o la asfixia como causas de la muerte de las niñas tinerfeñas

La prueba de la huella dactilar confirma que el cuerpo encontrado es el de Olivia, la mayor de las dos hermanas

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Viernes, 11 de junio 2021

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La última incógnita del terrible parricidio de Tenerife es cómo Tomás Gimeno mató sus dos hijas antes de arrojarlas a 1.000 metros de profundidad. Probablemente no se aclare hasta que se tengan los resultados de la autopsia a Olivia, la hermana de seis años cuyo cadáver fue rescatado el jueves, tras 44 días atrapado en una bolsa de deportes asida al fondo del océano por el ancla de la lancha de su padre, que también fue su asesino.

Sin embargo, los investigadores de la Guardia Civil, en base a las certezas que ya tienen y a la cronología del crimen, barajan que Gimeno, muy posiblemente, matase a sus hijas con una sobredosis de somníferos o por asfixia, o bien mezclase ambos actos homicidas. Que las drogase primero para después asfixiarlas. Lo que si es seguro es que el cuerpo encontrado este jueves corresponde a Olivia Gimeno como ha desvelado la prueba de la huella dactilar realizada en el Instituto Anatómico Forense.

Lo que dan por seguro es que cuando el fatídico 27 de abril el criminal aparcó su Audi A3 junto al pantalán de Puerto Marina, en Santa Cruz de Tenerife, sobre las 21:30 horas, Olivia y Anna, su hermana de 14 meses, estaban muertas. Ni las cámaras de seguridad ni el vigilante pudieron ver cómo su padre las subía a su lancha, porque sus cuerpos sin vida iban ocultos en las bolsas de deporte tipo petate que, junto a otros cuatro bultos, trasladó en tres viajes hasta la embarcación.

De igual manera, hay constancia de que Gimeno llegó con sus hijas, sobre las 20:00 horas, a su casa en Candelaria, tras pasar la tarde con sus padres y sin intención alguna de devolverlas a Beatriz, su exmujer, como le había prometido. La muerte se produjo durante esa hora y media y, posiblemente, en la vivienda.

Crimen planificado

Los agentes localizaron sobre la mesa del comedor blíster fuera de las cajas y a medio consumir de lorazepam, un potente somnífero. Por contra, lo que no hallaron ni en la casa, ni en el coche, ni en la lancha, pese a realizar cinco registros, uno de ellos con perros adiestrados, fue restos de sangre de las niñas.

Cada vez tienen más claro que todo formó parte de un plan homicida premeditado de venganza machista, lo que se conoce como un crimen vicario. Tomás no solo quería hacer daño a Beatriz donde más le podía doler, arrebatándole a sus hijas, sino que pretendió condenarla de por vida al dolor y a la duda de no saber qué había pasado exactamente, sepultándolas en el fondo del océano. Allí las arrojó, entre las diez y las once de la noche, embutidas en los petates y lastradas con el ancla del barco y quizá también con la bombona de oxígeno llena hallada tres días antes en la misma zona.

Un punto del Atlántico que dista tres millas de Puerto Marina y una del Puertito de Güímar. El mismo lugar al que, según la geolocalización del móvil, volvió unas dos horas después. Donde los investigadores creen que se suicidó en el mar, quizá colocándose como lastre las pesas de buceo que ya no estaban en el barco cuando la Guardia Civil lo encontró a la mañana siguiente. El suicidio se pudo producir pasadas las 1:30 horas, cuando se pierde la señal del teléfono, tras reiterarle a su exmujer que no le volvería a ver ni a él ni a las niñas.

El buque oceanográfico Ángeles Alvariño, con ayuda de su sonar, sigue rastreando el fondo marino en este punto, para tratar de localizar el cuerpo de Anna y del homicida, lo que podría ayudar a la madre a iniciar su duelo. Guardia Civil y autoridades tratan de que los trabajos continúen, si fuera preciso, incluso más allá del próximo lunes.

«No es un loco o un asesino en serie, es la cara del machismo»

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género aclaró que Tomás Gimeno «no es un loco o un asesino en serie, es la cara del machismo». Victoria Rosell señaló que es «ese hombre que no tolera la libertad de la mujer y su igualdad». «Contra eso debemos luchar las instituciones y toda la sociedad todos los días, no solo cuando ocurre lo peor», reclamó. Rosell, por desgracia, no cree que con este doble parricidio machista vaya a terminar la ola de asesinatos de género iniciada el 9 de mayo, con el fin del estado de alarma y la mayor facilidad de las mujeres para dejar a sus maltratadores. Pidió a todos que denuncien cualquier atisbo de maltrato.

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