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Pepe Barros, Fernando Ortiz, Nacho Jiménez júnior, Federico Trueba, Adriana d'Hers, Fernando Odriozola, Naila d'Hers, Óscar d'Hers, Nacho Jiménez, Rubén Ruiz, José Ignacio Sánchez, Arsenio Lloredo, Judith Céspedes, César Ruiz y Sherezade Herrero. Roberto Ruiz

El racinguismo empuja desde fuera

Siempre cerca. Un grupo de racinguistas se cita en Los Campos de Sport para mandar un mensaje de apoyo a su equipo desde los aledaños de un estadio al que hoy no podrán entrar para ver el partido

Marcos Menocal

Santander

Sábado, 13 de junio 2020, 07:22

Con nervios. «Me pongo aquí, allí... ¿Dónde?», pregunta José Ignacio Sánchez. Acaba de salir de 'currar'. Es repartidor y casi directo a El Sardinero. «Es lo más cerca que vamos a estar del fútbol», le explica con media sonrisa a su amigo, Fernando Odriozola. Los dos son socios y ambos llevan más de tres meses sin tomar ese café previo de los domingos antes de los partidos cuando todo era 'normal'. Ahora más que abrazarse se han saludado desde lejos, aunque luego se han acercado para coger las bufandas y pegar un grito. Lo han hecho ellos y el resto de sus compañeros de sentimiento y foto. Entre todos suman quince. No más. El máximo permitido en esta fase de la 'desescalada' en la que camina el mundo y de forma paralela el fútbol. Y el Racing. Su equipo.

«Yo me voy a quedar con lo que dijo Oltra: 'Está muy difícil, pero no imposible'», señala en voz baja y sin alterarse, aunque por dentro seguro que lleva su procesión. Es Pepe Barros, uno de los socios del Racing cuyo amor por el club lo dice todo. En los últimos cuarenta años nadie ha seguido en directo más partidos del equipo. Nadie. «Se me ha hecho difícil esto de estar sin venir al campo». «Pues habrá que esperar», le recuerda Federico Trueba, su inseparable compañero de fatigas. Los dos han compartido miles de kilómetros en la última década. Siempre en la convocatoria pase lo que pase.

Un grupo de racinguistas de quince personas, el máximo permitido, se conjura en la puerta del estadio camino de la remontada

Las mascarillas recuerdan que algo no es tan normal como otras veces. No sólo las de los racinguistas frente a las puertas de los Campos de Sport de El Sardinero para la foto, sino también las de los viandantes que pululan por la calle. Se quedan mirando al grupo. Les llama la atención el corrillo, manteniendo la distancia, que forma ese grupo de amigos improvisados que se arremolinan en los aledaños del estadio. Resulta extraño ver gente en grupo últimamente. Y más rodeados de bufandas. «Yo creo que no tiene nada que perder el Racing y mucho que ganar», piensa en voz alta César Ruiz. Con su hermano Rubén comparte fila en uno de los fondos del estadio cada semana y huérfanos de fútbol estos meses no dudaron en acercarse a El Sardinero a mandar un grito de ánimo. «Tiene que jugársela. No hay nada que perder, está casi descendido y si lo remonta sería histórico». Y tanto. Todos poco a poco van perdiendo la vergüenza y van rompiendo el hielo. Charlan de lo duro que ha sido este confinamiento. De deporte, de política... Se preguntan por la salud. Son del mismo equipo. No cabe duda.

«Yo creo que se van a adaptar bien a no tener público. Hasta les va a venir bien, porque toda esa presión que existe se les va a quitar», explica Fernando Ortiz, otro de los incondicionales. A él, como a todos, le fastidia no poder estar en la grada animando a sus jugadores, pero «si es para que salven la categoría... Bienvenido. Hay que tener esperanza y pensar en que se puede». A Fede Trueba, que también reconoce que «sin público los futbolistas van a tener menos presión», le entra un cierto temor. «La afición del Racing es muy intensa y siempre es bueno tenerla de tu lado. Es una pena que no podamos estar, pero hay que pensar que es así para todos». No esconde que «hay que ganar siete finales y la primera es la de mañana -por hoy». Ni él ni nadie. Sus compañeros de previa repiten que «el partido del Lugo es clave, porque si lo ganas puedes meter miedo y acercarte a los rivales», insiste Fernando Odriozola.

Nacho Jiménez Martín, Oscar d'Hers Gómez y Nacho Jiménez Gómez, padre, cuñado e hijo y sobrino a la vez, son los más optimistas. Piensan que todo va a salir bien. «Van a conseguir el objetivo, que es muy difícil. Pero lo van a conseguir en el último partido». El suspiro de todos es general. De infarto. Y es que a Nacho le gustan las emociones. «Lo veo difícil, pero creo que al final lo van a conseguir», añade el cuñado. El pequeño de la familia es más contundente: «Vamos a quedar los primeros». Pues nada... Aunque con un poco menos también sirve. Junto a él, sus dos primas, Adriana y Naila d'Hers, a quienes en casa les han enseñado a sentir el verdiblanco por dentro. No faltó a la cita la colaboradora de El Diario, Sherezade Herrero, a la que hoy seguro que también le faltará algo al no poder estar en las gradas.

Al final del encuentro, todos eran ya de la misma 'peña'. La pena es que hoy no se verán donde más les gusta. Donde se comen las uñas y les faltan palmas para aplaudir a su equipo; donde el corazón golpetea azorado. Seguro que se las ingeniarán para estar lo más cerca posible de los suyos. Lo pasarán mal. Todos saben lo que comienza hoy y todos han cogido energía para aguantarla hasta el final. Cinco semanas de racinguismo desde la distancia. Preparénse.

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