La chimenea de La Lechera, el siguiente desafío dentro de la reforma cultural
La asistencia técnica para redactar un proyecto, ya contratada, se ejecutaría tras la inauguración del museo y complejo de las artes, prevista para 2026
La rehabilitación de un recinto centenario y con tanta historia como el de La Lechera puede considerarse uno de los grandes éxitos del Ayuntamiento de Torrelavega en estos últimos años, sobre todo teniendo en cuenta que las arcas municipales no han aportado ni un solo euro de los cerca de 16 millones que está costando esta transformación cultural -el Gobierno de Cantabria está echando el resto en ambas fases, con ayuda de los fondos europeos-. Pero hay una pieza importante de este conjunto y que hace años se quedó fuera de los planes de la rehabilitación: su icónica chimenea, tan antigua como el resto de este complejo construido hace 127 años (1898) y, de unos años a esta parte, necesitada de diferentes tareas de refuerzo. El Ayuntamiento dio un paso importante a comienzos de año saliendo a buscar a una empresa que hiciera las labores de asistencia técnica para la redacción de un proyecto; finalmente la encontró (Dynamis) y encargó por 14.520 euros estas tareas, que cristalizarán en un plan de obra para asegurar la pieza de una vez.
Al margen de lo puramente administrativo, el alcalde, Javier López Estrada, reafirmaba hace unos días el compromiso del equipo de gobierno -formado por regionalistas y socialistas- de llevar a cabo dicha restauración, en el último pleno ordinario y a preguntas del líder de la oposición, Miguel Ángel Vargas (PP). Según avanzó el regidor aquel día, el Consistorio se encontraría realizando un seguimiento técnico sobre el estado de la chimenea, junto a los técnicos municipales, un seguimiento que, de momento, arroja un estado «correcto» de esta estructura, como detalló el alcalde. No obstante, aseguró, el Ayuntamiento encargará un proyecto técnico «para su futura rehabilitación».
Y ese es el 'minuto y resultado' de la chimenea de La Lechera ahora mismo: un proyecto pendiente de ejecutar y un compromiso adquirido por parte de la coalición de gobierno. Todo mientras La Lechera sigue inmersa de lleno en su metamorfosis cultural, concretamente en una segunda fase que asciende a 11,7 millones de euros. Nadie salvo el personal de la adjudicataria (SIEC) puede caminar ahora por el entorno inmediato de la chimenea -ni del complejo- porque está vallado, pero si frecuentan la zona seguro que recuerdan las veces que el Ayuntamiento se ha visto obligado a vallar la zona ante el riesgo de desprendimientos en el viejo conducto.
No es la primera vez que la centenaria chimenea de La Lechera amenaza con caerse a trozos. 127 años no pasan en balde y el Consistorio viene asistiendo a los peligros asociados a su deterioro al menos desde la década anterior, que es cuando se empezaron a tomar medidas. En 2018, por ejemplo, cuando los síntomas empezaron a ser evidentes y el Consistorio se vio obligado a tomar medidas sobre el terreno y vallar la estructura por posibles desprendimientos.
Si se fijaron entonces o lo hacen ahora desde lo lejos, pueden apreciar algunos desperfectos en algunas de las abrazaderas de hierro de la chimenea, amenazando con caerse sobre el aparcamiento situado entre La Lechera y las dependencias del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA). Anteriormente, otra abrazadera golpeaba el pararrayos cuando hacía viento fuerte, con el consiguiente riesgo de caerse también.
Mientras la chimenea achaca los signos de la edad, es testigo directo del desarrollo de las obras del nuevo centro cultural, con previsión de estar plenamente inaugurado en otoño de 2026, según declaran desde el Ayuntamiento de Torrelavega. Tal vez después, el equipo de gobierno (PRC-PSOE) logre ejecutar la necesaria restauración de la icónica 'torre' de La Lechera, un proyecto del que se viene hablando desde hace meses.
La chimenea no es la única pieza suelta del complejo y que, aunque está fuera de la gran reforma cultural, también pide un lavado de cara. En los últimos meses, desde el equipo de gobierno (PRC-PSOE) se ha puesto el foco también en el edificio de la antigua sidrería o cafetería, aunque desde dos ángulos distintos. A un lado, el PRC, que habla de su incorporación al complejo como una cafetería y un edificio destinado a la hostelería en general; al otro, el PSOE, que llegó a proponer su uso para cobijar el Museo del Hojaldre -hoy contemplado en el edificio de Baldomero Iglesias, que los socialistas quieren destinar a oficinas municipales-.
Al margen de ese pulso, el alcalde manifestó también el otro día, en el Pleno, el deseo municipal de darle un lavado de cara. Habló, de hecho, de la retirada del amianto existente en la cubierta del inmueble y que se hará de manera «integral». Para ello, el Consistorio se deberá adaptar a la protección del complejo como Bien de Interés Cultural y también a la Ley de Residuos.