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Encuentran fósiles de 3.500 millones de años en Australia

Once tipos de microbios se conservan en la roca

COLPISA / AFP

Martes, 19 de diciembre 2017, 00:52

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Después de más de diez años de arduo trabajo moliendo una roca australiana que contiene fósiles más pequeños de lo que el ojo puede ver, científicos confirmaron el lunes la primera evidencia directa de vida en la Tierra.

Los fósiles microscópicos de 3.500 millones de años de antigüedad, muchos de ellos tan anchos como un cabello humano, son descritos en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'. Antes se había informado de signos incluso más tempranos de vida fósil, remontándose a 3.900 millones de años. Pero esos estudios se basaban en una forma aparente de microfósil o en un rastro químico, no en ambos.

«Ninguno de estos estudios se considera prueba de vida», dijo a la AFP el autor principal del estudio, John Valley, profesor de geociencia de la Universidad de Wisconsin-Madison. «Este es el primer y más antiguo lugar donde tenemos tanto la morfología como la huella química de la vida».

Once tipos de microbios se conservan en la roca. Algunas de las bacterias están extintas, mientras que otras son similares a los microbios contemporáneos.

Los pequeños fósiles se encontraron en 1982 en el depósito de sílex de Apex, en Australia Occidental. Se publicaron dos artículos científicos sobre sus aparentes contenidos microbianos, uno en 1993 y otro en 2002. Pero los críticos sugirieron que no eran vida sino minerales extraños que simplemente parecían especímenes biológicos. Por eso, Valley y sus colegas, incluido el coautor William Schopf, profesor de paleobiología en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), pasaron una década desarrollando una técnica para separar el contenido de los diminutos fósiles.

Investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison modificaron una herramienta para pulir la muestra original un micrómetro a la vez, sin destruir los fósiles que estaban «suspendidos en diferentes niveles dentro de la roca y encerrados en una dura capa de cuarzo», explicó el informe. «Cada microfósil tiene unos diez micrómetros de ancho; ocho de ellos podrían caber a lo ancho de un cabello humano», indicó.

La técnica permitió a los científicos detectar proporciones de carbono doce y carbono trece dentro de cada fósil y compararlas con una sección de la roca que no tenía fósiles. «Las diferencias en las proporciones de isótopos de carbono se correlacionan con sus formas», explicó Valley. «Si no son biológicos, no hay razón para tal correlación».

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