El virus arrasa en las residencias de ancianos con una mortalidad 71 veces mayor

Tratar de hacer una fotografía fidedigna de hasta dónde ha golpeado el Covid-19 a los 372.985 usuarios en estos establecimientos, además de una tarea titánica, es una labor imposible porque cada comunidad autónoma ha contabilizado a su manera. Entre este lunes y miércoles, todas las autonomías han enviado a Sanidad los datos de la mortalidad y los contagios contabilizados entre el 8 de marzo y el 8 de abril en sus residencias. El Gobierno los reclamó vía orden del BOE al sospechar que buena parte de los fallecidos de esos centros no han entrado en las estadísticas.

Y así ha sido. Según las primeras estimaciones de los técnicos de Sanidad –y a falta de que lleguen todavía los datos de algunas comunidades– más de la mitad de los 8.345 casos notificados por las 17 autonomías de decesos en geriátricos con coronavirus o síntomas compatibles con el virus no figurarían en los registros de Sanidad. ¿La razón? Hasta ahora, salvo casos excepcionales, la inmensa mayoría de las comunidades solo ha contabilizado como fallecidos de coronavirus a los residentes a los que se les había realizado previamente una prueba, la gran mayoría de las veces ya en el hospital. Solo en contadísimas ocasiones entre los millares de ancianos que han muerto sin salir de las residencias por neumonías desde que se declarara la crisis sanitaria hace más de un mes se les ha practicado la prueba antes de fenecer.

Esa cifra de 8.345 muertos en residencias supondría que el 57% de las 14.555 muertes registradas en toda España hasta el miércoles (último día de entrega de los datos requeridos) habrían sido de residentes en estos hogares. Sin embargo, esa estimación, ya advierten los técnicos de Sanidad, no es cierta porque, aunque los fallecidos de la residencias están probablemente subestimados, los decesos totales todavía lo están en mayor proporción. Las estadísticas entregadas por las comunidades sobre mortalidad en los centros de mayores –apuntan los epidemiólogos que asesoran a Moncloa– confirmarían ya sin género de dudas el temor de que las cifras de fallecidos nacionales están infravaloradas en extremo.