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Mainat, el verdadero show está detrás de las cámaras

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La vida del productor televisivo, alma de La Trinca y de éxitos como 'OT' o 'Crónicas Marcianas', supera cualquier 'reality'. Dice no tener miedo a morir sino a envejecer y su mujer está acusada de haber tomado buena nota. Presuntamente

sergio garcía

Domingo, 25 de octubre 2020, 00:15

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Entra música en tres segundos. Plano de los Mossos d'esquadra custodiando a Ángela Dobrowolski dos meses después de que su marido, el productor televisivo Josep María Mainat, entrara en coma. La mujer, de origen alemán, es detenida por intentar, presuntamente, asesinar al conocido ejecutivo, uno de los hombres más ricos de Cataluña, después de que éste iniciara los trámites de divorcio. Se casaron en 2012 y les separan un abismo de años: 35.

La trama es digna de la mejor película de intriga. Mainat es diabético y ella supuestamente aprovecha una madrugada de finales de junio para deslizarse en su dormitorio –ya no vivían juntos– e inyectarle mientras está dormido dos dosis de insulina para provocarle una repentina bajada de azúcar, inducirle un coma diabético y la consiguiente muerte. La rápida intervención de los servicios de emergencias logra evitar el fatal desenlace y Mainat se recupera dos días después, frustrando así el presunto ardid de su todavía esposa para beneficiarse de una multimillonaria herencia. La investigación apuntaba a una maquinación homicida, pero al ser la insulina una sustancia que desaparece del organismo al poco de administrarse, es difícil demostrar la intención de Ángela de consumar el psicodrama. Ella queda en libertad con cargos.

Una suerte de prostíbulo

¿Fundido a negro? Nada más lejos de la realidad. El culebrón, que estalló a primeros de octubre y contraviene constantemente las reglas del sentido común, parece diseñado para que no perdamos ripio y salta del barrio barcelonés de Horta a la casa de veraneo en Canet de Mar, ambas propiedad del productor. En la primera, la mujer cuyo nombre es ahora la comidilla en el juzgado de instrucción número 3 de Barcelona, ha montado una suerte de prostíbulo, después de alquilar la vivienda, la misma que ella debía haber abandonado el 31 de junio. La trama se complica e incorpora personajes secundarios de la talla de Alina, novia rusa del scort latino Gabriel, presunto amante de Ángela. ¿Me siguen? «Estoy divorciándome –ha tratado de disculparse Mainat ante sus encolerizados vecinos–. Ella está ahí con una especie de okupas haciendo salvajadas».

Tampoco hay paz en la casa de Canet. Denuncias por violencia de género contra el productor, acusaciones de secuestro de los hijos, intentos de estafa, mujeres despechadas que se esconden en los armarios... Ángela, que reclama la custodia de sus dos hijos con Mainat, sirviéndose de los pequeños para colar micrófonos espías. «Es frío, calculador, vengativo y abusivo. No le reconozco en la persona con la que me casé», contraatacaba ella en la entrevista que concedía esta semana a Cuatro. ¿Será el viento del Maresme?

Rebobinemos. Mainat, que pese a ese talle apolíneo carga ya con 74 otoños, era hasta hace un mes el epítome del éxito. Bueno, lo sigue siendo, porque si algo ha caracterizado su trayectoria vital –cuestiones amorosas al margen– es haber sabido siempre dar con la tecla adecuada. 'Crónicas marcianas', 'Operación triunfo', 'Mira quién habla', 'Lluvia de estrellas', 'No te rías que es peor', 'El hormiguero'... espacios todos ellos que han marcado un antes y un después en la forma de hacer televisión en este país y que forman parte de la banda sonora de millones de espectadores.

Proyectos gestados desde la productora Gestmusic, que Mainat puso en marcha junto a su inseparable Toni Cruz y Miguel Ángel Pasqual, las tres patas de La Trinca, auténtico fenómeno musical de los 80 edificado sobre letras irreverentes y casquivanas. ¿Recuerdan 'La patata', 'Quiero una novia pechugona' o aquel 'Barón de bidé' y su invento para lavar la 'pomme de terre'? Le sacaban partido a todo, primero en catalán y luego en castellano. Los reyes Midas del Maresme les llamaban.

Pareja de Rosa María Sardá, con la que tuvo un hijo, Mainat suma cinco vástagos (incluidos dos adoptados con una relación posterior y dos más con Ángela Dobrowolski, actual objeto de sus desvelos), el último nada menos que con 69 años. Emprendedor exitoso y capaz de manejarse en seis idiomas, si algo le caracteriza es su habilidad para no pasar nunca de perfil y salir sin embargo bien librado.

Daltónico, en política tiene los colores muy claros. Son de sobras conocidos sus afanes independentistas que le han llevado a integrar las listas de Junts pel Sí y a ofrecerse a ERC para cuanto sea menester. Su salida de tono más notoria tuvo lugar en las redes sociales, cuando llegó a «cagarse» en el «Reino de España, en su justicia y su puto Borbón», tuit que, aplacado el sofocón, se apresuró a borrar.

Con un médico belga

Tampoco lo de la edad parece que acabe de asimilarlo Josep María Mainat. En una entrevista a El Periódico de Cataluña hablaba hace un tiempo de sus visitas periódicas a un médico belga –dos al año– «para que mi balance hormonal sea el que tenía con 30 o 40 años». Y no le va mal, porque parece haber suscrito un pacto con el diablo. Incluso quiso montar una clínica 'antiaging', pero el proyecto no cuajó. Dice que no tiene miedo a la muerte, pero sí a envejecer, a la decrepitud, la misma que combate con una alimentación sana y equilibrada. «Fumar, cero, y el alcohol... sin excesos», afirma pese a tener un limonero en el jardín para prepararse gin-tonics.

La razón para esa batalla contra el tiempo tal vez haya que buscarla en las pérdidas que ha ido arrastrando durante su vida. A su madre cuando la atropelló un chaval que iba como loco con su coche por el centro de Canet, y a su hermano por un cáncer de colon. También a él le detectaron un tumor hace años, aunque lo atajó de raíz: le quitaron el 80% del estómago. «Morirse es una mierda», zanja.

Pero entretanto la vida sigue. Vendida Gestmusic por la nada despreciable suma de 90 millones de euros al grupo Banijay, el último reto de Mainat es un 'talent show' protagonizado por 'traders' y que sólo se puede ver por YouTube. ¿Tiene tirón el día a día de alguien que se gana la vida comprando y vendiendo activos financieros? Josep María cree que sí. Si sobrevive a su último matrimonio, a lo mejor hasta vuelve a dar la campanada.

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